LOS CELOS DE ALFONSO DE BARBASTRO


3.6. AMORES Y DESAMORES

179. LOS CELOS DE ALFONSO DE BARBASTRO (SIGLOS XII-XIII. BARBASTRO)

Como cantaba un juglar de la época, era conocido que don Alfonso de Barbastro estaba casado con Elvira, una hermosa y complaciente mujer, de la que su marido desconfiaba, máxime cuando sabía con certeza que Bascuel de Cutandala galanteaba en cuantas ocasiones tenía, aunque también es cierto que la dama no le correspondió nunca.

LOS CELOS DE ALFONSO DE BARBASTRO (SIGLOS XII-XIII. BARBASTRO)


Con sigilo, dado el caso, solicitó consejo a sus más íntimos amigos, tramando con ellos una estratagema plausible que le hiciera salir de dudas. Así es que comunicó Alfonso a Bascuel que iba a acudir en ayuda del rey de Leóncontra los musulmanes, y le pidió que le acompañara, puesto que el rey de Aragón no precisaba por entonces de sus servicios. Don Bascuel, como caballero que era, le contestó públicamente que le acompañaría, aunque es sabido que en privado manifestó todo lo contrario.

Ambos caballeros, tras preparar de forma concienzuda el viaje, salieron una tarde de Barbastro, en compañía de sus fieles escuderos. La primera etapa fue, por lo tanto, corta. Así es que al llegar la noche, amparados por la oscuridad y cada uno por su lado, don Alfonso y don Bascuel decidieron regresar a Barbastro.

Se presentó don Alfonso, el marido, en su casa haciéndose pasar por su rival, pero doña Elvira, que se dio cuenta del engaño, lo hizo apalear y encerrar hasta la mañana siguiente, mientras se entregaba a don Bascuel.

Cuando se hizo de día, doña Elvira reunió a sus vasallos que habían quedado en la ciudad y les refirió cómo don Bascuel había intentado deshonrarla, lo que provocó la ira de todos, que se aprestaron a tomarse la justicia por su mano. Así es que llegaron a la estancia donde creían estaba encerrado don Bascuel y se encontraron con el marido, produciéndose el natural desconcierto.

Don Alfonso se vio obligado a pedir perdón a su mujer y al propio don Bascuel, que dijo haber regresado a Barbastro al notar la ausencia de don Alfonso en el campamento.

[Raynouard, François, Choix des poésie originales des troubadours, págs. 398-414. Ubieto,Antonio, Historia de Aragón: Literatura medieval, I, págs. 357-358.]