21-25


21. SALTERIO. Un volumen en folio en pergamino, de 414 páginas. Es del siglo XV. Al principio hay un Calendario, en el cual después de expresarse los días que tiene cada mes, y los días de la luna, también se expresan las horas que en aquel mes tiene el día y la noche.
Algún escritor ha supuesto que este Códice es del siglo XIV; pero no es así, porque en el Calendario se halla la fiesta de San Vicente Ferrer, y este Santo no fue canonizado hasta el siglo XV.
En el Códice que nos ocupa también está el oficio de difuntos. Merece mencionarse una nota que hay al final, que era peculiar del aniversario que se celebraba por cada Canónigo, a los treinta días de haber ocurrido su fallecimiento.
Son dignos así mismo de notarse los dos Himnos que hay en las últimas páginas, y se rezaban entonces en el oficio de San José, los cuales son totalmente distintos de los que se usan en el actual rezo.
Los tipos tan grandes de este Breviario, y el mucho uso que al parecer se hizo del mismo, manifiestan que sirvió largo tiempo en el coro para los señores Capitulares, cuando los Maitines eran a media noche.

22. LECCIONARIO. Un volumen en folio en pergamino, de 260 páginas. Es del siglo XIV. Al principio le falta una hoja, que se ha suplido con unas líneas de letra más moderna que se ven al comenzar la primera página.
En este Códice así como en otros de esta iglesia que tratan de liturgia, se observan algunas diferencias entre los ritos de aquella épocay los de la actual; así es que las lecciones del rezo canónico de algunos Santos son diversas de las que ahora se usan.
Consiste esto en que según la disciplina de aquel tiempo, cada iglesia, o cada diócesis, tenía sus ritos propios; lo cual fue derogado por Bula del Sumo Pontífice San Pío V, en la que se dispuso que todos los rezos de los Breviarios y Misales se conformasen con el rito Romano.

23. EL EVANGELIO DE SAN LÚCAS Y EL DE SAN JUAN. Un volumen en folio en pergamino, de 318 páginas. Es del siglo XIV. Al principio de cada uno de estos dos Evangelioshay un prólogo y una viñeta alusiva de muy buen gusto. Además de los Comentarios de Rábano Mauro, que están en el margen, hay entre las líneas del texto curiosas notas o glosas, escritas por el mismo que escribió el Códice. Posteriormente se pusieron más notas de otra mano.
Este Códice también es de los notables del archivo, por el buen gusto del escrito, y por las diversas combinaciones que se observan entre la letradel texto y la de los comentarios. Todo está con una perfección admirable. Llaman la atención los grandes márgenes de las páginas, tan extensos, que ocupan mucho más que el escrito; lo cual prueba el lujo con que hacían estos trabajos, y la importancia que se les daba hasta en la parte material.
Nótase así mismo que este Códice contiene tan sólo dos Evangelios; y es porque atendido el gran precio que tenían entonces los libros, a veces se subdividían los de la Sagrada Escritura, y otros, para facilitar más su estudio.

24. ARISTÓTELES. Un volumen en folio en pergamino, de 570 páginas. Es de últimos del siglo XIII o de principios del XIV. Contiene ocho libros de la obra que se titula Physicorum. Tratra del cielo y del mundo, de la generación y de la corrupción. Hay cuatro libros de los metèoros. Tres del alma, del sentido, de la memoria, del sueño y de la vigilia, de la longevidad y de la brevedad de la vida, de la juventud y de la vejez.
Son muy abundantes las notas de este Códice, puestas en el margen con diversas letras, que por la forma con que están, indican ser de épocas posteriores al tiempo en que se escribió el libro.

25. COMENTARIOS SOBRE LOS PREDICABLES DE PORFIRIO. PREDICAMENTOS Y PERIHERMENIASDE ARISTÓTELES. Un volumen en 4.° mayor prolongado, de 312 páginas. Es del siglo XIV. Está escrito su mayor parte en papel cartulina, pues sólo cada unas doce hojas hay dos folios en pergamino; no pudiéndose comprender el motivo de tal distribución, que también se nota en algunos otros Códices.
Al principio del que nos ocupa hay un prólogo, de letra sumamente pequeña, cuyas primeras líneas traducidas del latín dicen así: «Al nobilísimo Sr. D. Juan, nacido de Real linaje, hijo del Ilustre Rey de Aragón, su humilde subdito, Benedicto de Undis. Maestro en artes, que las enseña en Tolosa, etc.» Después, al comenzar los comentarios de otra de las partes de este libro, pone otra dedicatoria a dicho don Juan, hijo del Rey de Aragón.


16-20

16. CODLIBETOS DE FRAY RICARDO DE MEDIAVILLA, de la orden de San Francisco. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 96 páginas. Es del siglo XIV. Le falta el primer codlibeto. El segundo principia del siguiente modo, traducido del latín. «En nuestra controversia general se trataba de investigar algunas cosas de Dios y otras de la existencia, etc. Y después dice:» Estas cuestiones que siguen están sacadas de la Suma de dicho Maestro, y atañen a lo que manifiestan algunos doctores sobre ciertas cuestiones. La primera es, si Dios es infinito. La segunda, si hay alguna otra cosa fuera de Dios que sea infinita actu. Y la tercera, si las potencias de los ángeles son accidentes.» 

17. ALANO DE ANTIRUFINO, llamado también de Insusulis. Un volumen en 4.° mayor, de 154 páginas, escrito en papel cartulina. Es del siglo XV. Tiene un prólogo que comienza de este modo: Incipit prólogus Anticlaudiani Alani de Antirufino. Todo el libro es muy curioso, por la gran variedad de asuntos que expone, los cuales se indican en el margen con letras de color; y también por la forma del escrito, que está en verso o metro; y como las iniciales de cada linea se hallan algo separadas, resulta una caprichosa combinación, que revela muy buen gusto y grande paciencia en
el escribiente.
Después de este tratado, que ocupa la mayor parte del libro, hay treinta y tres Fábulas de Esopo, traducidas del griego al latín por D. Lorenzo Valense, Secretario del Rey D. Alfonso de Aragón, auxiliado del circunspecto Arnaldo Fonoleda. Así consta en una nota en latín que está al principio de dichas Fábulas. Y por último hay dos breves escritos, titulados el uno: Commentum super Argumentatione Marchi Tulii Ciceronis. Y el otro: Argumentatio perfectissima per M. T. C. feliciter incipit.

18. BREVIARIO CON EL SALTERIO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 626 páginas. Es del siglo XIV. Está adornado con letras de diferentes colores en el principio de cada oración; también hay viñetas de muy buen gusto. Es digna de notarse la Letanía, que se halla en el folio 51, por el gran número de Santos que se invocan, y por las peticiones que se hacen. Entre ellas están las siguientes, que traducimos del latín: «Que nos concedas la paz y concordia. Que nos instruyas en la disciplina regular. Que infundas la gracia del Espíritu Santo en nuestros corazones. Que visites nuestras casas, y consueles a todos los que habitan en ellas.» Esto manifiesta que dicho Breviarioera para el uso de esta catedral, cuando el Cabildo de aquella época vivía en comunidad.
En el folio 83 se ve la oración propia de San Onofre, que se añadió al texto y fue escrita posteriormente.
Se comprende que entonces en esta catedral había mucha devoción a dicho Santo; pues cuando la iglesia sólo llegaba a la capilla del Rosario, y había allí una puerta por donde se salía al claustro, en aquel sitio tenía un altar San Onofre. En el folio siguiente también está añadida en igual forma la oración propia de San Eligio.

19. JUAN ESCOTO. Comentarios sobre los libros 1.° y 3° del Maestro de las Sentencias.
Un tomo en folio en pergamino, de 362 páginas. Es del siglo XIV. Al principio hay un prólogo dividido en trece capítulos, que comprenden doce folios.
Los comentarios al libro primero del Maestro de las Sentencias ocupan casi las dos terceras partes del Códice. Al fin de dicho libro hay una nota que traducida del latín dice: «Concluye el libro primero de Fray Juan Scoto, doctor sútil, de la órdende Frayles Menores. Después sigue un índice, y al fin otra nota que dice: «Concluyen los títulos de las cuestiones del Doctor sútil Fray Juan Duns Scoto, de Frayles Menores, sobre el primer libro de las Sentencias.»
Luego hay algunas notas, y sigue el tercer libro. Al fin de este se ve otro índice. El Códice que nos ocupa se halla muy anotado en el margen del texto con diversas letras, que manifiestan haber sido escritas en diferentes épocas y por distintos autores.

20. SAN AGUSTÍN, SOBRE LA CIUDAD DE DIOS. Un volumen en folio en pergamino, de 760 páginas. Es del siglo XII. Está numerado hasta el folio 70. Al principio le faltanalgunas hojas, pues comienza en el folio 17. Cada uno de los 22 libros en que está dividida la obra, se indica por medio de una inicial adornada con dibujos de colores. Al fin del libro 22 hay una nota, que traducida del latín dice: «Concluye el libro vigésimo segundo de San Agustín Obispo, sobre la Ciudad de Dios.» Y después hay otra que dice así: «Terminado el libro, demos gracias a Cristo.» Siguen dos hojas más, y al fin otra nota que traducida dice: «Yo Nicolás Berguedano escribí lo que aquí se contiene, desde el mes de Mayo hasta el mes de Septiembre.»


Catálogo 11-15

11. Misal. Un volumen en 4.° en pergamino, de 280 páginas. Es del siglo XII. De este Misal histórico hacen mención varios escritores. Martorel lo cita en su Historia de Tortosa. También se ocupan del mismo el P. Risco en su «España Sagrada» y el P. Villanueva en su «Viaje literario.» 
Describiendo Martorel este Misal dice: «Está con cubiertas de finísima plata, y en ellas un Cristo pintado con esmalte de finísimos colores, clavados los dos pies en la Cruz con dos clavos, señal evidente de grande antigüedad, y a la otra parte un Salvador, y al derredor de él muchas piedras finas.» Hasta aquí Martorel.
Dichas piedras actualmente no están en el Misal. Es de creer que se sacaron por temor de que fueran robadas en algún sitio o guerra, dándoles después otro destino, pues antiguamente había mucha afición de adornar con piedras finas los ornamentos sagrados.
Las figuras de las cubiertas a que alude Martorel son de estilo bizantino, y están sobre una plancha de metal dorado. En una cubierta hay un Crucifijo, que tiene esta inscripción con abreviaturas: Iesus Nazarenus Rex Iudoeorum; a un lado está la imagen de la Santísima Virgen, con esta inscripción: María; y al otro la imagen de San Juan, con esta inscripción. Ioannes. En los ángulos superiores hay dos figuras de ángeles. Al lado de uno de ellos se lee: Sol; y al del otro: Luna.
En la otra cubierta hay una imagen del Salvador, que tiene en las manos un libro donde se lee: Ego sum qui sum. A los lados del Salvador están las iniciales de las palabras griegas Alpha et Omega; y en los ángulos de esta cubierta hay las figuras alegóricas de los cuatro evangelistas.
Los extremos o bordes de las dos cubiertas están circuidos con una plancha de plata. En la de una cara se lee: Sum Deus, et vendor. Sum Rex, et in hac cruce pendor. Y en la plancha de la otra cara dice: Adstans altari, pia mens gaude lacrimari.
Esta última inscripción se halla mutilada; lo que no es de estrañar atendidas las muchas vicisitudes que ha pasado este Misal, y las distintas veces que ha estado escondido, tal vez fuera de la catedral, para poder salvarlo.
En las crónicas y notas antiguas de esta iglesia se designa este Misal con el nombre de Misal de San Rufo, únicamente porque en él se halla la oración propia de dicho Santo. Pero conviene advertir, y lo hace constar el P. Villanueva en el tomo V de su «Viaje literario», que al encuadernarse hubo el descuido de truncar algunos folios, resultando que la oración propia de San Rufo no está en el lugar que corresponde, sino en el folio 61. Y lo mismo sucede con el Cánon de la Misa, como está allí anotado.
Es de creer que el Misal que nos ocupa debía destinarse para los Pontificales de los Prelados, y por eso se adornó con tanto lujo. Hay en el texto viñetas de muy buen gusto, según el estilo de aquel tiempo. Antes del Cánon se ven reproducidas las dos figuras del Cristo y del Salvador que están en las cubiertas; pero las del Cánon son de un dibujo más perfecto.
A propósito de estas figuras, se comprende que en aquella época debían estar muy en uso, al menos en esta iglesia; pues según veremos al reseñar otros Misales, casi todos los de aquel tiempo las tienen, con la particularidad de que aunque sean de dibujos más vulgares, todas concuerdan en el fondo, o sea en el Salvador, en el Cristo, y en las alegorías que tienen a los lados.

12. LAS CARTAS DE SAN PABLO. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 626 páginas. Es del siglo XIII. Contiene las cartas del Santo, y los comentarios de Rábano Mauro. Este sabio escritor, a quien ya hemos citado en el Códice de número 2, nació en Maguncia por los años de 776, y fue Arzobispo de dicha ciudad. Comentó la Sagrada Escritura, y por ello en algunos otros Códices que contienen libros de la Escritura, hacemos mención de sus comentarios. También escribió un Martirologio,Homilías, y Poesías religiosas, entre las cuales está el Himno Veni Creator Spiritus.
El Códice que nos ocupa como objeto de arte caligráfico es de los más notables del archivo. Está escrito en tres tipos o letras distintas. En medio, con caracteres muy grandes, se hallan las cartas de San Pablo; y a los lados circuyendo el texto, hay dos clases de comentarios; unos inmediatos al
texto, y otros más separados de letra muy diminuta y escrita con suma perfección.
Así en este Códice como en algunos otros de la misma época, se observa en el escrito una circunstancia que merece notarse. Las líneas de lápiz que suelen servir de pauta, no están al pie de las letras, sino entre una y otra línea o sea en el medio. No se sabe el motivo de colocarlas en esta
forma. De todos modos revela un gran pulso en el escribiente, el hacer las líneas con tanta rectitud, sin que las letras lleguen hasta el lápiz. Al principio y al fin de este Códice faltanalgunas hojas destruidas sin duda por la acción del tiempo.

13. ORACIONES DE LAS MISAS DE TODO EL AÑO. Un volumen en folio en pergamino, de 286 páginas. Es del siglo XIII. También hay un Calendario. Ante todo está el rito referente a la celebración del Sacramento del matrimonio. Se dice allí en primer lugar, que los matrimonios deben celebrarse públicamente, y que está prohibido celebrarlos: Desde el Adviento hasta la octava de Reyes. Desde Septuagésima hasta después de la octava de Pentecostés. Pero esto fue modificado posteriormente por el Concilio de Trento.
En los antiguos Códices solía ponerse alguna nota referente a hechos históricos. En el que reseñamos al final del folio 4.° se lee lo siguiente, que traducimos del latín. «Año 1352. El día primero de Agosto fue consagrado el Altar(o Ara) de San Esteban, por D. Bernardo, Arzobispo de Galatea» Este altar ahora no existe, y debió ser substituido por otro.
Después del folio 72, antes de los Prefacios de la Misa, hay una figura del Cristo y otra del Salvador, semejantes a las del Códice n.° 11, aunque el dibujo es de menos mérito, y los colores ya están muy deteriorados.

14. CAPÍTULOS Y ORACIONES DE TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 368 púginas. Es del siglo XIV. Está escrito con caracteres muy grandes, pues se comprende que este libro servía para el Canónigo Semanero, y entonces los Maitines y Laudeseran por la noche. Llama la atención una oraciónpropia, del rezo de Nuestra Señora de la Cinta, que está en una hoja de pergamino suelta, dentro de este Códice, al folio 173, escrita en letra que se conoce es de aquel mismo siglo. Esto manifiesta que ya se rezaba entonces dicha oración; lo cual confirma la tradición relativa a la aparición de la Santísima Virgen en esta catedral, y entrega de su Santa Cinta. Por ser un documento de mucho interés histórico lo copiamos literalmente. Dice así:

«Deus, qui Ecclesiam DertusensemBeatissimae Virginis Maríae Visitatione et Cingulodecorasti; ejus nobis intercesione concede, ut cingulo fidei et puritatis accinti, a cunctis peccatorum nexibus eruamur . Per Dominum...»

En el Códice núm. 81 de que trataremos más adelante, y que también es del siglo XIV, se halla esta oración en el mismo Capitulario, sin estar añadida en hoja suelta.
Son de notar así mismo las oraciones de Santo Tomás de Aquino y de San Vicente Ferrer, que están al margen con diferente letra; y es porque cuando se escribió este Capitulario dichos Santosaún no habían sido canonizados.

15. DIÁLOGOS DE PEDRO ALFONSO, ex Iudeo Christianus.
Así consta en una nota antigua que hay al principio de este libro, lo cual indica que el autor era Judío antes de su conversión. Está en 4.° mayor prolongado, y tiene 232 páginas en papel cartulina. Es del siglo XIII. Hállase dividido en 12 títulos, que tratan de diversos puntos de la religión cristiana. Al principio el autor pone lo siguiente, que traducimos del latín: «La gracia del Espíritu Santo nos asista. Amen.» Y después añade: «En nombre de la Santísima y Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principia el proemio de Pedro Alfonso, de Judío Cristiano.» Al fin del libro repite esto mismo, e invoca otra vez la divina gracia.


Catálogo 6-10


6. RAIMUNDO MARTÍN. EXPOSICIÓN DEL SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES.
Un tomo en 4.° de 138 páginas. Es de últimos del siglo XIII, o de principios del XIV. Está escrito parte en pergamino y parte en papel cartulina. En la primera página dice: Iste liber est sedis Dertusae«este libro es de la catedral de Tortosa»; pues antiguamente las palabras sede y catedral eran sinónimas.
Su autor Fray Raimundo Martín, fue un célebre dominico español que brilló a mediados del siglo XIII. Según se deduce de algunos párrafos, lo escribió por los años 1256 o 1257. Al hacer este trabajo, dice que se propuso instruir bien a los cristianos en los fundamentos de la religión católica, para poder rebatir los argumentos que solían proponerles los judíos y sarracenos, que entonces abundaban mucho en España. Pero atendido el gran fondo de doctrina que contiene este libro, y el estar en latín, parece indicar que se escribió principalmente para los párrocos y demás sacerdotes, a fin de que pudiesen instruir con facilidad al pueblo cristiano, y tuviesen al mismo tiempo razones y pruebas para convertir a los infieles.
Además tiene el singular mérito, de que como ya hemos dicho, el P. Denifle manifestó que no había visto ningún otro ejemplar en las muchas bibliotecas de Europa que ha examinado, y por ello ninguno de los bibliógrafos antiguos hace mención de este Códice. El expresado P. Denifle es el primero que ha dado noticia en una obra que publicó en alemán el año 1887.

7. BIBLIA SACRA. Un tomo en 4.° mayor prolongado, de 1.024 páginas. Es del siglo XIII. Está escrita en pergamino sumamente fino, de modo que por esto también es una especialidad, así como por la letra tan diminuta, hecha con una perfección admirable. En la parte superior de la primera plana hay una nota de época más moderna, que traducida del latíndice así: «Comienza la carta de San Jerónimo presbítero, sobre todos los libros de la historia divina « divinae historiae. Luego sigue el prólogo. Al fin del mismo hay otra nota en el margen que dice así: «Concluye la carta de San Jerónimo presbítero, sobre todos los libros de la historia divina» Después dice: «Comienza la carta de San Jerónimo presbítero, sobre el Pentatéucode Moisés.» A continuación sigue otro prólogo, y después el libro del Génesis.

En la confección de este Códice, además del gran trabajo que hubo reduciendo a tan pequeño volumen todo el texto de la Sagrada Escritura, se manifestó un gusto muy delicado en el ornato. Todas las iniciales de los capítulos están adornadas con preciosos dibujos de colores. También merecen notarse las viñetas del principio de cada libro de la Escritura, en las cuales se indica con figuras alegóricas algún suceso del mismo.
En el margen se ven algunas notas más modernas. Al final hay unos versos latinos sobre el asunto principal de cada libro de la Sagrada Escritura. Después sigue un índice alfabético que comprende muchos folios.

8 y 9. MISAL SEGÚN EL RITO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un tomo en folio de 474 páginas. fue impreso en Barcelona por Juan Rosembach el año 1524, habiéndose terminado la impresión el día 21 de Mayo de dicho año. Así consta en una nota impresa que hay al fin. La edición de este Misal se hizo en papel cartulina con algunas láminas y viñetas; pero todo en negro y de un estilo muy sencillo. En el archivo de esta catedral se conserva un ejemplar de la expresada edición sobre papel cartulina, que es el señalado con el número 8.
Mas el Cabildo de aquel tiempo utilizando la misma edición, dispuso que se imprimiese separadamente un ejemplar sobre pergamino,que también se conserva y en el inventario de estos Códices tiene el número 9.
El Cabildo lo hizo ilustrar con gran lujo, con viñetas doradas, y con tal profusión de dibujos y figuras de todas clases, que sería muy prolijo referir. El artista tuvo la feliz idea de no salir para ello del plan u orden del otro Misal; de modo que a la vista de éste, que está sin ilustrar y todo en negro, es como se puede comprender la riqueza y el mérito de los trabajos hechos en el Misal que nos ocupa.
Como el arte de la imprenta entonces todavía estaba formándose, digámoslo así, los tipos de letra de estos dos Misales aún son iguales al de los Códices manuscritos, y tienen las mismas abreviaturas, siendo muy probable que los tipos también fuesen de maderasegún se usaban en las primitivas impresiones.

10. MISAL. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 448 páginas. Es del siglo XI. Este Códice es sin duda el más antiguode todos los que existen en el archivo de esta catedral, pues fue escrito el año 1055. Así consta en el folio 18, vuelto, linea l.a
Lo que principalmente se observa en este curioso Misal, es que contenga tantas materias, que aunque a primera vista parecen distintas, no lo son si se atiende a que todas pertenecen a la sagrada liturgia. Para comprenderlo téngase presente la escasez de libros en aquellos tiempos, y los cuantiosos gastos que se ofrecían para poderlos adquirir; de ahí que un mismo libro o Misal servía para varios objetos, siendo como un repertorio litúrgico.
Al principio tiene un Calendario, con varias apuntaciones o notas históricas. Siguen luego muchas fórmulas de bendiciones,y unas Misas a canto llano. Después está el Cánon de la Misa; y a continuación varias oraciones y preces, según la liturgia de aquel tiempo, y una especie de catálogo de las penitenciasque se imponían entonces por los pecados públicos. También está el oficio de difuntos, con los responsoriospuestos en notas de música.


JORNADA QUINTA. NOVELA SEXTA.

JORNADA QUINTA. NOVELA SEXTA. 

Gian de Prócida, trobat en una jove volguda per nell y regalada al rey Federico, (re Federigo) per a sé cremat en ella es lligat a un poste, reconegut per Ruggieri de Loria, se salve y la pren per dona.

Gian de Prócida, trobat en una jove volguda per nell y regalada al rey Federico, per a sé cremat en ella es lligat a un poste, reconegut per Ruggieri de Loria, se salve y la pren per dona.


Acabada la história de Neifile, que mol habíe agradat a les donetes, li va maná la reina a Pampínea que ne contare un atra; ella, enseguida, eixecán la seua careta blanca, va escomensá:
grandíssimes forses, amables siñores, són les del Amor, y a grans fatigues y exorbitáns perills exposen als amáns, com per moltes coses contades avui y datres vegades, pot compéndres; pero no dixo de tornáu a probá en la ossadía de un jove enamorat.
Ischia es una isla que está mol prop de Nápoles, a la que antigamén hi va ñabé una joveneta mol guapa y alegre, de nom Restituta, y filla de un home noble de la isla que se díe Marín Bólgaro; ésta, a un mosset que ere de una isleta prop de Ischia, la isla Prócida, de nom Gian, volíe mes que a la seua vida, y ella an ell. Éste, no sol de día passáe a Ischia per a vórela, sino que moltes vegades u fée de nit. Un día, no habén trobat una barca, desde Prócida a Ischia habíe passat nadán, per a pugué vore, si datra cosa no podíe, al menos les parets de la casa de ella. Y durán estos amors tan ruéns va passá que, están la jove un día de estiu sola a la voreta del mar, anán de roca en roca desenganchán de les pedres pechines y atres clasques en un gaviñetet, se va vore a un puestet amagat per les rocotes, y allí, tan per la sombra com per la comodidat de una fon de aigua fresquíssima que ñabíe, habíen arribat en la seua fragata uns joves sissiliáns, que veníen de Nápols. Estos, veén sola a la majíssima jove, que encara no los veíe, an ells, van dessidí entre ells péndrela y emportássela; y tot va sé dessidit y fet. Los jovens, per mol que ella cridare, agarránla, la van pujá a la barca y la van portá a la fragata. Cuan van arribá a Calabria van escomensá a discutí quí se quedaríe en la jove y, en ressumen, tots la volíen, per lo que no trobán acuerdo entre ells, en temó de arribá a les mans y per ella arruiná los seus assuntos, van acordá regalálay al rey Federico de Sicilia, que entonses ere jove y se entreteníe mol en coses de estes. Una vegada a Palermo aixina u van fé. Al rey, veénla mol hermosa, li va agradá, pero com se sentíe fluix de salut, hasta que se sentiguere mes fort, va maná que fore tinguda a uns edifissis mol majos de un jardí seu al que díen La Cuba y que allí fore ben servida; y aixina se va fé. Lo abalot per lo rapte de la jove va sé gran per tota Ischia, y lo que mes los dolíe ere que no podíen sabé quí la habíe raptat. Pero Gianni, a qui mes que als demés li importabe, sense esperá pugué averiguáu a Ischia, sabén cap aón sen habíe anat la fragata, ne va fé armá una, va pujá an ella y tan pronte com va pugué, recorrén tota la costa desde lo Minerva hasta lo Scalea a Calabria, y per totes parts preguntán per la jove, li van di a Scalea que habíe sigut portada per los comersiáns sissiliáns a Palermo; en lo que Gianni se va fé portá cap allí, y después de mol buscá, sabén que la jove habíe sigut regalada al rey y per nell estabe vigilada a La Cuba, se va enfadá mol y va pedre la esperansa, no ya de pugué torná a tíndrela, sino de sol vórela.
Pero, retingut per l´amor, despedín la fragata, veén que per dingú ere conegut, allí se va quedá, y assobín passán per La Cuba va arribá a vórela un día a una finestra, y ella lo va vore an ell; en lo que los dos bastán conténs se van ficá. Veén Gianni que lo puesto estabe solitari, arrimánse com va pugué, li va parlá, y informat per nella de lo que teníe que fé si volíe parláli mes de prop, sen va aná, habén primé considerat en tots los detalles la disposissió del puesto, y esperán la nit, y dixán passá bona part de ella, allá va torná, y agarránse a puestos aon no se hauríe pogut enclavá una piqueta, al jardí que va entrá, y trobán allí una pértiga, a la finestra que li habíe enseñat la jove la va apoyá, y per nella en bastanta fassilidat va pujá.
La jove, pareixénli que ya habíe perdut lo honor per lo que se mostráe algo fura en ell al tems passat, pensán que a cap atre home mes dígnamen que an ell podíe entregás y pensán en que ell podíe tráurela de allí, habíe dessidit asseptá tots los seus dessichos, y per naixó habíe dixat la finestra uberta, per a que ell rápidamen puguere colás a dins. Gianni, trobánla uberta, en silénsio va entrá y se va gitá a la vora de la jove, que no dormíe, y ella, antes de passá a datres coses, li va manifestá tota la seua intensió, demanánli que la traguere de allí y se la emportare en ell; y Gianni li va di que res li agradaríe mes que fé alló, y que, sense falta, cuan se separare de ella, de tal manera ordenaríe les coses que la primera vegada que tornare allí se la emportaríe. Y después de aixó, abrassánse en grandíssim plaé, van chalá moltes vegades, y sense donássen cuenta se van quedá adormits la un als brassos del atre.
Lo rey, com ella li habíe agradat mol a primera vista, enrecordánsen de ella, se va sentí milló de salut y forses, y encara que ya casi clarejáe lo día, va pensá en aná a vórela un rato; y en algúns dels seus criats y lo camarlengo, en silénsio, sen van aná cap a La Cuba, y entrán als edifissis, fen obrí sense ruido la alcoba aon sabíe que dormíe la jove, allí va entrá en un gran cresol de oli ensés per dabán; y mirán lo llit, an ella y a Gianni, despullats y abrassats, va vore que estaben dormín. Enseguida se va enfadá mol, y tanta va sé la seua ira, que poc va faltá per a que allí, en un puñal que portabe al sinto, los matare. Después, mes calmat, jusgán que ere una cosa mol fea que consevol home, no ya un rey, matare a dos persones despullades que dormíen, se va contíndre, y va pensá fels morí en públic, cremats. Y giránse cap al compañ que teníe en ell, li va di:
- ¿Qué te pareix esta dona roína en qui había ficat la meua esperansa?
Y después li va preguntá si coneixíe al jove que habíe vingut a casa seua a féli tan gran ultraje y disgust. Aquell va contestá que no lo habíe vist may. Sen va aná lo rey, pos, enfadat, de la alcoba y va maná que los dos amáns, despullats com estaben, foren apresats y lligats, y al fés de día cla los portaren a Palermo y a la plassa, lligats a un poste en la esquena de un contra la del atre y hasta la hora de tercia foren tinguts allí, per a que pugueren sé vists per tots y después foren sucarrats com los de Monroch, tal com su mereixíen; y dit aixó sen va entorná cap a Palermo a la seua cámara mol enfadadot.
Anánsen lo rey, de repén mols se van aviá damún dels dos amáns y no sol los van despertá sino que rápidamen sense cap piedat los van agarrá y los van lligá. Veén aixó, los dos joves, mol dolguts y en temó de pedre la vida, van plorá y se van queixá. Van sé portats. segóns lo manamén del rey, a Palermo, y lligats a un poste a la plassa, com si fore lo pelleric, y dabán dels seus ulls se va prepará la lleña, les rames y les tees de melis per a enséndrela a la hora manada pel rey. Allí van acudí tots los de Palermo, hómens y dones, corrén a vore als dos amáns; los hómens tots veníen a mirá a la jove, y lo hermosa que ere per totes parts y lo ben feta alababen, com les dones, que a mirá al jove corríen, an ell per atra part se desféen en paraules per lo guapo y ben format que ere. Pero los desventurats amáns, avergoñínse mol, estaben en lo cap baix y plorán la seua mala sort, passán les hores, esperán la cruel mort minjats pel foc.
Y mentres aixina hasta la hora fixada eren tinguts, pregonánse per tot arreu la falta cometuda per nells y arribán als oíts de Ruggieri de Loria, home de inestimable valor y entonses almirán del rey, per a vórels sen va aná cap al puesto aon estaben lligats y arribat allí, primé va mirá a la jove y va alabá la seua hermosura, y después venín a mirá al jove, sense massa esfors lo va reconeixe; y arrimánse mes an ell, li va preguntá si ere Gianni de Prócida.
Gianni, alsán la cara y reconeixén al almirán, va contestá:
- Siñó meu, be vach sé aquell per qui preguntéu, pero estic a pun de dixá de séu.
Li va preguntá entonses lo almirán qué l´habíe portat an alló, a lo que Gianni va contestá: - Lo Amor y la ira del rey.
Se va fé lo almirán explicá mes la história, y habén sentit cóm habíe passat tot, y cuan ya sen anabe, lo va quirdá Gianni y li va di:
- ¡Ay, siñó meu! Si pot sé, li demano una radera grássia o mersé. -
Ruggeri li va preguntá: quina es esta mersé.
Gianni li va di:
- Vech que moriré pronte. Vull, pos, de grássia, que, com estic en esta jove, a qui mes que a la meua vida hay vullgut, y ella a mí, donánme la esquena, y ella a mí, que mos ficon cara a cara, per a que al vóreli la cara mentres me estiga morín puga anámen consolat. Ruggieri, en una sonriseta, li va di:
- Faré en gust que la veigues potsé tan que ten fartos de ella. Y separánse de ell, va maná an aquells a qui los habíe sigut ordenat ficá alló en dansa, que sense datra órde del rey, no teníen que fé mes de lo que ya habíen fet; y sense esperás, sen va aná cap al rey, al que, encara que lo veiguere enfadat, no va dixá de díli lo que pensáe, y li va di:
- Rey, ¿en qué te han ofés los dos joves que allí dal, a la plassa, has manat que siguen sucarrats?
Lo rey lay va di.
Va continuá Ruggieri:
- La falta que han fet u mereix, pero no de tú; y com les faltes mereixen un cástic, aixina los benefissis mereixen recompensa, ademés de la grássia y la misericordia. ¿Saps quí són eixos a qui vols cremá?
Lo rey va contestá que no.
Va di entonses Ruggieri:
- Vull que u sápies per a que veigues cuán discretamen te abandones als impulsos de la ira. Lo jove es fill de Landolfo de Prócida, germá carnal de micer Gian de Prócida per obra de qui eres rey y siñó de esta isla; la jove es filla de Marín Bólgaro, y lo seu poder fa avui que lo teu señorío no sigue expulsat de Sicilia. Són, ademés de aixó, joves que llárgamen se han volgut y espentats per l´amor y no per lo dessich de desafiá la teua señoría, han acudit al pecat, si se pot di pecat. Per lo que ¿cóm vols féls morí cuan en grandíssims plaés y preséns hauríes de honráls?
Lo rey, sentín aixó y sersioránse de que Ruggieri díe la verdat, no sol no va prossedí a fé lo pijó contra ells sino que se va arrepentí de lo que habíe fet, per lo que incontinenti (a escape) va maná que los dos jovens foren deslligats de la estaca o poste y portats dabán dell; y aixina se va fé. Y habén sabut del tot la seua condissió va pensá que en honors y en dons teníe que compensá la ofensa; y fénlos vestí honorablemén, a Gianni lo va fé casás en la joveneta, y fénlos magnífics regalos o preséns, ben conténs los va enviá cap a casa seua, aon van sé ressibits en grandíssima festa, y mols añs van viure juns y felísos.


CATÁLOGO DE LOS CÓDICES.

CATÁLOGO DE LOS CÓDICES.

Indicadas en los capítulos anterioresalgunas ideas generales sobre los Códices de esta iglesia, los reseñaremos como hemos dicho, siguiendo el orden que tienen en el Inventario de los señores Denifle y Chatelain.

1. CUESTIONES CODLIBETALES DE STO. TOMÁS DE AQUINO. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 116 páginas. Es del siglo XIII. Al principio le faltan algunas hojas. Después del codlibetoquinto hay una nota, que traducida del latín dice así: «Este codlibeto lo concluyó Fray Tomás de Aquino, de la orden de predicadores, en París el año del Señor 1271, en los días próximos al Nacimiento del Señor.»
Aunque esta fecha no se refiere al Códice, sino al codlibeto que escribió el Santo, las condiciones del libro de que tratamos y la antigüedad que revela, hacen presumir con fundamento que se escribió cuando aún vivía Santo Tomás. Nótese a propósito de esto, que aún se le designa con el nombre de Fray Tomás de Aquino.
En este Códice faltan los codlibetosprimero y cuarto. El último codlibeto es el undécimo. Al fin del séptimo se leen las siguientes palabras que solían ponerse al concluir los Códices antiguos, las cuales traducidas del latín dicen lo que sigue: «Este Códice ha sido escrito; el que lo escribió sea bendito.»

2. PARTE DE LA BIBLIA. Comprende los libros de Josué, los Jueces, primero de Esdras,Judit, Ester, Tobías, y los de los Macabeos.Un volumen en folio en pergamino, de 560 páginas. Es de principios del siglo XIII. Hay otros Códices, que según veremos, contienen otros libros de la Biblia escritos en igual forma que el que nos ocupa. Todos llevan los comentarios de Rábano Mauro, uno de los escritores más fecundos del siglo IX.
Este Códice es de los más notables del archivo. Además del texto hay dos clases de notas, escritas con una pulcritud admirable. Al principio de cada libro hay una preciosa viñeta con dorados de mucho mérito que se conservan perfectamente.

3. EL DECRETO DE GRACIANO. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 596 páginas. Es del siglo XIV. En el margen están los comentarios de Bartolomé de Brescia, profesor de derecho canónico en la Universidad de Bolonia, en tiempo del Papa Gregorio IX.Este Códice se distingue por la gran profusión de dibujos de colores, y por la multitud de letras adornadas. Lo están así mismo todas las iniciales de cada párrafo.
Las viñetas también son de muy buen gusto. En ellas se ven las figuras de muchos Obispos,pues como la materia que se trata es de derecho canónico, por lo general dichas figuras aluden al asunto del cánon que se expone. Faltan en este Códice muchas viñetas que fueron cortadas, lo cual
manifiesta las vicisitudes que han pasado estos libros. Además le faltan algunas hojas al principio y al fin. 

4. SANTO TOMÁS DE AQUINO. DE LA VERDAD DE LA FÉ CATÓLICA CONTRA LOS ERRORES DE LOS INFIELES. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 592 páginas. Es de últimos del siglo XIII o de principios del XIV. En el margen hay algunas notas que se conoce son de época posterior. Comienza así, traducido del latín: «Libro de la verdad de la fé contra los errores de los infieles, compuesto por Fray Tomás de Aquino, de la orden de Padres predicadores». Al final hay una nota que traducida dice: «Terminado el libro, sea alabanza y gloria a Cristo.»


5. SALTERIO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 610 páginas. Es del siglo XIV. Al principio faltan dos o tres hojas. Contiene también las letaníasde los Santos y varias preces. Este Códice es una verdadera especialidad, y se distingue entre los otros de un modo notable, por la multitud y riqueza de los adornos. Todo es de un gran mérito. Como cuando se compuso este libro el Sr. Obispo y los Canónigos de esta catedral vivían en comunidad, es de creer que su objeto era para usarlo el Prelado en el coro los días más solemnes.
Difícil es reseñar, aún en compendio, las bellezas artísticas de este Códice. Al principio de cada salmohay preciosas viñetas, de distintas formas, con dorados y colores finísimos; siendo de notar que la multitud de figuras que allí se ven, todas son de capricho o fantásticas, constituyendo un verdadero repertorio. Además todas las letras mayúsculas, que son innumerables, y las iniciales de cada párrafo, están dibujadas con el mayor gusto, intercalándose unas con adornos de oro, y otras con dibujos de colores.
Pero se distinguen principalmente seis páginas, en distintas partes del libro, donde el escritor o dibujante parece que quiso hacer gala de su inspiración. Toda la página está orlada con figuras de varias clases perfectamente dibujadas. También hay otras figuras alegóricas, que expresan con suma propiedad la idea contenida en las primeras palabras del salmo que allí principia.
catálogo 6-10

Los Códices son un honor de esta Iglesia. Examinándolos se aumenta la fé.

V. 

Los Códices son un honor de esta Iglesia. Examinándolos se aumenta la fé.

Haciendo mención otra vez del notable trabajo de los distinguidos archivistasseñores Denifle y Chatelain, su Inventario de los Códices de la catedral de Tortosa es de un gran mérito, y revela que los autores no sólo son muy expertos en esta clase de estudios, sino que además conocen bien los archivos y principales bibliotecasde Europa; porque al clasificar algunos de dichos libros, hacen referencia a los de otras bibliotecas, demostrando con ello una erudición muy digna de elogio.

Siguiendo, pues, el mismo orden de dicho Inventario, daremos a conocer los Códices de esta catedral, tomando por base las clasificaciones de aquellos archivistas respecto al siglo en que fue escrito cada Códice. Creemos prestar con ello un servicio a la historia en general, y particularmente a la de esta iglesia, vindicando además a los siglos pasados de las falsas imputaciones de, obscurantistas, retrógrados, etc.

Otra observación nos ocurre al hojear estos voluminosos Códices, escritos casi todos en pergamino, con caractéres que son verdaderos objetos de arte, y muchos de ellos adornados con preciosas viñetas y dibujos del major gusto. Es, que al pensar que todo era para adquirir y propagar la ciencia, que se exhibía engalanada con tanto lujo y esplendor; preciso es reconocer la importancia que entonces se daba al estudio, cuando de tal modo se prodigaban los atractivos a fin de hacerlo más agradable y honroso.

Y si a esto se añade que la Iglesia, institución divina y civilizadora, cumpliendo con su elevada misión de difundir la luz en el mundo, empleaba cuantiosas sumas para ilustrar al clero, al efecto de que este instruyese después a los fieles; dígase, si reflexionando esto no es la más negra ingratitud e injusticia, pretender negar a la Iglesia el título de primera Maestra de la humanidad, y centro de toda cultura y civilización, como lo es realmente.

También nos ocurre otra idea al examinarlos Códices, principalmente los que tratan de asuntos religiosos o de sagrada liturgia.

Cuando uno observa la inconstancia de las cosas humanas, y esa tendencia a cambiarlo todo, de tal manera, que cada época se distingue por sus aficiones y estilos; y hoy no gusta lo que se admiraba ayer, porque el deseo de la novedad parece que sea condición inherente al hombre; viendo, pues, esto, y observando por otra parte que en medio de esta habitual inconstancia, se levanta majestuosa la figura de la Iglesia, firme en sus principios y constante en sus ritos y tradiciones, desde luego se ha de deducir que una mano superior debe dirigirla.

Esta reflexión se ofrece al ver en un Códice del siglo XI igual Cánon de la Misa que el que se usa en la actualidad. Lo propio sucede con los demás Códices que contienen libros de la Sagrada Escritura, o de los Santos Padres, que habiendo sido escritos por amanuenses de distintas épocas y naciones, no aparece en ellos la más leve discrepancia en todo lo que concierne a la doctrina católica.

Es muy cierto que al examinar los Códices se aviva la fé. Más de una vez hemos presenciado en el archivo de esta catedral, que han hecho manifestaciones en este sentido personas indifentes en materias religiosas, las cuales comenzando por hojear los Códices por mera curiosidad, concluyeron admirando los dogmas y enseñanzas de la religión católica, y la constante solicitud de la Iglesia al conservar el sagradodepósito de su doctrina, con la mayor pureza, por medio de los Códices.

Luego no exajeramos al decir que examinando estos libros la fé aumenta. Porque si al contemplar nuestras grandes catedrales, obra de siglos, donde una larga serie de generaciones empleó sus esfuerzos y recursos para llevarlas a término, deducimos con fundamento, que tanta constancia y sacrificios no se conciben sin que la fé guiase los trabajos, y alentase a todos con la esperanza de eterna recompensa; iguales reflexiones ocurren al ver un Códice, en el que se empleó un buen número de años, y donde el escritor se ocupó días y noches en un trabajo monótono, practicado con tal paciencia que excede toda ponderación. Ni se concibe tampoco la abnegación de los que pagaban gastos tan enormes, en épocas de gran penuria, si lo que se escribía en dichos libros no contuviese verdades y máximas en las cuales se funda la esperanza de la felicidad en la otra vida.

Todo influye a mirar con respeto los Códices; ya sea por lo que se refieren al arte, ya también considerándolos bajo su aspecto histórico y religioso.