Gemegá

Gemegá

GEMEGAR (i ant. i dial. gemecar). v. intr.: cast. gemir

Gemego, gemegues, gemegue, gemegam, gemegau, gemeguen


|| 1. Fer gemecs (de dolor, de pena). Sospira e jamega per les injúries que a tu són fetes, Genebreda Cons. 71. Souint lo qui's riu gemeca y sospira, Passi cobles 34. No us cal gemegar ab llàgrimes falses, «Cancion muy gentil» (Cançon. Sat. Val.) 49. La muller de Xantus, plorant y gemegant entrà en la cambra, Isop Faules 11. a) usat com a tr. en aquesta frase: Ell gemega sa desditxa, Lacavalleria Gazoph. 


|| 2. Fer soroll planyívol, com semblant a un gemec de dolor. Corbs e molts altres aucells gemegants agrament, Metge Somni iii. Damunt l'esberla que més fort gemega, Canigó ix. La palanca cruixia com gemegant al pas de tanta carn, Pons Auca 189. Y arbre y entenes van gemegant, Salvà Poes. 143. 


|| 3. fig. Sentir-se oprimit. Anys fa que Palestina, minvant, sota l'assot de la secor, gemega, Alcover Poem. Bíbl. 71.
    Refr.

—«Qui gemega, ja ha rebut»: es diu al·ludint al qui es queixa d'una desgràcia ja consumada, que no té remei.
    Fon.: 
ʒəməɣá (or., bal.); ʤemeɣá (occ.); ʤemekáɾ (Cast.); ʧemekáɾ (Val.); ʒəməʝá (Palma, Manacor, Pollença).
    Etim.: 
del llatí *gemĭcaremat. sign.

Ñaulá

Dcvb

nyaular

A Beseit, ñaule un gos, si li has fet mal, no es lladrá,
au au au au ! 
Ñau,ñau, onomatopeya dels crits del gos

Escarbá

Escarbá

Esgarrapá , escarcotá (Tamarite ? )

ESCARBAR v. tr. 

|| 1. Gratar; separar una cosa d'una altra per frotació (occ., val.); cast. escarbar. Terra movia quasi escarbant e escrodinyant, SVF Quar. 166. Escarbar el foc: furgar amb el burxó per avivar el foc. Escarbar les orelles: gratar les orelles per netejar-les. Escarbar les dents: burxar entre les dents per llevar-ne les partícules d'aliment o altres cossos estranys (val.). 
|| 2. fig. Procurar diligentment de saber o d'obtenir una cosa secreta, difícil, etc.; cast. escarbar. Y encara que'l vell fenir se coneix, | no vol que u coneguen... ans pensa, fabrica, regira y escarba | per fer ab què's faça per jove tenir,Proc. olives 1901. 
|| 3. Prendre, robar (en l'argot dels malfactors barcelonins). C. Vallmitjana Crimin. 59; Wagner Argot 56.
    Fon.: 
əskəɾβá (Barc.); askaɾβá (Ll., Tortosa); eskaɾβáɾ (Val.).
    Etim.: 
pres del castescarbar.


https://es.m.wiktionary.org/wiki/escarbar

Joaquín Martí Gadea, lingüista , valensiá

Pitos y flautes , Joaquín Martí Gadea
Llibre disponible a todocoleccion

Se pot guardá la imache y fela gran per a vórela milló


Joaquín Martí Gadea (1837 - 1920) fue un lingüista y religioso español, investigador de la lengua valenciana.

Joaquín Martí y Gadea, foto, blang y negre, lingüista

Nació en Balones (Alicante) en 1837. A los 17 años ingresó en el Seminario; fue párroco de diversos pueblos hasta que fue destinado a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles de Mislata (Valencia), donde escribió su importante obra lexicográfica y narrativa.
En 1881 escribió el primer fascículo de su Diccionario valenciano-castellano que sufragó de su propio bolsillo. En 1904 publicó la Burromaquia alicantina, en donde simula un congreso de burros en un pinar de su pueblo.
El pueblo de Mislata le dedicó la conocida popularmente como calle del molino en su honor, ubicada entre la plaza del Conde de Aranda y la calle Mayor. Esta calle, enclavada dentro del popular barrio de la Morería, forma parte del itinerario habitual de las procesiones de la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles.


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Al castellet de Billeneta

Cuant pase p'el portet de Billeneta
que per mes señes sempre 's fá pesát,
me sole parar no mes una miqueta,
Mirant el castellet que hia'l costát.


Tú dices que no me quieres
porque soy bajito y pobre;
para casarme contigo
soy más alto que una torre.

//

Un borracho se murió
y dejó en el testamento,
que lo enterrasen en viña 
Para chupar los sarmientos.


Vocabulario valenciano castellano, Martí Gadea, en secciones



Gafes del ofisi, Joaquín Martí y Gadea


Un ahuelo sense nets ni netes, pitos, flautes, Martí Gadea





Cataluña imitando lengua valenciana

Hacia 1600, Andreu Bosch se desesperaba por la tendencia extendida en Cataluña de dar supremacía “e imitar a la Lengua Valenciana” (Títols d´honor. Perpinyà, 1628).

Esta influencia también afectaba al mismo Bosch, pues, aunque critica que sus compatriotas “mudaran la vocal a, en e” (p. 27) razonaba que escribir “las nostras ciencias” era menos correcto que “les nostres ciencies”.

En las mismas fechas, el catalán Onofre Pou, con su “Thesaurus”, llevaba hasta Perpignan el léxico valenciano: otonyo (no tardor), chiquet y chiqueta, iglesies, chulla, mija, servisis, carchofa, giner, puncha, etc.

Con esta inmersión idiomática (deseada, no impuesta), una parte de Cataluña y Aragón valencianizaron su idioma a fines del siglo XVI. Fuera de esta influencia quedaron la parte oriental del territorio, incluida Barcelona. Eran tiempos en que el mismo Cervantes diferenciaba la dulzura del valenciano de la rudalengua gascona y catalana” (Quijote, II, Cap. 60), aludiendo erróneamente al occitano como gascón.

Relacionado con el problema actual, un rotativo catalán reconocía que: “la independencia de un país ha Ilevado a codificar como una lengua distinta la que se consideraba dialecto. Así lo hizo Noruega a comienzos de siglo respecto al danés. Y así está ocurriendo hoy en la antigua Yugoslavia donde el serbo croata, codificado a mitad del siglo pasado y lengua común en la Yugoslavia de Tito, se ha escindido en cinco lenguas distintas. En las últimas conversaciones de paz en territorio norteamericano croatas, serbios y bosnios se presentaron acompañados de sus respectivos intérpretes para traducir unas lenguas que los expertos consideran que difieren menos entre sí que el catalán y el valenciano” (“La Vanguardia”, 10IV-96).

/Nota de Moncho, mi pareja Violeta, búlgara, habla con macedonios, serbios en búlgaro y se entienden/

Aquí sucede lo contrario. Las oficinas de inmersión (especialmente en las Universidades de Alicante, Castellón y Valencia) compiten para ver cuál catalaniza más eficazmente, arrinconando al valenciano y español. Alegremente, con dinero del contribuyente, editan libro tras libro con la finalidad citada. Prototipo de estos ejemplares sería “Els valencians i la Ilengua normativa” (Generalidad, 1995); ensayo sembrador de confusión que, por ejemplo, afirma que el adjetivo “petit” está vivo en Alcoy, criticando al diccionario del GAV por negarlo.

Una cosa es que autores como FuIlana, ingenuamente, recogieran arcaísmos como “esser o freturar” y palabras fronterizas; y otra muy distinta es utilizar como prueba de idioma vivo el léxico de los alumnos alcoyanos víctimas de la inmersión, o el de los funcionarios reciclados en catalán.

El autor , olvidando que no está arriba del Cenia, escribe “vuit, gener, mica, amb, mots, seva, tasca”, y condena el léxico (bellea, giner, chiquet…) que en 1600 era publicado en Perpignan como paradigma de culto.

Igual finalidad busca “Obres impreses en català al País Valencià” (Diputación de Valencia, 1989), donde figuran Blasco Ibáñez y Martí y Gadea como escritores “en catalán”.

Curiosamente, si hubo un autor preocupado por la lengua valenciana fue precisamente Joaquín Martí y Gadea, que pasó su vida tratando de conocer el alma de “nostre Reyne de Valencia” (él escribía Reyne).

joaquin-marti-gadea-linguista-valensia

Martí y Gadea destacaba la singularidad de “La Llengua valenciana, per la riquea de veus, modismes y gracia (…) superant a la catalana” (Gadea: Tipos,1908, p. 298). EI alcoyano (de Balones) defendía su autonomía respecto de la catalana, algo que también oculta del lexicólogo Corominas, saqueador impenitente de la obra de Martí y Gadea, de la que selecciona lo concordante con su teoría inmersora.

http://bivaldi.gva.es/

Por mucho que manipulen, la lengua de Martí y Gadea es distinta a la del norte. Valga de ejemplo estas frases, respetando ortografía y léxico del alcoyano: “U que va pedre en Alcoy, ariava en peus de plom. Com es riurán de nosatros els companyers, per tindre rellongesarena y de boljaca. La Llonja te riquea y bellea. Els jagants junt a la casa vestuari. La sencillea y el títul d´atre; vorán y llegirán els articuls per primera vegá els jovens, ahon hia festa. En el sigle dènau contava en tres millóns en dinés, terrés y molíns de paper”. Gadea depuraba su léxico y adoptaba libremente vocablos foráneos, sin imposiciones; aunque sean discutibles algunos. Por ejemplo, él (lo mismo que todos los valencianos en 1900), no usaba la preposición “fins”; prefería escribir el neologismo “dasta”, por coherencia con el habla viva. Lo de “fins” lo reservaba para traducir el plural del adjetivo castellano fino: “Alicantins, pocs y fins”, locución de origen alcoyano que incluye en “Tipos y modismes”.

Pero las decisiones sobre el rechazo o aceptación referentes al idioma las debieran tomar los valencianos (no los inmersionistas del catalán, claro). Todas las innovaciones léxicas y gramaticales que el pueblo valenciano ha ido incorporando a su idioma son “científicamente” desprestigiadas, puestas en la lista de indeseables y -como es sabido- sustituidas por las dictadas por el Institut d´'Estudis Catalans. Y lo peor es que estos culturicidas viven de los impuestos.

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Carta, Josep Tarradellas, La Vanguardia, 1981

Via muro Juan Pablo de la Fuente

Creo que en estos momentos resulta muy adecuado releer la carta que el Molt Honorable Josep Tarradellas escribió al Director de La Vanguardia el 16 de abril de 1981.

Aunque os parezca un poco larga, ruego a aquellos que no la conozcan que la lean. Y a los que ya la conocen, que la recuerden.

En Tarradellas se unían tres cualidades que hace que esta carta sea de obligada lectura:

1.- Amor incondicional a Cataluña
2.- Profundo conocimiento de lo que ya estaba pasando en 1981 con la llegada de Pujol al poder
3.- Preclara inteligencia para ver con claridad a donde nos llevarían esas acciones. Por desgracia, ahora, en 2017, sus palabras resultan proféticas.

Carta, Josep Tarradellas, La Vanguardia, 1981


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“Mi querido amigo:
Al día siguiente de nuestra conversación del 25 de marzo quería escribirle (…) Siendo como es usted castellano viejo y al mismo tiempo un ciutadà de Catalunya (…) le escribo hoy.
Para empezar, sepa que al día siguiente de haber tomado posesión el nuevo presidente de la Generalitat, es decir, el 9 de mayo del año pasado, manifesté que se había roto una etapa que había comenzado con esplendor, confianza e ilusión el 24 de octubre de 1977, y que tenía el presentimiento de que iba a iniciarse otra que nos conduciría a la ruptura de los vínculos de comprensión, buen entendimiento y acuerdos constantes que durante mi mandato habían existido entre Cataluña y el Gobierno. Todo nos llevaría a una situación que nos haría recordar otros tiempos muy tristes y desgraciados para nuestro país. En primer lugar, porque todo me hacía prever que las inmejorables y afectuosas relaciones que existían con las autoridades civiles y militares del Estado en Cataluña, que tanto y tanto me costó conseguir, de ahora en adelante se irían deteriorando y acabarían por ser tirantes, y comportarían situaciones muy difíciles para la aplicación del Estatuto.
Después (…) era inevitable la ruptura de la unidad de nuestro pueblo. (…)
Ya sabe que por encargo del presidente Suárez, fui delegado del Gobierno para dar posesión de la presidencia de la Generalitat de Cataluña al señor Jordi Pujol. Días antes, le indiqué que me parecía normal que en este acto acabara mi parlamento con las palabras tradicionales de siempre, es decir, gritando vivas a Cataluña y a España. Esta propuesta me parecía lógica, pero con gran sorpresa no fue aceptada. (…)
Ya sabía que él solamente quería tener presente a Cataluña, pero para mí esto era inaceptable: eran ambos pueblos los que debían ir unidos en sus anhelos comunes (…) Entonces, y ante una situación tan enojosa, decidí no tener presente lo que hasta entonces había hecho en todos los actos oficiales. Hoy, al pensar en ello con calma, creo que no podía hacer otra cosa si quería evitar un escándalo de consecuencias imprevisibles.
Estoy seguro de que el presidente Pujol consideraba normal esta actitud, porque afirmaba una vez más su conducta nacionalista, que era y todavía es hoy la de utilizar todos los medios a su alcance para manifestar públicamente su posición encaminada a hacer posible la victoria de sus ideologías frente a España. (…) el hecho de que el presidente Garaicoechea también comparta su pensamiento y actitud en esta cuestión, debía entender (…) que les permitiría por tanto ser más exigentes con el Gobierno del Estado.
Al día siguiente voces autorizadas del Gobierno me preguntaban en forma amistosa qué era lo que había ocurrido (…). Preferí callar, aunque ello me acarreó disgustos, pero de ninguna manera podía defenderme, ya que esto podría representar que la actitud del presidente Pujol se hiciera pública y en consecuencia, que se iniciara en todas partes, y principalmente en todos los demás pueblos de España, una campaña de la cual Cataluña podía salir muy perjudicada. (…)
En conjunto, puede creerlo, todo me produce tristeza y una honda inquietud de cara al futuro (…) durante estos últimos diez meses todo ha sido bien orquestado para llegar a la ruptura de la política de unidad, de paz y de hermandad aceptada por todos los ciudadanos de Cataluña. El resultado es que, desgraciadamente, hoy podemos afirmar que debido a determinadas propagandas tendenciosas y al espíritu engañador que también late en ellas, volvemos a encontrarnos en una situación que me hace recordar otras actitudes deplorables del pasado.
Siempre recordaré que el 6 de octubre del año 1934, a las 5 de la tarde, acompañado del diputado señor Juan Casanelles, fue a la Generalitat a visitar al presidente Companys para manifestarle nuestra disconformidad con la política que una vez más se realizaba, rogándole que evitara todo lo que indicaba que iba a suceder aquella misma noche, es decir: la ruptura por la violencia de las relaciones con el Gobierno. No se nos escuchó, la demagogia y la exaltación de un nacionalismo exacerbado pesó más que la opinión de aquellos que preveíamos, como así ocurrió, un fracaso rotundo. (…) La demagogia había hecho su obra y el desastre se produjo.
Sé muy bien que ahora no se proclamará el Estado Catalán ni la República Federal Española, ni los partidos lanzarán sus militantes a la calle, ni los responsables de todo cuanto sucede morirán por Cataluña, nada de eso. Lo que se hará y ya ha empezado estas últimas semanas, es querer hacer olvidar las actitudes irresponsables de los mismos que ya han hecho fracasar nuestra autonomía, consiguiendo la desunión de Cataluña y el enfrentamiento con España; y por eso la actitud de los autores de esta situación es imperdonable. (…)
Es desolador que hoy la megalomanía y la ambición personal de algunos, nos hayan conducido al estado lamentable en que nos encontramos (…) ¿Cómo es posible que Cataluña haya caído nuevamente para hundirse poco a poco en una situación dolorosa, como la que está empezando a producirse? (…)
Si se ha llegado a esta situación es debido, a mi entender, simplemente a un pensamiento y actitud que empezó el mismo día que tomó posesión del cargo el actual President de la Generalitat, y como era natural, los resultados habían de ser los que ahora sufrimos. (…)
Están utilizando un truco muy conocido y muy desacreditado, es decir, el de convertirse en el perseguido, en la víctima; y así hemos podido leer en ciertas declaraciones que España nos persigue, que nos boicotea, que nos recorta en Estatuto, que nos desprecia, que se deja llevar por antipatías hacia nosotros (…) /Espanya ens roba , nota de Moncho/
Es decir, según ellos se hace una política contra Cataluña, olvidando que fueron ellos los que para ocultar su incapacidad política y la falta de ambición por hacer las cosas bien (…) empezaron una acción que solamente nos podía llevar a la situación en que ahora nos hallamos.
Por ejemplo, es necesario tener el coraje de decirlo, los problemas de la lengua y de la escuela, es la actual Generalitat quien en gran parte los ha provocado (…) la cuestión de la lengua se ha convertido en un problema político y partidista (…)
La división cada día será más profunda y se alejará más y más de nuestros propósitos de consolidar para nosotros y para España la democracia y la libertad a la vez que los equívocos que surgirán entre nosotros serán cada día más graves.
Por otro lado, las declaraciones de la semana pasada del president Pujol, en las cuales decía todo lo contrario de lo que ha hecho y dicho durante estos últimos diez meses, y que nos ha llevado a la situación en que nos encontramos, constituye un doble juego ya muy gastado en la política catalana para que sea merecedor de credibilidad. (…)
Si tenía que hablar de Cataluña me tenía que dirigir también al presidente de nuestro Parlamento, señor Heribert Barrera. Esto lo hice el 23 del pasado mes en una larga carta en la que hacía constar mi disconformidad con la política sectaria, discriminadora y carente de todo sentido de responsabilidad por parte de la Generalidad.
También le hacía constar mi más enérgica protesta ante la política de provocación que Cataluña inició el mismo día de la toma de posesión del presidente Pujol y que todavía continúa, debido por una parte a la política de intimidación engañosa que se hace desde la Generalitat y por otra, abusando de la buena fe de los que hay que reconocer que están tendenciosamente informados. (…)
España, unos dicen que bosteza y otros que está dormida. Todo es posible, pero me parece que en el país existe todavía suficiente savia nueva para despertarlo, sacudirlo y darle nobles ambiciones (…) En cuanto a Cataluña, creo que es urgente que se recupere la unidad que se rompió en mayo de 1980, y que se olvide todo lo que ahora nos separa, porque nuestro país es demasiado pequeño para que desprecie a ninguno de sus hijos y lo bastante grande para que quepamos todos.
Con la amistad de siempre, le saluda afectuosamente.

Josep Tarradellas



Josep no va probá este paté de salmón 😁

Josep Tarradellas va enviar una carta al director de La Vanguardia, Horacio Sáenz Guerrero, que va ser publicada en aquest mitjà el 16 d’abril de 1981. Pruebe a leerla desde la Cataluña prusesista de 2017 y después abra una suscripción popular para nombrar profeta al viejo president.
“Mi querido amigo:
Al día siguiente de nuestra conversación del 25 de marzo quería escribirle (…) Siendo como es usted castellano viejo y al mismo tiempo un ciutadà de Catalunya (…) le escribo hoy.
Para empezar, sepa que al día siguiente de haber tomado posesión el nuevo presidente de la Generalitat, es decir, el 9 de mayo del año pasado, manifesté que se había roto una etapa que había comenzado con esplendor, confianza e ilusión el 24 de octubre de 1977, y que tenía el presentimiento de que iba a iniciarse otra que nos conduciría a la ruptura de los vínculos de comprensión, buen entendimiento y acuerdos constantes que durante mi mandato habían existido entre Cataluña y el Gobierno. Todo nos llevaría a una situación que nos haría recordar otros tiempos muy tristes y desgraciados para nuestro país. En primer lugar, porque todo me hacía prever que las inmejorables y afectuosas relaciones que existían con las autoridades civiles y militares del Estado en Cataluña, que tanto y tanto me costó conseguir, de ahora en adelante se irían deteriorando y acabarían por ser tirantes, y comportarían situaciones muy difíciles para la aplicación del Estatuto.
Después (…) era inevitable la ruptura de la unidad de nuestro pueblo. (…)
Ya sabe que por encargo del presidente Suárez, fui delegado del Gobierno para dar posesión de la presidencia de la Generalitat de Cataluña al señor Jordi Pujol. Días antes, le indiqué que me parecía normal que en este acto acabara mi parlamento con las palabras tradicionales de siempre, es decir, gritando vivas a Cataluña y a España. Esta propuesta me parecía lógica, pero con gran sorpresa no fue aceptada. (…) 
Ya sabía que él solamente quería tener presente a Cataluña, pero para mí esto era inaceptable: eran ambos pueblos los que debían ir unidos en sus anhelos comunes (…) Entonces, y ante una situación tan enojosa, decidí no tener presente lo que hasta entonces había hecho en todos los actos oficiales. Hoy, al pensar en ello con calma, creo que no podía hacer otra cosa si quería evitar un escándalo de consecuencias imprevisibles.
Estoy seguro de que el presidente Pujol consideraba normal esta actitud, porque afirmaba una vez más su conducta nacionalista, que era y todavía es hoy la de utilizar todos los medios a su alcance para manifestar públicamente su posición encaminada a hacer posible la victoria de sus ideología frente a España. (…) el hecho de que el presidente Garaicoechea también comparta su pensamiento y actitud en esta cuestión, debía entender (…) que les permitiría por tanto ser más exigentes con el Gobierno del Estado.
Al día siguiente voces autorizadas del Gobierno me preguntaban en forma amistosa qué era lo que había ocurrido (…). Preferí callar, aunque ello me acarreó disgustos, pero de ninguna manera podía defenderme, ya que esto podría representar que la actitud del presidente Pujol se hiciera pública y en consecuencia, que se iniciara en todas partes, y principalmente en todos los demás pueblos de España, una campaña de la cual Cataluña podía salir muy perjudicada. (…) 
En conjunto, puede creerlo, todo me produce tristeza y una honda inquietud de cara al futuro (…) durante estos últimos diez meses todo ha sido bien orquestado para llegar a la ruptura de la política de unidad, de paz y de hermandad aceptada por todos los ciudadanos de Cataluña. El resultado es que, desgraciadamente, hoy podemos afirmar que debido a determinadas propagandas tendenciosas y al espíritu engañador que también late en ellas, volvemos a encontrarnos en una situación que me hace recordar otras actitudes deplorables del pasado.
Siempre recordaré que el 6 de octubre del año 1934, a las 5 de la tarde, acompañado del diputado señor Juan Casanelles, fue a la Generalitat a visitar al presidente Companys para manifestarle nuestra disconformidad con la política que una vez más se realizaba, rogándole que evitara todo lo que indicaba que iba a suceder aquella misma noche, es decir: la ruptura por la violencia de las relaciones con el Gobierno. No se nos escuchó, la demagogia y la exaltación de un nacionalismo exacerbado pesó más que la opinión de aquellos que preveíamos, como así ocurrió, un fracaso rotundo. (…) La demagogia había hecho su obra y el desastre se produjo.
Sé muy bien que ahora no se proclamará el Estado Catalán ni la República Federal Española, ni los partidos lanzarán sus militantes a la calle, ni los responsables de todo cuanto sucede morirán por Cataluña, nada de eso. Lo que se hará y ya ha empezado estas últimas semanas, es querer hacer olvidar las actitudes irresponsables de los mismos que ya han hecho fracasar nuestra autonomía, consiguiendo la desunión de Cataluña y el enfrentamiento con España; y por eso la actitud de los autores de esta situación es imperdonable. (…) 
Es desolador que hoy la megalomanía y la ambición personal de algunos, nos hayan conducido al estado lamentable en que nos encontramos (…) ¿Cómo es posible que Cataluña haya caído nuevamente para hundirse poco a poco en una situación dolorosa, como la que está empezando a producirse? (…)
Si se ha llegado a esta situación es debido, a mi entender, simplemente a un pensamiento y actitud que empezó el mismo día que tomó posesión del cargo el actual President de la Generalitat, y como era natural, los resultados habían de ser los que ahora sufrimos. (…)
Están utilizando un truco muy conocido y muy desacreditado, es decir, el de convertirse en el perseguido, en la víctima; y así hemos podido leer en ciertas declaraciones que España nos persigue, que nos boicotea, que nos recorta en Estatuto, que nos desprecia, que se deja llevar por antipatías hacia nosotros (…) Es decir, según ellos se hace una política contra Cataluña, olvidando que fueron ellos los que para ocultar su incapacidad política y la falta de ambición por hacer las cosas bien (…) empezaron una acción que solamente nos podía llevar a la situación en que ahora nos hallamos.
Por ejemplo, es necesario tener el coraje de decirlo, los problemas de la lengua y de la escuela, es la actual Generalitat quien en gran parte los ha provocado (…) la cuestión de la lengua se ha convertido en un problema político y partidista (…)
La división cada día será más profunda y se alejará más y más de nuestros propósitos de consolidar para nosotros y para España la democracia y la libertad a la vez que los equívocos que surgirán entre nosotros serán cada día más graves.
Por otro lado, las declaraciones de la semana pasada del president Pujol, en las cuales decía todo lo contrario de lo que ha hecho y dicho durante estos últimos diez meses, y que nos ha llevado a la situación en que nos encontramos, constituye un doble juego ya muy gastado en la política catalana para que sea merecedor de credibilidad. (…) 
Si tenía que hablar de Cataluña me tenía que dirigir también al presidente de nuestro Parlamento, señor Heribert Barrera. Esto lo hice el 23 del pasado mes en una larga carta en la que hacía constar mi disconformidad con la política sectaria, discriminadora y carente de todo sentido de responsabilidad por parte de la Generalidad.
También le hacía constar mi más enérgica protesta ante la política de provocación que Cataluña inició el mismo día de la toma de posesión del presidente Pujol y que todavía continúa, debido por una parte a la política de intimidación engañosa que se hace desde la Generalitat y por otra, abusando de la buena fe de los que hay que reconocer que están tendenciosamente informados. (…) 
España, unos dicen que bosteza y otros que está dormida. Todo es posible, pero me parece que en el país existe todavía suficiente savia nueva para despertarlo, sacudirlo y darle nobles ambiciones (…)  En cuanto a Cataluña, creo que es urgente que se recupere la unidad que se rompió en mayo de 1980, y que se olvide todo lo que ahora nos separa, porque nuestro país es demasiado pequeño para que desprecie a ninguno de sus hijos y lo bastante grande para que quepamos todos.
Con la amistad de siempre, le saluda afectuosamente.
Josep Tarradellas”
Doncs sí, en Tarradellas ho va fer molt malament quan era conseller d’en Companys. Fue responsable del saqueo masivo de los bancos, del latrocinio de la propiedad y de las atrocidades de la Cataluña de Sant Companys
Però va arribar a vell, i el seu nacionalisme es va anar apaivagant fins a prioritzar el seny i la convivència. Y en esta carta está todo: el nacionalismo como causa de ruptura convivencial, la deriva hacia las tragedias del pasado, el pujolismo excluyente que ya ejecutaba lo que después se llamaría Programa 2000, las campañas de vaciado mental nacionalista, el victimismo, la demagogia, la imposición lingüística, el hipócrita doble juego Madrid-Barcelona, el sectarismo, la provocación, la intimidación engañosa… tot lo que avui ja d’ha desfermat obertament i que ja s’endevinava el 1981.
El lenguaje de Tarradellas todavía deja regusto nacionalista, pero sus intuiciones son clarividentes. Quizás hoy sí se hubiera decidido a gritar el “Viva España” que Pujol le prohibió, quizás hoy ya no identificaría a Cataluña con la Generalitat, quizás el viejo president ya no reverenciaría a la nació fabulada. Y quizás, sin los 35 años de pujolismo, el nombre de Tarradellas no sería hoy para la mayoría de catalanes sólo la marca de una pizza de plástico.
Quizás hoy Tarradellas sería un dolço. 
Perquè lo que diu és ben dolço, escolti.
Dolça i tarradelliana Catalunya…
Aznar, Pujol, bandera, votar, catalanismo
Ese día, Aznar tampoco vio los sobres que Pujol repartió