LA DEFENSA DE MEDIANO


2.14. LA DEFENSA DE MEDIANO (SIGLO VIII. MEDIANO)

LA DEFENSA DE MEDIANO (SIGLO VIII. MEDIANO)
Embalse, pantano de Mediano

En cierta ocasión, en tiempos de la reconquista, el pueblo de Mediano fue cercado por los musulmanes, mientras don Pedro, su señor, hombre malvado como pocos, había salido para buscar ayuda armada. Una fenomenal tormenta retardó el asalto, pero, por otra parte, elevó tanto el nivel de las aguas del Cinca, que don Pedro se vio imposibilitado de socorrer a sus convecinos sitiados.
Pensó don Pedro en construir un puente, pero la empresa era poco menos que imposible. Desesperado, se decidió a buscar la alianza del diablo, al que encontró en la cueva del Entremón. Si construía —le dijo— un puente sobre el Cinca antes de que cantara el primer gallo de Mediano, le ofrecía su alma a cambio. El problema es que Satanás rechazó la oferta, puesto que no tenía ningún valor para él dada la maldad que caracterizaba a don Pedro. Sin embargo, lo construiría si le entregaba a las tres doncellas más hermosas del pueblo, accediendo el guerrero sin pensar en las consecuencias.
Advertido por su mujer de que el pacto suponía la pérdida de su propia hija, quiso romperlo, pero no pudo hallar al diablo. Entonces, dio voces a los de Mediano para que despertaran antes del alba a todos los gallos, pues, aunque el puente quedaría sin terminar, salvaría a su hija. Cuando así se fue a hacer, encontraron muertos a todos los gallos, fulminados por el propio Satanás.
Mientras el puente iba tomando forma construido por miles de diablos, la hora del alba se acercaba y, con ella, el plazo marcado. El malvado Pedro, arrepentido, invocó desesperado a la Virgen y de momento nada sucedía. Sin embargo, a punto de expirar el plazo, rompió la tranquilidad de la noche un kikirikí desgarrador. En torno al «puente del diablo» se armó una algarabía de mil demonios y Satanás, vencido, se sumergió en las aguas del río, dejando prácticamente construido el puente.
En definitiva, un hombre viejo del pueblo, para salvar a su nieta —que era una de las tres doncellas condenadas— imitó tan bien el cacareo del gallo que pasó por natural. Y, cuando se le preguntó por qué había tardado tanto en hacer la imitación, contestó que así se encontrarían el puente prácticamente acabado y gratis.
Con la ayuda del puente, al que siempre le faltaron algunos sillares, los refuerzos llegaron a Mediano, que pudo romper así el asedio que padecía.
[Orús, Mariano, «El puente del Diablo», El Cruzado Aragonés, 43, 45, 47, 4951.]




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EL PRIMER ALMOGÁVAR ARAGONÉS


2. RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN

2.1. RECONQUISTA

2.13. EL PRIMER ALMOGÁVAR ARAGONÉS (SIGLO VIII. RIGUALA)

Apenas hacía ocho años que los musulmanes se habían apoderado del valle del Ebro, pues discurría el año 721, cuando una banda incontrolada, a cuyo frente estaba el terrible Ben-Awarre, tenía atemorizados a los cristianos de Ribagorza.
Un atardecer, cuando Fortuño de Vizcarra —que había cazado tres jabalíes para reponer su despensa— se preparaba para pasar la noche en el monte, divisó una gran humareda en Riguala, donde vivían y le esperaban su esposa Gisberta y su hijo Martín. Temeroso por ellos, dejó a buen recaudo las piezas e hizo corriendo al galope el largo camino que le separaba de su pueblo, que había sido incendiado y saqueado por los hombres de Ben-Awarre. 
Como pudo, llegó a su casa. Gisberta y Martín, fundidos en un abrazo, temían morir en cualquier instante. Los sacó como pudo Fortuño de Riguala para llevarlos a Roda de Isábena, donde la situación era, asimismo, dantesca. Dejó a su mujer e hijo en la iglesia, lugar en el que se habían refugiado los cristianos, y corrió a buscar a su madre y hermana que vivían allí.
Apenado por la muerte de su madre, regresó a la iglesia, donde ya no quedaba nadie. Preguntó a un vecino y supo por él que a Gisberta la llevaban a rastras, calle abajo, dos moros. Corrió desesperado y, al doblar una esquina, tropezó con el cadáver de uno de ellos, y, un poco más lejos, con el cuerpo de Gisberta, herida de muerte y delirando. Enloquecida y exhausta, la esposa de Fortuño amenazaba con matar con su propio alfanje al otro moro que había despeñado a su hijo. Sin fuerzas, Gisberta murió en brazos de su marido.
Ante los infortunios provocados por Ben-Awarre, sin que las autoridades musulmanas acertaran a poner fin, Fortuño de Vizcarra tomó una firme determinación y, antes de que finalizara tan aciaga noche, desapareció. Desde entonces, unido a otros cristianos de la comarca, haciendo de las sierras de Sil y de Olsón su bastión, no cejó en atacar y saquear a cuantos viajeros y caminantes moros se atrevían a recorrer sus caminos.
Contó con el apoyo de los cristianos mozárabes, y nadie pudo apresarle. Los moros, al referirse a él, le llamaban el «almogávar», el primero que en Aragón se lanzó al monte para luchar, cual guerrillero, contra los invasores.
[Andolz, Rafael, «Leyendas del Altoaragón. El primer almogábar», 4 Esquinas (nov. 1989), 44-45.]

Ben-Awarre, Benabarre, Benavarri
Benabarre (Huesca)


https://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Andolz_Canela

http://www.benabarre.es/


https://es.wikipedia.org/wiki/Benabarre , Benavarri en catalán ribagorzano
JA JA JA, la wikipedia es una risa. 
Es la capital histórico-cultural de la comarca y la antigua capital del
condado de Ribagorza (Ripacurtia).
Forma parte de La Franja oriental (la franja del meu cul) de
municipios aragoneses en los que se habla catalán.
En algunos textos antiguos aparece como Benabarri



Osca, aragonés medieval, Pedro II


Es una población muy antigua, probablemente la "Bargidum" o "Bargusia" de los romanos y se dice que fue adjudicada a los árabes tomando el nombre de su primer señor Aben Avarre. En 1058 fue conquistada a la Taifa de Zaragoza por Armengol III con el soporte de Ramón Berenguer I y Arnau Mir de Tost.

Fue la capital del Condado de Ribagorza hasta que en la Guerra de la Independencia las tropas francesas de Napoleón decidieron hacer de Graus la capital de la región, a modo de represalia contra los habitantes de Benabarre. Después de esto, Benabarre dejó de ser la capital administrativa pero sigue siendo el centro cultural de la Ribagorza. Durante la primera guerra carlista (1833-1840) fue una de las poblaciones que más sufrió de las de la provincia de Huesca.

Núcleos de población del municipio


Aler. Término agregado a Benabarre antes de 1930. Situado a 669 metros de altitud y en la cuenca del Río Ésera. 16​ Al noroeste del lugar se encuentra la ermita de Nuestra Señora de las Ventosas.
Antenza. Situado en la margen izquierda del Río Cajigar. Pertenece a Benabarre desde 1974. El castillo del pueblo fue el origen de la Baronía de Antenza.18​
Benabarre (capital del municipio).(Sus calles mantienen una estructura medieval). Situado a 1 km al norte se encuentra el antiguo monasterio dominicano de Nuestra Señora de Linares.
Caladrones. Está situado en una colina en la margen izquierda del Río Guart. Del antiguo Castillo de Caladrones sólo queda la torre. En 1974, el término municipal de Caladrones junto con sus pueblos: Caladrones, Ciscar i Antenza, se anexó al de Benabarre.
Castilló del Pla. Situado al pie de la Sierra de la Corrodella, a 762 metres d'altitud. Antiguamente formaba parte del municipio de Pilzán.
Ciscar. Situado a 591 metros de altitud en la margen derecha del Río Cajigar.
Estaña. Está situado a 716 metros de altitud en la sierra que separa el Río Guart i las aguas de la Sosa (Río Cinca).
Pilzán. A 905 metros de altitud sobre el nivel del mar. Hasta 1972 fue un municipio independiente. Les entidades de población que comprendía el término eran: Estaña, Castilló del Pla, los despoblados de Penavera i Cabestany, i la quadra d'Andolfa.
Purroy de la Solana. Situado encima del barranc del Molí. Término independiente hasta 1974.27​ El municipio comprendía la ermita de Nuestra Señora del Pla.​

  1.  Consejo General de Procuradores de España
  2.  Gobierno de Aragón. «Zonas altimétricas por rangos en Aragón y España, y altitud de los municipios de Aragón.»Datos geográficos. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2011. Consultado el 15 de agosto de 2012.
  3.  Rizos Jiménez, Carlos Ángel; Selfa Sastre, Moisés. Municipio de Benavarri (Benabarrre). Toponimia de Ribagorza. Editorial Milenio-Gobierno de Aragón. ISBN 978-84-9743-303-7.
  4.  Según aparece en el Decreto Legislativo 2/2006 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión)., de 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Delimitación Comarcal de Aragón.
  5. Antonio María Alcover, «Geografía y estadística de la lengua catalana»ABC, 15 de mayo de 1919.
  6. Agustín Ubieto ArtetaToponimia aragonesa medieval, Valencia, Anubar, 1972. pág 2. 55 y 56.
  7. Temprado Ordíaz, Santiago (1993). Pueblos de Aragón: Paterna. Ed. Alcañiz. p. 230.
  8. Mora Giné, Xavier. Un poble del comtat d'Urgell: Alberola (en catalán). Universitat de Lleida. p. 26. ISBN 8484093417.
  9.  Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014. Consultado el 6 de marzo de 2014.
  10.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
  11.  «Alcaldes de todos los municipios de la provincia de Huesca»Heraldo.es. 14 de junio de 2015.
  12.  «Base de datos de Alcaldes. Elecciones 1979-2015.». 6 de mayo de 2018. 
  13.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
  14.  «Alcaldes de todos los municipios de la provincia de Huesca»Heraldo.es. 14 de junio de 2015.
  15.  Gobierno de Aragón. «Archivo Electoral de Aragón». Consultado el 13 de agosto de 2012.
  16.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Aler»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  17.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «les Ventoses»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  18.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Entença»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  19.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Benavarri»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  20. Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Llinars»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  21.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Calladrons»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  22.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Castilló del Pla»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  23.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Siscar»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  24.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Estanya»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  25.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Cabestany»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  26.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Pilzà»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  27.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «Purroi»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  28.  Gran Enciclopedia Catalana (ed.). «el Pla»l'Enciclopèdia (en catalán). Barcelona.
  29.  ribagorza.com. «Benabarre / Benavarri». Archivado desde el original el 16 de julio de 2014. Consultado el 12 de agosto de 2014.
  30.  FEMP. «Listado de corporaciones locales españolas hermanadas con Europa». Archivado desde el original el 24 de abril de 2014

ABEN AIRE, EL BUEN VALÍ DE SARAKUSTA


12. ABEN AIRE, EL BUEN VALÍ DE SARAKUSTA (SIGLO X. ZARAGOZA)

Abd al-Rahmán III al Nasir —el primer gran califa de Córdoba, que gobernó entre 912 y 961— dio unidad al mundo musulmán hispano, eliminando para ello a los distintos focos disgregadores existentes en la Península cuando él se hizo cargo del emirato. El valle del Ebro constituía uno de esos focos de disensión de modo que decidió acabar con ella, para lo cual organizó un poderoso ejército con el que acudió a Zaragoza alarmado por las noticias de que un musulmán, con ansias de independencia, conocido como Muhammad ben Maxin, pretendía gobernar como independiente en la ciudad y sus tierras aledañas.
La expedición del gran califa cordobés fue absolutamente victoriosa, de modo que tras apoderarse sucesivamente de Calatayud, Alcañiz, Híjar, Belchite y Fuentes de Ebro, entre otras plazas importantes, entró también en Sarakusta, tomando posesión solemne (dice la leyenda) del palacio de la Aljafería, donde ordenó celebrar extraordinarias fiestas, en las que «se corrieron cañas y sortijas, se lancearon toros y se organizaron zambras populares».
Tras conquistar, pacificar y reorganizar la comarca, y antes de regresar victorioso a Córdoba, el califa Abd al-Rahmán III decidió nombrar valí de Sarakusta a Aben Aire, un capitán de su ejército y hombre de su entera confianza, quien, con su acertado y ponderado gobierno, dejó un gratísimo recuerdo en la ciudad. En efecto, a él se atribuye, por ejemplo, la construcción del que sería gran palacio de la Zuda, así como importantes mejoras urbanísticas, a la par que fue muy tolerante tanto con los judíos como con los cristianos, a quienes permitió vivir aislados en barrios propios, estos últimos congregados a la vera de la iglesia de Santa María la Mayor.
La fama y el aprecio de Aben Aire alcanzaron a ser tales, que cuando Sarakusta pasó a manos de los cristianos, la Zaragoza cristiana le dedicaría una calle, a la que vulgarmente se le denominó de Bonaire o Buenaire.
[Sánchez Pérez, José Augusto, El Reino de Aragón, pág. 99.]

palacio de la Aljafería
palacio de la Aljafería
Torreón, Zuda, Zaragoza
Torreón de la Zuda, Zaragoza

https://es.wikipedia.org/wiki/Torre%C3%B3n_de_La_Zuda




http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11344

https://csic-primo.hosted.exlibrisgroup.com/primo-explore/search?query=creator,exact,%20S%C3%A1nchez%20P%C3%A9rez,%20Jos%C3%A9%20Augusto,AND&sortby=rank&vid=34CSIC_VU1&lang=es_ES&mode=advanced&offset=0

LA TOMA DE CALANDA POR LOS MUSULMANES


11. LA TOMA DE CALANDA POR LOS MUSULMANES (SIGLO VIII. CALANDA)

La población de Calanda, como todos los núcleos del actual bajo Aragón, pasó muy pronto a poder de los moros una vez que capituló la ciudad de Zaragoza, llave del Ebro. Durante el asedio, asalto y conquista por los musulmanes tuvo lugar en la villa, según reza la tradición, un portentoso suceso relacionado con un convento de religiosas benitas que allí había, en el que se congregaban en torno a trescientas monjas o más.
En efecto, temerosas las religiosas de caer en manos de los invasores, de cuyo comportamiento habían oído verdaderas atrocidades, se congregaron todas en el coro para rezar, rogando a Dios que las salvase de aquel peligro que sobre ellas se cernía. Mientras los hombres de armas luchaban por la suerte de Calanda, las religiosas entonaban cánticos de súplica al cielo. Sin duda alguna, su plegaria fue escuchada pues, de improviso, tras un estruendo que se oyó por toda la comarca, se hundió completamente el monasterio bajo sus pies, quedando sepultadas sin sufrir daño alguno sus moradoras.
La actividad continuó bajo tierra, y mientras vivieron las religiosas que habían quedado sepultadas, parece ser que a menudo se oían el órgano y las campanas, indicadores de que la vida de la comunidad continuaba, enterrada bajo la tierra, mientras que la firmeza del terreno proporcionaba en la superficie paso seguro a los musulmanes y sus caballerías.
Cuando transcurrió el tiempo y era imposible que ninguna de las religiosas pudiera vivir ya, fácilmente comenzaron a abrirse simas donde se precipitaban las aguas de la acequia para reaparecer a gran distancia; muchas personas aprovecharon estas aberturas para curiosear el contenido de los subterráneos misteriosos, donde afirmaban haber visto bodegas, bóvedas y muchos maderajes.
[Vidiella, Santiago, «Calanda y Foz Calanda»... BHGBA, I-II (1-XI-1909), 23.]

Boletín de Historia y Geografía del Bajo Aragón









Rompida de la hora, 2019







EL ORIGEN DE CENTENERO


10. EL ORIGEN DE CENTENERO (SIGLO VIII. CENTENERO)

Cuando Muza se adueñó de toda la parte llana del Ebro, un buen número de familias cristianas decidió emigrar precipitadamente hacia las tierras del norte antes que someterse a la nueva administración, buscando el amparo de las montañas y la dificultad de los caminos para hallarse seguros y pensar en el porvenir. Se constituyeron así diversas y minúsculas comunidades que vivían aisladas unas de otras. Uno se estos pequeños grupos de huidos halló acomodo a la vera del Gállego de aguas de nieve, al que con ímprobos trabajos arrancaron huertas para la subsistencia.

No obstante, esta táctica vital de mera subsistencia en libertad no siempre aseguró la tranquilidad a estas pequeñas agrupaciones de cristianos, puesto que los ríos siempre han favorecido el paso, de modo que, de cuando en cuando, los musulmanes del llano se adentraban belicosos por estos valles causando la desolación de sus habitantes, que apenas podían oponerse. Así le ocurrió a nuestra pequeña comunidad.

Aunque la medida que se vieron obligados a adoptar dificultaba sus medios de vida, los habitantes del pueblecito que había surgido junto al río tuvieron que asentarse en la sierra de Santa Isabel buscando una mejor defensa. Ello les obligó a cambiar también sus cultivos y sus ganados. En aquel medio físico ciertamente más hostil, se adaptaron tan perfectamente las semillas de centeno que este cereal se convirtió para ellos en su principal medio de vida y moneda de trueque. Poco a poco, el poblado fue conocido por los cristianos con el nombre de Centenero.

Cuando todos los hombres de estos valles, aglutinados en una organización político-militar cada vez más estable —primero condado y luego reino—, fueron capaces de defender el portillo que el Gállego abre junto a Santa María, y levantaron con gran esfuerzo el castillo de Cacabiello, la comarca ganó en tranquilidad y paz. Eso posibilitó que los habitantes del Centenero alto pudieran abandonar las tierras altas y bajar de nuevo, acercándose a la vera del río, pero el topónimo y el recuerdo quedaron para siempre.

[Brufau, Mª Pilar, «De las leyendas alto-aragonesas», Aragón, 270 (1964), 4-5.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Centenero

Centenero (Zentenero en aragonés) es una localidad de la comarca Hoya de Huesca que pertenece al municipio de Las Peñas de Riglos en la Provincia de Huesca. Su distancia a Huesca es de 65 km.

https://cimanorte.com/5-leyendas-del-pirineo/

https://www.huescalamagia.es/blog/10-leyendas-magicas-para-contar-en-la-noche-de-halloween/

http://www.romanicoaragones.com/fortificaciones/990419-Cacabiello.htm

LA CONQUISTA MUSULMANA DE AGIRIA (DAROCA)


9. LA CONQUISTA MUSULMANA DE AGIRIA (DAROCA) (SIGLO VIII. DAROCA)

Las huestes musulmanas de Tarikavanzaban hacia Cesaraugusta. Tras su paso, todo era desolación y rencor; por delante, temor y huidas precipitadas. En Agiria (luego Daroca), ante las noticias de que los moros estaban ya en las fuentes del Tajo, unos huían temerosos y otros se aprestaban a la lucha. En medio de este cuadro dantesco, llegó a Daroca, sobre un agotado caballo, un joven, desconocido en principio por el lamentable estado en el que encontraba, aunque era darocense. Pronto se le reconoció como a Juan de Luna.
Narró Juan lo ocurrido en Guadalete, donde estuvo en la infausta jornada de la derrota cristiana; después relató las calamidades de su cautiverio en Córdoba y Toledo. Por fin, refirió las penalidades de su huida durante más de quince días hasta llegar a Daroca. Muchos, los que venían eran muchos y buenos jinetes sobre caballos inimaginables, fieros e indómitos. Tras descansar mientras narraba lo sucedido, Juan de Luna fue a buscar a Matilde, su joven amada, quien ya le había dado por muerto cuando supo lo de Guadalete y le lloraba. El sol se ocultó en el horizonte mientras el amor renacía.
Al día siguiente, ante las noticias que llegaban de las torres de señales, los darocenses y las gentes que acudían de las aldeas cercanas prepararon la resistencia. Por fin, los moros se presentaron ante sus muros exigiendo la rendición. Embistieron hasta diez veces antes de abrir brecha, pero al final todo acabó. No obstante, a pesar de haber caído el castillo y toda la población, los agarenos se encontraron con la resistencia inusitada que desde una de las torres ofrecía Juan de Luna con un puñado de hombres. El jefe moro, que pretendía proseguir la marcha hacia Zaragoza, dejó una guarnición con orden expresa de atacar al «Jaque» (al valiente) hasta que se rindiera.
Pero Juan de Luna, el Jaque, resistió y abatió a varios adversarios. Éstos, ante el peligro que suponía aproximarse a la torre, decidieron cercarla, dejando que la falta de alimentos hiciera mella entre sus defensores. Pasaron los días y en la torre cesó todo movimiento. Así es que decidieron derribar la puerta y entrar. En el centro de la estancia yacía el cadáver de Juan de Luna, muerto de hambre. Su cabeza fue expuesta en el muro, mientras su cuerpo era arrojado a un barranco. Matilde cayó muerta cuando se enteró de la trágica noticia. Hoy, la torre de Jaque es testigo mudo de tan grande gesta.
[Beltrán, José, Tradiciones..., págs. 43-47.]


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EL OBISPO DE ZARAGOZA ANTE LA CONQUISTA MUSULMANA

8. EL OBISPO DE ZARAGOZA ANTE LA CONQUISTA MUSULMANA
(SIGLO VIII. ZARAGOZA)

Discurría el año 714, cuando el cerco de los hombres de armas que capitaneaba Tariq a punto estaba ya de conseguir la victoria sobre la importante ciudad de Cesaraugusta. Como quiera que ésta —amparada tras las gruesas murallas que construyeran los romanos— se defendía con bravura inusitada, aún se le unieron a aquél las tropas de Muza llegadas desde Toledo, de modo que el obispo zaragozano Bencio, ante la gravedad de la situación, reunió en la iglesia de Santa María la Mayor a los personajes más destacados de la ciudad para aconsejarles que abandonaran rápidamente la ciudad para ir a refugiarse en zonas más inaccesibles y seguras de las montañas pirenaicas.
Mientras se luchaba denodadamente en los muros, en la iglesia, en medio de aquella plática, un noble hispanogodo interrumpió al obispo en su arenga para advertirle que era él quien debía huir y poner a salvo las sagradas reliquias y el tesoro de la iglesia, no así los caballeros cristianos, que debían aprestarse a defender la ciudad hasta el final junto a sus hombres. Sin excepción, todos los allí presentes apoyaron con rotundidad la propuesta de aquel noble.
Así fue como el obispo Bencio, acompañado por dos de sus familiares, recogieron todos los bienes de valor, lo cargaron a lomos de varias mulas, y salieron por la puerta de Oriente en dirección a las montañas del norte, hacia Huesca, amparados por la escolta de los hombres de dos de los nobles presentes en la reunión.
Aquella fue una decisión que reflejaba perfectamente el ánimo de los cristianos, conocedores de lo que estaba sucediendo en todas las poblaciones que, una tras otra, caían en manos sarracenas. Lo cierto es que —según la leyenda— aún no habían transcurrido tres horas de la huida de la comitiva del obispo Bencio, cuando los musulmanes consiguieron derribar la puerta Cinegiay, entrando como una auténtica avalancha por sus calles y plazas, obligaron a las autoridades de Cesaraugusta a capitular.

[Sánchez Pérez, José A., El Reino de Aragón, págs. 81-82.]



Carrillo y Lamberto prolongan su episcopado hasta el año 700 o 701 nombrando como su sucesor a Bencio, a quien Risco considera un obispo ficticio.

http://books.google.es/books?id=HG4OAAAAQAAJ&pg=PA197