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A Fala de Xálima , fala, fabla, habla, chapurriau

A Fala de Xálima

 http://falanti.eu/a-fala-de-xalima/

A Fala de Xálima , fala, fabla, habla, chapurriau

Las denominaciones de hablas o de fala son relativamente recientes puesto que éstas aparecen durante el transcurso del siglo pasado con los primeros estudios específicos llevados a cabo sobre este hecho lingüístico. A modo de de ejemplo, Daniel Berjano (1) escribe en 1909 al Sr. Menéndez Pidal, nombrándola como verdadera fabla de frontera, otros autores europeos las refieren en sus trabajos como hablas extremeñas. Es ya avanzado el siglo XX cuando realmente se acuña entre los académicos y estudiosos el término fala. Consideramos que esta denominación se ha afianzado definitivamente porque a los falantes, cuando se nos pregunta sobre nuestra peculiar forma de hablar, decimos que asina falamus de sempris y principalmente porque aun pecando de reiterativos, es fundamentalmente de forma hablada como se ha venido transmitiendo esta lengua; de ahí la unanimidad para nombrarla. Las personas de mayor edad, sobre todo un considerable número de falantis de Valverde del Fresno, todavía dicen que hablamos chapurraeo, chapurrao, chapurriau o chapurrau, incluso alguna vez se registró en este mismo pueblo el término cachipurrau. Estas etiquetas peyorativas pensamos que se inculcaron en el sentir común de la población de boca de las distintas personas que a lo largo de los años ocuparon puestos de poder o influencia en los distintos estamentos afincados en el enclave, como carabineros, policía fronteriza, curas, médicos, farmacéuticos, maestras y maestros… Ver origen término chapurriau , no es despectivo. Los medios de comunicación por otra parte y la facilidad actual de acceder a la información han procurado que se vaya desplazando aquel primer sobrenombre, frente a este nuevo de fala que, con el complemento de us tres lugaris (a fala dus tres lugaris), ha ido ganando terreno e imponiéndose en el territorio falante. Como decíamos, fueron las personas ajenas al val de Xálima las que inculcaron en la población la idea de que hablábamos mal una lengua y, fueron también, por otro lado, los investigadores tanto extranjeros como españoles los que por unanimidad se refirieron a nuestra lengua como “hablas, fablas o fala”; siendo ésta última la que se ha popularizado hasta el punto de que la propia Comunidad Autónoma de Extremadura la declara Bien de Interés Cultural en el año 2001 nombrándola “A Fala.” Siendo, tras el manifiesto firmado en Eljas el 3 de agosto de 1992 por los alcaldes de los tres pueblos del Val de Xálima, el primer documento mediante el que se protege un patrimonio intangible en Extremadura, otorgando a A Fala el mismo estatus que al resto del patrimonio histórico-arqueológico, monumental, artístico, científico…

 (1) Nació en Oviedo en 1853. Fue Registrador de la Propiedad de Hoyos y de Cáceres. Se casó en Villamiel con la mañega doña Francisca Simón Luis-Teniente de la que pronto enviudó, casándose a continuación con su cuñada Maria Paz. Se dedicó al estudio de la arqueología, fue miembro de la Real Academia de la Historia y de la de San Fernando, escribía los resultados de sus investigaciones sobre la Sierra de Gata en la Revista de Extremadura, publicación que ayudó a fundar. También tomó parte en la fundación del Museo Arqueológico de Cáceres.

 (2) DECRETO 45/2001, de 20 de marzo, por el que se declara Bien de Interés Cultural la «A Fala». http://doe.gobex.es/pdfs/doe/2001/360o/01040052.pdf

Viaje por la frontera de palabras

http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/comarcas/viaje-frontera-palabras_309491.html

El interior de la provincia de Castellón esconde sorpresas lingüísticas como los dialectos y localismos de los municipios de la frontera del valenciano y el castellano.

Llegan las vacaciones y una buena opción es el turismo lingüístico. Esto es, visitar zonas con dialectos o hablas peculiares y conversar con los lugareños. La frontera entre el valenciano y el castellano a lo largo de la provincia ofrece casos muy interesantes. Y también hermosos paisajes, para quien no le contente la lingüística

En el sur de la provincia la frontera idiomática discurre a tan solo 20 kilómetros del mar. En la villa de Chóvar, por ejemplo, se habla un castellano con confusión de la ese y la zeta y un cierto deje aragonés
Rafael Manzana, jubilado del lugar que pronuncia su apellido mansana, explica que "a las almendras les badamos la piel". Pero esta tarea se hace más pesada si los almendros se encuentran en lo alto de una rocha, que es como se conoce a las cuestas en la Sierra de Espadán.
Estos localismos no se dan solo en zonas rurales. Los habitantes de la Vall d´Uixó llaman coltxo al botijo de beber y antemós a una persona de corto entendimiento. Ya en el corazón de Espadán, Algimia de Almonacid genera palabras de origen incomprensible como litero, que significa tanto sol como calor. "Mira que está cascando un litero que bada las piedras", dice Pepe Calvo, natural de la localidad, al referirse a un día bochornoso. "Los de Alcudia nos dicen que al sol lo llamemos litero, pero lo cierto es que ellos hablan un chapurriau que no hay quien los entienda", explica. Y es que muchos lugareños denominan chapurriau a estas hablas limítrofes.

Desde Azuébar, César Ortín señala que "es raro ver personas hablando valenciano en el pueblo, pero lo comprendemos gracias a Canal 9". Lo cierto es que pocos habitantes de la zona se lanzan a hablarlo. Uno de ellos es Calvo, quien cuando es preguntado en valenciano contesta "poquet a poquet el parlaré". A este intento de hablar la lengua de Joanot Martorell suelen llamarlo churro. Un término que según Calvo no es despectivo, ya que sus orígenes "se remontan a los tiempos de la Reconquista, cuando los señores de la zona juraban lealtad a Jaime I. Cada uno de ellos decía jo jure, pero llegó el turno del señor de esta parte y soltó yo churro".