https://www.lacomarca.net/amics-del-chapurriau/
Toda mi más enhorabuena y felicitaciones a la nueva asociación nacida en defensa de la lengua propia del Matarraña. Tienen un enorme trabajo por delante para su dignificación y conservación, empezando por la normalización de la misma en todos los pueblos de la comarca. No sé qué vocabulario y normas gramaticales escogerán, si las más usuales de Valderrobres, o las de Calaceite, o las de Valjunquera, o las de la Cerollera, o las de Aguaviva; si las de las zonas bajas o altas; si las próximas del Algás o las del Mezquín.
L'Agüelo Sebeta de Valjunquera escriu en chapurriau y no li fa falta cap normalisasió.
Para ello es muy importante un buen trabajo de base recopilando las palabras propias y formas gramaticales de cada pueblo y si pudiera ser las que utilizaban nuestros abuelos y antepasados. El momento es trascendental, puesto que la castellanización o también el estándar catalán avanzan de manera imparable introduciendo nuevas palabras en detrimento de las propias de nuestros pueblos utilizadas en pasadas generaciones. Sería muy oportuno contar con el soporte y colaboración de lingüistas y filólogos de la Universidad de Zaragoza, y también con los oriundos de nuestra zona, puesto que ellos son los especialistas. El tema no es baladí y no sería serio obviar a los profesionales formados al respecto y no hacer caso a sus conclusiones académicas. Como ya he explicado en multitud de ocasiones el nombre escogido para nuestra lengua a mí personalmente no me gusta, pero es también para mí lo menos importante. Preferiría, si se le tiene tirria a todo lo que suena a catalán, una denominación como Matarrañenc o Valderrobrí o Calaceità o Queretà, a modo como los de Fraga denominan a su habla fragatí o los de Valencia, valencià, o los de la Vall de Arán, aranés a su preciosa lengua occitana.
Lo importante es que haya interés en conservar y recuperar el habla que nos han enseñado nuestros mayores y que como ciudadanos del siglo XXI podamos utilizarla de manera hablada y escrita. Y que en un estado avanzado como el español, europeo, sea respetada y promovida.
Sería bueno que el “chapurriau”, o como se le quiera denominar a nuestra lengua, se utilizase en los plenos de nuestros Ayuntamientos, en los bandos municipales, en los pregones de fiestas, en la escuela, en el instituto, en las misas de los domingos y actividades religiosas, en los letreros indicadores de las carreteras, etc., etc., o sea en el cada día de los vecinos de nuestros pueblos. Nuestra lengua al igual que la castellana es preciosa y se merece el mismo trato. ¿O no? ¿O somos de segunda? ¿O somos algo raro y curioso como alguna de las pocas tribus que quedan en el África que todavía no saben escribir en su lengua materna? Por ello todo mi soporte a la nueva asociación y al enorme trabajo que tienen por delante, siempre que su objetivo sea conservar, recuperar y dignificar nuestra habla. La lengua propia y secular del Matarraña.
http://chapurriau.blogspot.com/2017/08/origen-terme-chapurriau.html como mínimo es anterior a la gramática de Fabra.
Ja ja ja, los de Franja Viva no agarren lo sentit de Camps !
Pedro J. Bel Caldú
Con ese apoyo, Juan Luis Camps muestra su espíritu conciliador y favorable a la convivencia pacífica de la gente de nuestras comarcas, amenazada de división y enfrentamiento por cuestiones identitarias, más que por disfrazadas diferencias lingüísticas. ¡Buena falta nos hacen los espíritus conciliadores!
Y digo que sorprende agradablemente, porque Juan Luis ha presidido y creo que aún forma parte de la junta directiva de ASCUMA. Una asociación cultural, nacida con una evidente intención cultural, pero cuya actividad ha derivado hasta convertirse en un astuto “Caballo de Troya”, al servicio del catalanismo independentista. Algunos de los integrantes de la Junta Directiva de ASCUMA, responsables de esta deriva, concretamente el Dr. Quintana y D. José Miguel Gracia, propiciaron en La Codoñera, hace algún tiempo, graves enfrentamientos y altercados por cuestiones lingüísticas e identitarias.
Juan Luis, en su escrito, teme las graves dificultades que llevará consigo la normalización de variantes lingüísticas que se proponen los amigos del chapurriau y no le falta razón. Yo me temo que, a él, le va a resultar más difícil todavía, imbuir a sus compañeros de junta del espíritu conciliador que inspira su escrito. Para ello tendrían que asumir: que esto es Aragón y que aquí no queremos “malos rollos”; que la Franja de Ponent, ese país catalán que ellos han inventado e intentan potenciar, sólo existe en sus mentes quiméricas; que la gente de aquí quiere seguir hablando “com natros” y que no nos calienten la cabeza con conceptos tan rebuscados como el “auto odio”; que no alteren nuestra paz y nuestra convivencia secular, como se ha hecho tantas veces desde Cataluña. ¡Ah…y que no traten de “fachas” a todos los que no comparten sus retorcidas ideas!