LA DEFENSA CRISTIANA DE BORJA


7. LA DEFENSA CRISTIANA DE BORJA (SIGLO VIII. BORJA)

Los ejércitos musulmanes, tras atravesar el estrecho de Gibraltar para apoyar a una facción de los gobernantes visigodos, con una rapidez insospechada para los medios de la época, conquistaron prácticamente toda la Península Ibéricaen no más de tres o cuatro años. El valle del Ebro, sobre todo su parte más llana y accesible, no fue una excepción.
Es sabido cómo la mayor parte de las poblaciones hispanas capitularon y entregaron sus llaves a los nuevos políticos y administradores, si bien se dieron ejemplos heroicos de resistencia, aunque ésta sirviera de poco. El de Borja es uno de esos ejemplos. En efecto, llegado el momento, el soberbio castillo roquero de Borja, defendido por los cristianos que pudieron ampararse dentro de sus muros de piedra, fue un obstáculo relativamente molesto para el avance impetuoso de las tropas moras, aunque la población que se asentaba a sus pies hubiera caído ya en sus manos.
Los musulmanes sitiaron la fortaleza y, sin presentar batalla, se limitaron a mantener bien cerrado el cerco en espera de que se acabasen los alimentos de sus defensores, lo que, sin duda alguna, les llevaría a rendirse. Pero los cristianos no se dieron por vencidos y, aunque apenas les quedaban casi víveres con los que mantenerse vivos, idearon una estratagema que inmediatamente pusieron en práctica y que surtió su efecto aunque fuera efímero.

Tomaron la última vaca que quedaba con vida en el fortín y le dieron de comer todo cuanto tuvieron a su alcance, incluida la comida destinada a los propios defensores. Una vez que estuvo bien cebada y, por lo tanto, lustrosa y rebosante, la sacaron del castillo con ánimo de que llegara al campo enemigo. Los musulmanes, ante aquella realidad que no esperaban, creyeron que todavía les quedaban víveres para muchos meses, decidiendo aflojar el cerco y dedicar sus esfuerzos en la conquista de poblaciones aledañas.
Es cierto que la fortaleza acabó cayendo en manos moras, pero la estratagema permitió huir a muchos soldados cristianos, bastantes de los cuales fueron a engrosar la resistencia que, poco a poco, fue fraguándose en las montañas pirenaicas.

[Datos proporcionados por Enrique Lacleta, Javier Sánchez y Daniel Sancho. Instituto de Bachillerato de Borja.]



LA DEFENSA CRISTIANA DE BORJA

Enlaces WIKI:

  1.  Consejo General de Procuradores de España
  2.  Gobierno de Aragón. «Zonas altimétricas por rangos en Aragón y España, y altitud de los municipios de Aragón.»Datos geográficos. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2011. Consultado el 15 de agosto de 2012.
  3.  http://dare.ht.lu.se/places/18323.html
  4.  Al menos 93 militares han muerto en accidentes aéreos en España desde 1980
  5.  Diario El País 1/3/1984
  6.  (en catalán) Joan Iborra: Joan Baptista Roig i l’Origen ilustre de los Borjas. Actes, Núm. 4 (2012-2013), Revista Borja, Simposi Francesc de Borja home del Renaixement sant del Barroc (2010)
  7.  Gracia Rivas, M. y, Pasamar Lázaro, José Enrique - Gracia Rivas, Manuel (2002, págs. 49-70). Los Borja y Borja - El influjo de Juan Vicente de Albis en la formación de un mito (En torno a un documento inédito de la Real Academia de la Historia). Cuaderno de Estudios Borjanos, Nº 45. Borja (Zaragoza). ISSN 0210-8224.
  8.  Gracia Rivas, M. y, López Abasolo, M. (1994). En torno a las armas de la Ciudad de Borja. Cuaderno de Estudios Borjanos XXXI-XXXII. Borja (Zaragoza). ISSN 0210-8224.
  9.  Aguilera Hernández, Alberto: Borja y los Borja: la forja de un mito para enaltecer una ciudad. Revista Borja. Revista de L’iieb, 5: Actes del Congrés Els Borja en L’art. España, 20 p.
  10.  Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014. Consultado el 6 de marzo de 2014.
  11.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
  12.  «Alcaldes de todos los municipios de la provincia de Zaragoza»Heraldo.es. 14 de junio de 2015.
  13.  La Vanguardia, Cultura, 24 de agosto de 2012.
  14.  La Vanguardia, Cultura, 23 de agosto de 2012.
  15.  El Mundo, Cultura, 25 de agosto de 2012.
  16.  Un hecho incalificable. Centro de Estudios Borjanos. Martes, 7 de agosto de 2012.

LA PÉRDIDA DE BELMONTE


6. LA PÉRDIDA DE BELMONTE (SIGLO VIII. BELMONTE)

A comienzos del siglo VIII, como ocurriera en todos los pueblos de la comarca, Belmonte había sucumbido a las armas musulmanas. Una nueva administración gobernó el municipio, en el que trataron de convivir moros y cristianos separados en dos núcleos distintos. Los primeros habitaban la parte baja de casco urbano; los cristianos, la parte alta del pueblo, en el castillo, de modo que nunca podrían huir sin pasar por la parte dominada por los moros.
En un momento en el que las relaciones entre ambas comunidades se crisparon, los musulmanes acorralaron a los cristianos, que se hicieron fuertes en el castillo. La situación se hizo tan insostenible para éstos que pensaron seriamente en la rendición. Si tardaron algún tiempo más de lo que cabía esperar, dadas las circunstancias precarias en las que se hallaban, se debió a un hecho extraordinario que ocurrió una tarde.
En efecto, mientras los hombres velaban en las troneras de la muralla, las mujeres cosían y repasaban la ropa en lugar aparte aprovechando los rayos del sol. Fue entonces cuando la Virgen se les apareció, recomendándoles que aconsejaran a sus maridos e hijos que no se entregaran. En testimonio de aquella aparición, y para que los hombres no tuvieran duda de cuanto les decían, les dejó el recuerdo de una talla de su imagen.
Tras comentar lo ocurrido, decidieron entre todos no entregarse y resistir, hasta que la evidencia de la superioridad musulmana les aconsejó dejar las armas, tras pactar que serían respetadas sus vidas. No obstante, antes de rendirse pensaron qué hacer con la talla de la Virgen, cuya integridad corría peligro. Y decidieron construir una pequeña cámara en un lienzo del muro, emparedando la imagen hasta que llegara el momento de la libertad.
Pasaron los años e incluso los siglos. Belmonte fue liberado por las tropas de Alfonso I y la población cristiana resurgió. Pero nadie se acordaba de la imagen de la Virgen. La paz y las nuevas tácticas militares hicieron inútil el castillo, que poco a poco se fue desmoronando, tanto que un día quedó al descubierto la imagen de la Virgen, a la que se le construyó y dedicó una ermita, la de «Nuestra Señora del Castillo», todavía en pie sobre las ruinas de la antigua fortaleza.

[Ricardo Blasco, Francisco Jurado, Jesús Pablo, Silvia Pablo y Yolanda Rodrigo, en La Voz de la Comarca (coord. de Mª Gloria Magaña y Lino de Miguel), Colegio «Augusta Bílbilis». Calatayud.]




https://es.wikipedia.org/wiki/Belmonte_de_Graci%C3%A1n

LA PÉRDIDA DE BELMONTE (SIGLO VIII. BELMONTE)


LA PÉRDIDA Y DESPOBLAMIENTO DE NOVILLAS


5. LA PÉRDIDA Y DESPOBLAMIENTO DE NOVILLAS (SIGLO VIII. MALLÉN)

Ante las noticias que llegaban con insistencia cada vez mayor, los habitantes del pequeño pueblo de Novillas, situado en la orilla derecha del río Ebro, dudaban acerca de qué determinación tomar. Una tarde, llegó presuroso y alarmante el anuncio de que las banderas de la media luna, victoriosas ante el importante enclave de Tudela, se preparaban para marchar contra Zaragoza, considerada como la llave del valle del Ebro. En rápida asamblea reunida frente a la iglesia, decidieron en común abandonar sus casas aquella misma noche, dirigiéndose hacia la población de Tauste, donde esperaban encontrar cobijo. Novillas quedó totalmente desierto.
A la mañana siguiente, conocedores de esta huida masiva y precipitada los cristianos de Mallén, población que todavía permanecía libre, organizaron una expedición compuesta por veinticuatro vecinos, quienes —con el sacerdote al frente y sin mostrar ningún miedo a los moros que estaban ya acampados ante su vista— se dirigieron a Novillas. Naturalmente, las calles estaban absolutamente desiertas y las casas vacías.
Con sigilo, se dirigieron a la iglesia. Dentro, en una hornacina del altar mayor, vieron lo que buscaban. Era la talla de una venerada imagen de la Virgen. La cogieron, la envolvieron entre unos paños y comenzaron el camino de regreso a Mallén sin que tuvieran contratiempo alguno.
En previsión de que los musulmanes pudieran atentar contra la imagen si entraban y tomaban Mallén, la escondieron hasta que llegaran tiempos mejores. En efecto, Mallén fue conquistado y durante cuatro siglos estuvo en poder moro. Buena parte de la población cristiana, al contrario que en el caso de Novillas, que fue arrasado, permaneció en sus hogares.
Cuando Alfonso I el Batalladorreconquistó tanto Mallén como Novillas, los liberados cristianos de Mallén desenterraron la imagen y no teniendo a quién devolvérsela, puesto que Novillas había quedado totalmente desierta y así permaneció durante cuatrocientos años, decidieron depositarla en su iglesia parroquial, donde todavía se venera cada día 8 de septiembre.
[Datos proporcionados por Gemma Lalaguna, Colegio «Manlia». Mallén. Córdoba y Franco, Francisco J., Manlia y Mallén..., págs. 35-37.]


http://bibliotecademallen.blogspot.com/

http://mallen.es/wp-content/uploads/2016/03/Procesos-Acta-Primera-Reunion-Equipo-Motor.doc

https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/la-cronica-del-campo-de-borja/biblioteca-recibe-encuentros-escritores-talleres-premios_1338623.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Mall%C3%A9n

http://mallen.es/

LA RESISTENCIA DE TRASOBARES A LOS MOROS


4. LA RESISTENCIA DE TRASOBARES A LOS MOROS (SIGLO VIII. TRASOBARES)

La conquista del valle del Ebro por los musulmanes una vez que atravesaron el estrecho de Gibraltar fue meteórica, en buena parte debido a las múltiples capitulaciones que lograron, es decir, sin que mediara resistencia armada y sí pacto.
Pero este no fue, ni mucho menos, el caso del poblado que pronto sería llamado Trasobares, cuyos habitantes decidieron atrincherarse tras las defensas de adobe y piedra que rodeaban al castillo, prefiriendo la lucha y la resistencia hasta la muerte antes que entregar las llaves de su pueblo a los invasores. Hicieron acopio de grano, aceite y animales para el sacrificio y repararon las conducciones de agua de las calles para que la recogida de la lluvia fuera a parar toda a los aljibes sin que se perdiera ni una sola gota.
La defensa de aquellos hombres y mujeres —pues participaron todos— fue heroica, manteniendo a raya a los asaltantes. Y perfectamente organizada, pues cada uno, incluidos los niños y ancianos, tenía asignada una misión concreta. Pero de entre todos los defensores destacaba la personalidad y el arrojo de tres auténticos capitanes del poblado cuyos nombres conocemos: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón.
Para los combatientes moros —acostumbrados a vencer con rapidez allí por donde pasaban y que aquí tuvieron que prepararse para mantener un asedio que no esperaban ante alcázar tan pequeño— aquellos tres valientes
—«trium obantium» les denominaban los cristianos en su latín— se convirtieron en un escollo de difícil superación que prolongó en demasía la caída del castillo durante algunas semanas.
Poco a poco, a la fortaleza y al pueblo —cuyo nombre desconocían los sitiadores— se les fue llamando como los de «trium obantium» —el de los
«tres valientes»—, denominación que con el paso del tiempo fue transformándose hasta derivar en Trasobares, tal como se le conoce hoy.
[Recogida oralmente.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Trasobares






BESTUÉ, LIBRADA DE LOS MOROS


3. BESTUÉ, LIBRADA DE LOS MOROS (SIGLO VIII. BESTUÉ)

Los musulmanes dominaron la parte llana del Ebro con relativa rapidez; sin embargo, en las partes altas, tuvieron mayores problemas para ello. No obstante, pocos rincones se escaparon a su presencia y sometimiento.
Uno de los lugares más dichosos y que se ufanan más de no haber sido conquistados nunca por las armas islámicas es Bestué, ya sobrepasado el importante enclave de Aínsa, en pleno valle de Puértolas. Y esta circunstancia insólita se debe a la intercesión de una Virgen venerada allí desde tiempos de los visigodos bajo la advocación de Nuestra Señora de Bario.
Ocupada la villa de Aínsa y su comarca por los sarracenos hacia el año 716, profundizaron Cinca arriba y se apoderaron en una misma jornada de Laspuña, Escalona, Belsierre, Puyarruego y Puértolas, que apenas pudieron ofrecer resistencia: el pueblecito de Bestué, sin ningún tipo de defensa, estaba así sentenciado nada más que despuntara el alba del día siguiente.
Cuando desaparecieron las últimas luces de aquel aciago día —sabiendo que estaban aislados y sin posibilidad alguna de recibir ayuda externa— acudieron todos los pobladores de Bestué a implorar a la capilla de Nuestra Señora de Bario. Nadie durmió en aquella noche de fervor y de impotente desesperanza a la vez.
El día siguiente amaneció nuboso y lleno de brumas. Aunque no se divisaban, se intuía la presencia de los sarracenos. Hombres y mujeres comenzaron a dar voces y a transmitirse órdenes para la defensa, órdenes que difícilmente nadie podría cumplir. De manera misteriosa, aquella táctica logró confundir al enemigo, haciéndole creer, sin duda, en una concentración excesiva de gente armada, muy superior en número a su escasa aunque bien pertrechada dotación.
Transcurrido un lapso importante de tiempo, dejaron de oírse las idas y venidas de los presuntos atacantes. La prudencia hizo esperar un poco más y llegaron las primeras noticias de los vigías: los moros habían retrocedido. Nuestra Señora de Bario había conseguido nublar también las mentes de los invasores. Lo cierto es que Bestué no fue conquistado y libre continuó siempre.
[Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 494-495.]



Roque Alberto Faci (La Codoñera, 20 de julio de 1684 - Albarracín, 28 de abril de 1744) fue un religioso e historiador español del siglo XVIII, famoso por sus trabajos sobre religiosos y sobre historia de Aragón.

Religioso carmelita desde 1698, profesó en Alcañiz, Calatayud, Zaragoza y Albarracín, donde falleció.

Faci, Roque Alberto (1739). Aragón, reino de Cristo y dote de María Santísima 1-2. Zaragoza: Joseph Fort.
https://archive.org/details/bub_gb_8ERFrYv9VAIC/page/n4

Faci, Roque Alberto (1741). La perla más bella… Na. Sra. de Rodanas. Zaragoza: Joseph Fort.
Faci, Roque Alberto (1744). Vida de nuestra santa madre Teresa de Jesús. Zaragoza: Joseph Fort.
Faci, Roque Alberto (1750). Aragón, reino de Cristo y dote de María Santísima 3-4. Zaragoza: Francisco Moreno.
Faci, Roque Alberto (1752). Cathalogus brevis auctorum, qui de Beatissime Virgine Marie de Monte Carmelo et de ejus Sacro Scapulari tractarunt. Zaragoza: Francisco Moreno.
Faci, Roque Alberto (1753). Memoria de la Aparición de Nuestra señora de Zaragoza la Vieja venerada cerca de esta ciudad. Zaragoza: F. T. Revilla.

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=5420

http://dbe.rah.es/biografias/14163/roque-alberto-faci


LA CONQUISTA DE SARAKUSTA POR CARLOMAGNO


2. LA CONQUISTA DE SARAKUSTA POR CARLOMAGNO (SIGLO VIII. ZARAGOZA)

La Historia nos cuenta que varios prohombres de la Sarakusta musulmana, entre ellos el influyente Sulayman ben Yaqzan ben al-Arabí, decidieron solicitar ayuda y entregar la ciudad y su distrito (en realidad la parte central y más rica del valle del Ebro) a las tropas de Carlomagno, en el año 777. Pero lo cierto es que cuando llegaron a sus puertas éstas no se abrieron, teniendo que retirarse a Francia, aunque no sin antes ser humillados en el valle de Siresa, donde moriría el caballero Roldán. Sin embargo, la leyenda que recoge la «Canción de Roldán» es bien distinta.
Carlomagno no sólo creó un imperio históricamente cierto basado en toda la Galia y parte de Germania, sino que la mente humana le hizo dueño de todo el valle del Ebro, en Hispania. La Zaragoza mora no pudo impedir su paseo triunfal aunque lo intentó.
En efecto, Sarakusta —un auténtico vergel para los sitiadores francos— era gobernada por el walí (reypara los francos) Marsilio, que se negó a entregar las llaves de la ciudad, por lo que Carlomagno tuvo que sitiarla, cerco en el que moriría el legendario Roldán.
Ante la amenaza del gran Carlomagno, el rey Marsilio fue capaz de reclutar más de cuatrocientos mil hombres armados, aunque una buena parte se vio pronto acorralada entre las filas francas y un caudaloso Ebro que no pudieron atravesar, muriendo ahogados o cayendo prisioneros. El propio Marsilio era herido en el combate y tenía que guarecerse en la ciudad, que estaba a punto de sucumbir.
Únicamente la llegada de los refuerzos del emir de Babilonia, Baligante, con sus tropas que remontaron el Ebro en chalanas y galeras retrasó la rendición, pero sólo fue una simple demora, pues Carlomagno mataba a Baligante y sus hombres derribaban la puerta principal de la ciudad. / Puerta Cinegia /
Sarakusta fue saqueada, las mezquitas y sinagogas destruidas y los infieles que se negaban a recibir el bautismo eran ajusticiados, aunque se convirtieron más de cien mil. Carlomagno había salvado a la Cristiandad occidental con la toma de Sarakusta.
[Ubieto Arteta, Antonio, La Chanson de Roland..., págs. 9-16.]








EL CONDE DON JULIÁN, PRISIONERO Y MUERTO EN LOARRE


1. EL CONDE DON JULIÁN, PRISIONERO Y MUERTO EN LOARRE
(SIGLO VIII. LOARRE)

Es sobradamente conocido cómo, en su inicio, la entrada de las tropas musulmanas en la Península no fue más que la respuesta a un problema meramente político. Los dos bandos que se disputaban la corona del reino hispanogodo —como ya ocurriera en ocasiones anteriores— se procuraron sus propios aliados. En este caso, Witiza —enfrentado políticamente a don Rodrigo, el último rey visigodo— buscó y halló la colaboración interesada de los moros que habían logrado extenderse en poco tiempo desde el corazón de Arabia, a lo largo de todo el norte de África, hasta el estrecho de Gibraltar.
La carencia de fuentes fidedignas que narren lo que de verdad ocurrió en aquel año 711 y en los inmediatamente anteriores y posteriores ha dado pie a que sea la leyenda y la imaginación popular quienes hayan tratado de explicar lo que realmente sucedió.
Al parecer, en la invasión musulmana desempeñó un papel importante un conde visigodo, don Julián, partidario de Witiza, y a quien se le achaca la traición de haber favorecido la entrada de los musulmanes por el Estrecho para vengar el pretendido ultraje que el rey don Rodrigo le hiciera en sus relaciones con su hija Florinda, más conocida como la Caba.
Para algunos historiadores, don Julián murió en aquellos instantes, bien a manos de los partidarios del conde don Rodrigo bien de los propios musulmanes; para el pueblo y la leyenda, el conde don Julián fue hecho prisionero por los propios moros para ser encarcelado en el pueblecito de Loarre, donde fue férreamente encadenado y atrozmente maltratado hasta morir, para acabar, por fin, siendo enterrado no como cristiano que era sino fuera del seno de la iglesia mozárabe de Loarre.
La leyenda se complica todavía más cuando el Padre Huesca, a finales del siglo XVIII, nos relata que él personalmente tuvo ocasión de ver su sepulcro —que había sido profanado por buscadores de tesoros—, en lo alto de la escalera del castillo, una fortaleza construida, sin duda alguna, en fecha muy posterior a los hechos narrados.
[Beltrán Martínez, Antonio, Leyendas aragonesas, págs. 52-54.]

Más bibliografía:











La leyenda se origina en el historiador musulmán Al-Razi (ss. IX-X) y a partir de él se difunde en los siglos XII y XIII a través de las crónicas cristianas del norte de la Península (Historia legionense, Crónica Najerense, la Crónica del Tudense y la Crónica del Toledano). Se amplía novelescamente en la Crónica de 1344, pero sobre todo en la Crónica Sarracina (1430) de Pedro del Corral, texto que establecerá la línea preferente de desarrollo de la leyenda en la literatura española posterior. El personaje dejó huella en el Romancero nuevo, por ejemplo en "En Ceuta está don Julián...". En 1589, inspira la maurófila obra de Miguel de Luna, conocido médico morisco y traductor real, La verdadera historia del rey Don Rodrigo, en la qual se trata la causa principal de la perdida de España y la conquista que della hizo Miramamolin Almançor Rey que fue del Africa, y de las Arabias.


En el siglo XVII aparece muy escasamente en el teatro: en El último godo (1559-1603) de Lope de Vega y en el libro VI de su epopeya trágica Jerusalén conquistada (1609), así como en La más ingrata venganza de Juan Velasco de Guzmán. En el siglo XVIII tuvo más éxito y aparece por ejemplo en la Homersinda (1770) de Moratín padre, en el Pelayo (1769) de Jovellanos, en Perder el reino y poder por querer a una mujer. La pérdida de España (1770), de José Concha, en la Florinda de Francisco de Bahamonde y Sesé y en La pérdida de España de Eusebio Vela, que sin embargo fue prohibida en 1770 por «indecorosa al rey». María Rosa Gálvez de Cabrera imprimió en 1804 una Florinda y también José Quintana contribuye con cierto subtexto político algo subversivo y liberal en su Pelayo de 1805.

Su leyenda revivió en especial durante el Romanticismo inglés: Walter Savage Landor (1775-1864) dedicó a este personaje la mejor de sus obras, la tragedia Count Julian (1812). Tangencialmente trataron al personaje también otros escritores románticos: Walter Scott en The Vision of Don Roderick (1811) y Robert Southey en Roderick, the Last of the Goths (1814). Por otra parte, el autor español Juan Goytisolo escribió una novela titulada Reivindicación del conde don Julián o simplemente Don Julián, donde se hace referencia a ése a lo largo de todo el libro. La novela es la segunda parte de la trilogía del mal, donde el protagonista Álvaro Mendiola nos muestra las críticas de Goytisolo contra España escritas de 1966 hasta 1975. La primera parte de esta trilogía es Señas de identidad de 1966, la segunda es Reivindicación del conde don Julián o Don Julián de 1970 y la última parte se titula Juan sin Tierra de 1975.

Sabemos que en algún momento durante el reinado de Teudis (531-548) los visigodos perdieron el control que habían mantenido de Ceuta, enclave que fue conquistado por los bizantinos. A partir de ese momento los visigodos no volverían a tener bajo su dominio ningún territorio en el norte de África. De hecho, sabemos con certeza que Ceuta se encontraba en manos de los bizantinos en el año 687 y no hay razón alguna para dudar de que permaneció así hasta ser tomada por la expedición que envió Musa ibn Nusayr hacia el año 706. Ciertamente, en algunos relatos árabes posteriores se afirma que el gobernador de la ciudad era un conde visigodo llamado "Ilyan" o Julian, que supuestamente se encontraba al servicio del rey Roderico (o Rodrigo). En esas versiones se dice que el conde don Julián quiso vengarse del rey, ya que éste había raptado a su hija (en algunas versiones hispanas posteriores recibe el nombre de "Florinda"), y en consecuencia conspiró para proporcionar a los árabes, que recientemente se habían adueñado de Tánger, los barcos que necesitaban para cruzar el estrecho hacia Hispania. Sin embargo, no existe base histórica que permita conceder verosimilitud a estos relatos fantásticos. De hecho, tanto el padre como la hija pertenecen a la ficción salida de un conjunto de tradiciones moralizantes cuyo propósito era hallar una explicación para la catástrofe que le sobrevino con tanta rapidez al reino visigodo.


Se trata de un personaje de la Hispania visigoda. Ciertos autores lo sitúan como gobernador visigodo de Septem (la actual ciudad de Ceuta), cuya caída en manos musulmanas en torno al año 709. lo haría cambiar de lealtades, obedeciendo a partir de ese momento al árabe Musa ibn Nusair.​ Otros investigadores, como Martínez Carrasco, lo consideran el gobernador romano (bizantino) de la mencionada ciudad (Iulianos).


Sus barcos ayudaron a cruzar el estrecho a las fuerzas invasoras dirigidas por Táriq ibn Ziyad que vencerían al ejército visigodo en la batalla de Guadalete.

Tradiciones posteriores, reflejadas en fuentes musulmanas y cristianas, señalan que era el padre de Florinda la Cava,​ ultrajada por el rey visigodo Don Rodrigo. Don Julián, como venganza, facilitaría el paso a las huestes musulmanas, que conquistarían la península ibérica.

Don Julián es el nombre hispanizado que se le da al gobernador de Ceuta Olbán que ayuda a los invasores musulmanes a su entrada en Hispania, acabando así con el reino visigodo.