EL ORIGEN DE ALCORISA


2.69. EL ORIGEN DE ALCORISA (SIGLO XII. ALCORISA)

EL ORIGEN DE ALCORISA (SIGLO XII. ALCORISA)


Parece ser que la actual villa de Alcorisa se debió llamar antiguamente Acol, de manera que, en algunos antiguos edificios de la misma, podía verse en el escudo de armas, junto a las tradicionales barras de Aragón, un grumo de col, del que derivaría el topónimo actual. Sin embargo, voces se levantan para defender que el nombre inicial de la villa fue el de «Alcoriza» y mantienen, por lo tanto, un origen toponímico algo distinto.
Es bien sabido cómo los núcleos de población de todas estas tierras bajoaragonesas, como tantos otros del reino de Aragón, estuvieron habitados y regidos por musulmanes, quienes, por cierto, en buena parte, permanecieron en sus casas de siempre tras la reconquista, que tuvo lugar en el siglo XII. Y, aunque tras la victoria el gobierno de estas poblaciones pasó a las nuevas autoridades cristianas, la influencia mora permaneció durante siglos en las costumbres y modos de vida de los nuevos dominadores.
Una vez reconquistada la zona bajoaragonesa, ocurrió que un valiente cristiano, hijo de la villa, organizó a sus expensas un nutrido y selecto grupo de guerreros para ponerse con ellos a disposición de su rey. Este auténtico capitán adiestró a sus hombres, hasta rayar en la perfección, en el manejo de la ballesta, de modo que muy pronto se convirtieron en un grupo de élite y destacado dentro del ejército aragonés.
Tanto en sus ejercicios de adiestramiento como en el campo de batalla, los ballesteros de Acolrespondían como un solo hombre a la voz de mando de «al-cor hiza» dada por su jefe, vocablo, sin duda alguna, de origen moro. Muy pronto, aquellos guerreros singulares, reclutados todos ellos en una villa del Bajo Aragón, no sólo comenzaron a ser conocidos como los ballesteros de «Alcoriza» —como Juslibol derivaría de «Deus lo vol»—, sino que su jefe fue armado caballero por el rey aragonés, concediéndole el derecho a utilizar en su escudo de armas una ballesta. Y pronto se extendió por todas partes el nombre de «Alcoriza» como el de la villa de la que eran oriundos aquellos admirados guerreros que obedecían a la voz de mando de «al-cor hiza».
[Gil Atrio, Cesáreo, Alcorisa y sus tradiciones, págs. 4-5.]





Alcorisa es un municipio de la provincia de Teruel en Aragón, España. Cuenta con 3313 habitantes (INE 2017) y tiene una extensión de 121,20 km². Comprende la entidad de población de La Vega.


Alcorisa se sitúa a 632 m s. n. m. en la parte nororiental de la provincia de Teruel, en el extremo oeste de la histórica comarca del Bajo Aragón. Igualmente pertenece a la actual comarca oficial del Bajo Aragón con capital en Alcañiz, que se encuentra a 33 km. Encrucijada de caminos, equidista aproximadamente 120 km de Zaragoza, Teruel y la costa mediterránea, cuya influencia se deja sentir en el paisaje que le circunda.

Está situada al pie de monte ibérico, escalón hacia las tierras altas del centro y sur de la provincia de Teruel. El río Guadalopillo, afluente del Guadalope, discurre encajonado en la plataforma calcárea a través de hoyas terciarias excavadas. La mezcla de sierras calizas y hoyas arcillosas, donde los estratos que aún asoman forman un rosario de complicados montículos, es el componente esencial del suelo alcorisano.

Su temperatura media anual es de 12,6º C y tiene una precipitación anual de 510 mm.

El olivo es el árbol emblemático de la zona. Los nuevos cultivos han borrado casi en su totalidad las antiguas viñas y los almendros han sustituido parcialmente a los olivares. En la zona de vega, los cultivos de huerta se mezclan con choperas. En los altos pueden encontrarse pequeños bosques de pinos mediterráneos. También hay enebros y restos de viejos encinares, junto con sinfín de arbustos y plantas aromáticas.

El poblamiento conocido más antiguo en esta localidad se remonta hasta el Neolítico final o Eneolítico, habiéndose encontrado algunos talleres de sílex como los de Estancos y Cabezo de la Vega. No obstante, el poblamiento más abundante tuvo lugar en época ibérica —cuando esta región estaba habitada por los sedetanos— como lo demuestran el gran número de emplazamientos, destacando entre todos ellos el del Cabezo de La Guardia. De la época romana también hay importantes yacimientos, como el existente al pie del mismo Cabezo de La Guardia.

Durante el dominio musulmán, Alcorisa formó parte de la Marca Superior Musulmana, con centro en Zaragoza. Originalmente el municipio recibió el nombre de Alkol, del árabe Al-Kura, en referencia a «las alquerías». No está tan claro el origen de su actual topónimo, Alcorisa, aunque parece derivar de «alcor», en alusión a los numerosos cerros de la zona. Tras la reconquista, la localidad formó parte de una donación que hizo Alfonso II a la Orden de Calatrava (1179) y estaba incluida, en 1263, en el distrito de Alcañiz.

En la Edad Moderna dos fechas marcan la historia de Alcorisa: el 14 de marzo de 1601, cuando Felipe III concede a la aldea de Alcorisa el título de «Villa Real», y el 23 de mayo de 1738, al otorgarle Felipe V el título de «Fiel y Muy Ilustre», junto con la flor de lis, símbolo que ocupa uno de los cuarteles de su actual escudo. Esta última concesión premió la adhesión de Alcorisa a la causa borbónica durante la Guerra de Sucesión. Dicho apoyo estuvo dirigido por Don Pedro Cebrián Ballester, conocido como «El reyecico de Aragón», que organizó fuerzas populares para la lucha a favor de Felipe V.

El siglo XVIII trajo consigo una etapa de prosperidad para la villa, como atestigua una importante actividad alfarera y un aumento de la población. No obstante, las Guerras Carlistas produjeron grandes estragos en la localidad. En mayo de 1834, partidarios de Carlos María Isidro de Borbón al mando de Quílez no pudieron penetrar en Alcorisa sino a costa de un considerable número de bajas; atacada nuevamente el 29 de junio de 1836, la población opuso tan tenaz resistencia, que no consiguieron rendirla, pero habiéndola incendiado, más de 300 casas fueron quemadas, y muchas entregadas al robo y al pillaje. Años más tarde, Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de 1845, describe a Alcorisa «en un llano al pie de dos enormes masas de piedra de almendrilla... Cuenta 400 casas de mediana elevación y poco gusto en su arquitectura, de las cuales están arruinadas por efecto de la guerra civil cerca de 120... No obstante lo dicho, forman una vistosa población».

Durante la Guerra Civil Española, los alcorisanos sufrieron el efecto de dos represiones: mientras que al inicio de la guerra, milicias antifascistas libertarias se cobraron la vida de 77 personas afectas al «bando nacional», la posterior ocupación franquista de la población (17 de marzo de 1938) conllevó una represión de signo opuesto encabezada por el jefe de la Falange local.

A lo largo del siglo XX, Alcorisa se convierte en un punto de comunicación que enlaza el Bajo Aragón con el sur de la provincia de Teruel. Las posibilidades económicas derivadas de la minería en la comarca, convirtieron al municipio en un centro de servicios, lo que propició la transformación sustancial de la economía e impulsó el incremento demográfico.

También se puede visitar el yacimiento de Cabezo de la Guardia, emplazado sobre un pequeño cerro cercano a la confluencia de los ríos Alchoza y Guadalopillo.

Los restos descubiertos corresponden a viviendas y espacios de planta rectangular, así como a un gran torreón de planta circular; también se conservan vestigios de un posible recinto defensivo. Asimismo, en los campos de labor de su base se excavaron parte de unas termas romanas. Los restos de la época ibérica datan de los siglos V-VI a. C. y el siglo I d. C.; los restos de la ocupación romana en la base del cerro se han fechado en el siglo III d. C.

La Iglesia parroquial, dedicada a la Virgen de la Asunción, fue construida en varias fases, comenzando a edificarse a finales del siglo XIV.

Pero su actual fábrica es obra, fundamentalmente, de la ampliación que se inició en 1688. Es un edificio de tres naves con capillas laterales y cabecera recta. El presbiterio, configurado como prolongación de la nave central, está cubierto con bóveda estrellada. Al exterior, la portada se sitúa a los pies del templo; es barroca y probablemente es obra de canteros franceses. Por desgracia, el retablo original, obra del afamado escultor Damián Forment, fue destruido y quemado en los tumultos de la Guerra Civil, al igual que el resto de iglesias y ermitas. Sobresale la monumentalidad de su torre campanario —del siglo XVIII—, de reminiscencias mudéjares. El conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en 2002.

La Iglesia de San Sebastián es un templo del siglo XVIII, de limpia y austera fachada. Actualmente acoge el Centro de Interpretación de la Semana Santa, el Museo de la escuela rural y el Centro de visitantes de la Ruta de los Iberos —véase más abajo—. Otra iglesia, la de San Pascual, perteneciente a un antiguo convento de alcantarinos y posterior seminario, data también de la misma época, estando inspirada en la Iglesia del Santo de Villarreal (Castellón).

Alcorisa posee numerosas ermitas, como las de San Juan y San Bernabé. Estrecha relación con la Semana Santa tiene la Ermita del Calvario, templo del siglo XVII que se alza en la cota más alta del municipio. De arquitectura barroca, consta de una sola nave con dos capillas laterales; la fachada, el zócalo y las esquinas del edificio son de cantería, mientras que el resto es de ladrillo. Además, el entorno posee un gran interés paisajístico.

En cuanto a arquitectura civil, como conjunto arquitectónico destaca la plaza porticada del Ayuntamiento, aunque de éste solamente se conserva la portada. A la izquierda de la Casa Consistorial se encuentra la casa de los Daudén, con el escudo más antiguo de la población. La calle Mayor cruza parte del casco antiguo y en ella se sitúa la Casa-palacio del Barón de la Linde, edificio de estilo popular aragonés, con arquerías en la parte superior y fábrica de mampostería y ladrillo.

Alcorisa cuenta también con una particular plaza de toros, construida entre colinas.

El Centro de visitantes de la Ruta de los Iberos es un espacio museístico dedicado a la cultura ibera en donde se ha recreado un horno ibérico a tamaño natural con piezas cerámicas en su interior preparadas para su cocción. Asimismo se expone una reproducción exacta del conocido kalathos (pieza de cerámica) de La Guardia.

En las cercanías de Alcorisa se encuentra el pantano de Gallipuén, encajonado entre barrancos y cañones, y desde donde se pueden apreciar interesantes vistas. Concluido en 1927, fue construido para el riego. No obstante, en él es posible bañarse, pescar o realizar deportes acuáticos.

En la misma localidad se encuentra el jardín de rocas autóctonas «Geólogo Juan Paricio». Una muestra al aire libre de la geología de la zona, a través de una selección de rocas y fósiles realizada por el geólogo Luis Moliner Oliveros, con la colaboración del ayuntamiento y el geoparque del Maestrazgo. Pueden verse 14 rocas distintas, de origen marino o continental, algunas con fósiles, que representan la historia geológica de la región desde hace 210 millones de años, y los correspondientes paneles explicativos.

Entre los platos típicos de Alcorisa están las judías con chorizo y morro, magras con tomate, conejo, ternasco, los diversos embutidos del cerdo o el típico «fulladre» (bollo con tomate y pimiento).

De las pastas destacan los «misterios» y las «tortas de alma», rellenas de cabello de ángel. Entre los dulces cabe citar la «cazuela de Reyes» (guirlache en forma de olla rellena de bizcocho borracho y merengue), así como las «piedrecicas del Calvario» (guirlache con almendras enteras forradas de chocolate con leche).

Personajes ilustres:

Pedro García Ferrer (1583 - 1660). Pintor barroco que marchó en 1640 a México, acompañando a don Juan de Palafox y Mendoza, quien había sido nombrado obispo de Puebla. Allí trabajó como arquitecto y pintor en la Catedral de Puebla.
Valero Lecha (1894 - 1976). Pintor que emigró a El Salvador, considerado por algunos como el padre de la pintura salvadoreña.
Andrés Álvaro García (n. 1947). Arqueólogo e historiador.
José Félez Bernad (n. 1952). Escultor.




  • Ayuntamiento de Alcorisa



  • El historiador Pascual Madoz, en 1845, refirió cómo Alcorisa contaba con 5 calles, 3 travesías y 5 plazas, todas espaciosas y bien empedradas.



    CRETAS, RECONQUISTADA EL DÍA DE SANTA PELAGIA


    2.68. CRETAS, RECONQUISTADA EL DÍA DE SANTA PELAGIA
    (SIGLO XII. CRETAS)

    Cuando Alfonso I el Batallador se decidió a sitiar el importante enclave de Fraga, en 1133, el rey estaba en condiciones de encomendar a varios de sus tenentes o seniores los castillos y villas de Nonaspe, Algás, Batea, Fayón, Horta de San Juan y tal vez Lledó, es decir, los tramos finales de los ríos Matarraña y Algás en el Bajo Aragón. No es de extrañar, por lo tanto, que los no muy numerosos mozárabes que sobrevivían aún bajo dominio musulmán en poblaciones tan cercanas a aquéllas —como Valderrobres, Beceite o Cretas— esperaran ansiosos su propia liberación.
    Así las cosas, los pocos mozárabes que aún vivían en Cretas, Queretes, que estaban al corriente de la situación, con el cuidado que la ocasión requería para no soliviantar a los musulmanes, hacían cálculos y planes para un futuro que presumían inmediato, se quedaran o no los moros que de momento regían el pueblo en condiciones muy precarias.
    Sin duda alguna, el rey les asignaría un tenente de su confianza para que garantizara la seguridad y la administración del territorio —tal vez una de las órdenes militares de Calatrava o san Juan—, pero había otras muchas cosas que dependían de sí mismos.
    Sus sueños, no obstante, tuvieron que prolongarse para verse hechos realidad más de treinta años todavía, pues la inesperada derrota de Alfonso I el Batallador en Fraga, que significó un lamentable retroceso para la reconquista, fue también un duro golpe para los mozárabes de Cretas. De entre esos sueños pospuestos, uno muy importante para ellos y que les originó prolijas discusiones era la decisión acerca de la advocación a la que dedicarían el pueblo tras la reconquista. Como no llegaron a un acuerdo unánime, pues cada uno proponía un santo distinto, convinieron nombrar al santo o santa que la Iglesia celebrara el día en que tuviera lugar la esperada liberación.

    Cuando, por fin, al mediodía de un ocho de octubre las llaves de Cretas eran entregadas al representante del rey Alfonso II de Aragón por el alcaide moro, Pelagia, la santa de Antioquía, que había muerto tal día como aquel del año 290, se convertía en su valedora ante el cielo.
    [Recogida oralmente.]


    CRETAS, RECONQUISTADA EL DÍA DE SANTA PELAGIA  (SIGLO XII. CRETAS)
    plaza mayor, con el pelleric en el centro

    Cretas (en chapurriau local Queretes​) es un municipio de la provincia de Teruel, comunidad de Aragón, España, en la comarca de Matarraña. Tiene una población de 632 habitantes (INE 2008) y tiene una extensión de 52,66 km². Se encuentra situada entre los pueblos de Valderrobres y Calaceite, cerca de los puertos de Beceite.

    La prueba más valiosa de la presencia humana en Cretas corresponde a las pinturas rupestres descubiertas en su término municipal. En 1903, el brillante arqueólogo calaceitano Juan Cabré, descubre en el barranco del Calapatá las figuras de unos ciervos pintados, un toro, un caballo y una cabra, sobre la llamada Roca de los Moros. Dada la juventud de Cabré en aquel momento y, sobre todo, la novedad que suponía la aparición de motivos figurativos al aire libre, el hallazgo no se hizo público hasta 1907, por Santiago Vidiella a través de un breve artículo. Este descubrimiento y, muy especialmente, la publicación del calco de la otra Roca de los Moros del Cogul (Lérida) en el periódico La Veu de Catalunya atrae a Henri Breuil, uno de los más eminentes arqueólogos europeos del momento, que en colaboración con Cabré estudia las pinturas y descubre nuevas figuras más complejas y variadas en el barranco de los Gascons, el Abrigo dels Gascons, no demasiado lejos del Calapatá.


    Estos hallazgos significarían el principio del estudio del hoy llamado Arte rupestre levantino (10.000-6.500 años antes del presente); expresión creencial de los grupos cazadores-recolectores y el más singular de los artes prehistóricos europeos. Transcurrieron varias décadas para que los investigadores se ocuparan de nuevo de estas pinturas; en las revisiones de principios de los noventa se identifica en ese friso la presencia de figuras humanas, concretamente dos arqueros característicos del Arte Levantino, que no se habían interpretado como tales en los trabajos precedentes.

    El valor de estas expresiones creenciales-artísticas de Teruel -verdaderamente el que debe considerarse como el 1.er arte turolense- y de todo el sector de implantación del Arte Levantino, ha conseguido que desde 1998 sean declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad; máxima consideración que puede concederse a una obra humana. (Fuentes: Associació Catalana d'Art Prehistòric)

    Algo más recientes en el tiempo, existen evidencias que permiten afirmar que el pueblo de Cretas se levanta sobre un antiguo asentamiento ibero. Cerca de aquí, en el barranco del Calapatar y en sus alrededores se concentran la mayor parte de los asentamientos ibéricos del Matarraña y más concretamente entre el triángulo Cretas-Calaceite-Mazaleón: los poblados de Los Castelláns en Cretas, el poblado de San Antonio de Calaceite y el poblado de San Cristóbal en Mazaleón serían los más representativos del territorio. Entre los siglos V y II a.d.c. se concentró una población tan numerosa como la que actualmente puebla estas poblaciones, la mejora de las condiciones de vida y el comercio con los griegos y fenicios favoreció el nacimiento de una cultura “los íberos” y en nuestro caso la tribu de los Ausetanos del Ebro. Los eminentes arqueólogos como Juan Cabré Aguiló y Pere Bosch i Gimpera realizaron las primeras campañas de excavaciones en estos poblados y en el territorio.


    Juan Cabré Aguiló, Calaceite, arte, museo




    LA RECONQUISTA DE CAMAÑAS


    2.67. LA RECONQUISTA DE CAMAÑAS (SIGLO XII. CAMAÑAS)

    Entre el alcaide moro de Camañas y el conde cristiano de Alfambra existía una enconada rivalidad como jefes de poblaciones fronterizas y enemigas que eran. Pero en casa del señor de Alfambra se hablaba tanto del alcaide sarraceno que la mujer de aquél acabó enamorándose a distancia de éste hasta tal extremo que logró convenir una cita secreta para verse a solas.
    Aceptó el encuentro Yusuf, que sabía de las dotes y belleza de la condesa, e ideó de qué manera podría unirse a ella sin levantar las sospechas de don Rodrigo, su enemigo. De ahí que hiciera preparar a su hechicero un brebaje que, horas después de ser ingerido, la mantendría como muerta durante ocho días, tiempo suficiente para que el de Alfambra se hiciera a la idea de su desaparición.
    El alcaide moro y la dama cristianamantuvieron la cita convenida, se declararon mutuo amor y decidieron poner en práctica el plan ideado por aquél. Así es que se amaron, tomó la pócima la enamorada y luego recorrió con sigilo los escasos kilómetros que separan a ambas poblaciones.
    «Murió» la condesa en su propia casa como estaba previsto, pero el calor no huía de su cuerpo. Don Rodrigo, dubitativo, vertió plomo caliente en la mano de su mujer, que quedó perforada, pero su cuerpo no se movió. No cabía duda, pues: estaba muerta y fue enterrada entre sollozos.
    Desenterrada por los hombres de Yusuf y «resucitada», se hizo pasar por una mujer venida de lejos, y se convirtió en la señora de Camañas. Mas con el tiempo, un mendigo la identificó por la mano horadada y dio aviso a don Rodrigo, quien, disfrazado también de pordiosero, se presentó en su casa, reconociéndose mutuamente, si bien le aseguró ella que estaba allí forzada.

    Llegó entre tanto Yusuf y la dama escondió a su ex marido en un arca. Le preguntó al alcaide cuánto daría por apresar a don Rodrigo y al decirle que la mitad de sus bienes, la mujer levantó la cubierta del arca e intentó entregar a don Rodrigo, pero éste hizo sonar una flauta que llevaba escondida y al momento sus hombres, que estaban ocultos, atacaron y vencieron a los desprevenidos moros. De esta manera Camañas acababa de ser reconquistada, mientras Yusuf y su enamorada eran quemados vivos en Sierra Palomera.
    [Lázaro Polo, Francisco, El bardo de la memoria..., págs. 195-197.]





    Camañas es un municipio de la provincia de Teruel, perteneciente a la Comarca de Comunidad de Teruel, en la Comunidad Autónoma de Aragón, España. Tiene una población de 124 habitantes (INE 2018).

    LA RECONQUISTA DE CAMAÑAS (SIGLO XII. CAMAÑAS)


    Profesor e historiador de la literatura, natural de Caminreal.

    Publicaciones. Monográficos

    • El bardo de la memoria  : historias y leyendas turolenses / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Diputación Provincial, D.L. 1992; 205 p.:il.;18 cm
    • Cervantes y Teruel / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Caja Rural de Teruel, 2005; 38 p.:il.;21 cm
    • Crónica del Teruel extraño / Francisco Lázaro Polo. Zaragoza, Ibercaja, 1999; 253 p.:il.;24 cm
    • Cuéntame El Cid en Teruel / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Aragón Vivo, 2007; 79 p.:il.;23 x 25 cm
    • Personajes turolenses / Francisco Lázaro Polo ; dibujos, Mª Carmen Muñoz Ferrer. Teruel, Caja Rural de Teruel, 1997; 142 p.:il.;21 cm
    • Teruel y la literatura / Francisco Lázaro Polo. Teruel, Aragón Vivo, 2003; 256 p.;21 cm

    Publicaciones. Artículos

    • "El Cantar de mio Cid y Teruel", Turia, 83, 2007, p. 379-403.
    • "Los poetas de Monreal", en Historia de Monreal del Campo, Monreal, 2006, p. 295-302 [Texto completo]
    • ``Ecos literarios del valle´´. Calamocha, Xiloca, 32, 2004, pág. 077-094 [Texto completo]
    • "Ecos literarios del valle", en Comarca del Jiloca, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2003, p. 177-192 [Texto completo]
    • ``Por los caminos literarios de El Cid Campeador´´. Calamocha, Xiloca, 25, 2000, pág. 173-188 [Texto completo]
    • ``Introducción a la literatura turolense´´. Calamocha, Xiloca, 20, 1997, pág. 257-283 [Texto completo]
    • ``Dos motivos significativos del Caminreal contemporáneo: el escudo y el ferrocarril´´. Calamocha, Xiloca, 08, 1991, pág. 063-070 [Texto completo]
    • `Notas aproximativas al dance de Caminreal´´. Calamocha, Cuadernos del baile San Roque, 03, 1990, pág. 095-105 [Texto completo]
    • ``Assi fera lo de Siloca, que es del otra part: alusiones épicas a nuestra comarca en el cantar del Mio Cid.´´. Calamocha, Xiloca, 05, 1990, pág. 091-100 [Texto completo]
    • ``Algunas notas sobre la historia, el folklore y el habla de Caminreal (Teruel)´´. Calamocha, Xiloca, 02, 1988, pág. 151-171 [Texto completo]

    Bibliografía

    • Barreiro, Javier (2010): Diccionario de autores aragoneses contemporáneos, 1885-2005. Zaragoza, Diputación Provincial.

    LA RECONQUISTA DE AGUILAR DE ALFAMBRA


    2.66. LA RECONQUISTA DE AGUILAR DE ALFAMBRA (SIGLO XII. AGUILAR DE ALFAMBRA)

    LA RECONQUISTA DE AGUILAR DE ALFAMBRA (SIGLO XII. AGUILAR DE ALFAMBRA)


    Tras cruentas y reiteradas escaramuzasy auténticas batallas contra los musulmanes por toda la altiplanicie turolense, el rey Alfonso II de Aragón, el reconquistador de Teruel, pudo por fin apoderarse de Aguilar de Alfambra en 1170. Cuenta la leyenda cómo su castillo, hoy llamado de la Virgen de la Peña, sirvió de baluarte casi inexpugnable durante algún tiempo a todos los moros que andaban huidos y dispersos por la comarca y tras sus muros se hicieron fuertes, sin que los guerreros cristianos lograran rendirlos, por más denodados esfuerzos que realizaban.
    Sin embargo, la toma de Aguilar se mostraba totalmente necesaria para poder proseguir la tarea reconquistadora. Así es que los capitanes del ejército cristiano, al ver que no podían vencer mediante las armas a los aguerridos musulmanes empleando la táctica habitual, dada la dificultad existente para entrar en el castillo, decidieron utilizar otra estrategia, concibiendo un ingenioso plan para rendirlos.
    El plan a seguir era sencillo y consistía en reunir —con el mayor de los sigilos para lo cual tuvieron que atarles los hocicos— un enorme rebaño de cabras traídas de toda la comarca que fueron concentradas en una paridera cercana.

    Luego esperaron una noche sin luna, muy oscura, y les colocaron teas encendidas amarradas a los cuernos, lanzando a las bestias de esta guisa y por sorpresa hacia el castillo. Los musulmanes, muchos de los cuales dormían al abrigo de los muros de la inalcanzable fortaleza, despertaron asustados por tan extraño y desmedido ejército, salieron del alcázar y huyeron despavoridos entre aullidos, hasta terminar la mayor parte de ellos como cautivos.
    Del empleo de esta curiosa estratagema que los cristianos utilizaron contra los musulmanes procede el apelativo de chotos con que todavía se designa hoy a los habitantes de Aguilar de Alfambra.

    [Zapater, Alfonso, Aragón pueblo a pueblo, tomo I, pág. 60.]



    https://es.wikipedia.org/wiki/Aguilar_del_Alfambra

    Aguilar del Alfambra es una localidad y municipio de la comarca Comunidad de Teruel en la provincia de Teruel, en la Comunidad Autónoma de Aragón, España. Tiene un área de 39,04 km² con una población de 64 habitantes (INE 2016) y una densidad de 1,64 hab/km².

    Aparece como Aguilar en un texto de 1212. Durante la Edad Media y todo el Antiguo régimen, hasta la división provincial de 1833, fue tierra de realengo, quedando encuadrada dentro de la comunidad de aldeas de Teruel en la sesma del Campo de Monteagudo.

    LA RECONQUISTA DE MONREAL DEL CAMPO


    2.65. LA RECONQUISTA DE MONREAL DEL CAMPO (SIGLO XII. DAROCA)

    Una tarde, Beatriz lloraba desconsoladamente. Junto con Sancho de Ravanera, su hermano, escuchaba preocupada al pregonero. En nombre del señor darocense, Alvar Pérez de Azagra, estaba haciendo un llamamiento para ir a la guerra contra el moro. Sancho, que decidió acudir para ir a tierras de Monreal, llevó a Beatriz a la grupa de su caballo hasta Báguena, donde se quedaría en casa de su tío Martín de Ravanera. Luego se unió a la expedición.

    LA RECONQUISTA DE MONREAL DEL CAMPO (SIGLO XII. DAROCA)

    Durante mucho tiempo, Sancho guerreó contra los musulmanes por tierras de Teruel hasta llegar a Saguntosiendo uno de los más distinguidos: tomó un castillo, dio muerte a su alcaide y varios servidores y cogió prisionera a una hermosa joven mora que, según averiguaciones posteriores, resultó ser hija de Abén-Gama, antiguo régulo de Daroca. Se enamoró de la muchacha y callando el secreto de querer casarse con ella, la llevó a Báguena para que su hermana la instruyera en la religión cristiana. El resultado fue la fijación del día del bautismo para cuando regresara Sancho.

    Enterado Abén-Gama del paradero de su hija, hizo una incursión por tierras de Báguena, lo que obligó a Ramón Berenguer IV a retirar la frontera de Monreal y retrasarla a Daroca. El caudillo moro tomó Báguena y, tras dar muerte a sus heroicos defensores, se llevó a su hija y a Beatriz. A ésta la mató y a su hija, que le confesó el deseo de convertirse al cristianismo, la encerró en una mazmorra, encargando de su custodia a un feroz sarraceno, que la forzó. No obstante, antes de morir, un ángel le administró las aguas del bautismo.
    Con la paz, Daroca era un ir y venir de gentes. Se construían iglesias, se empedraban calles, se reparaban las murallas. Sancho reposaba del fragor de la batalla sin saber nada de Beatriz ni de la mora. Indagó entre las gentes, mas nadie sabía nada. Pero al llegar a una plaza, un juglar recitaba una historia que llamaba «el romance de la mora». Al contarla, Sancho reconoció a su hermana y a su amada. Le preguntó al juglar dónde había oído aquella historia y éste le dijo que lo narraban aldeanos turolensesfronterizos con los moros.
    Sancho de Ravanera ingresó en la Orden del Temple y, junto a Ramón Berenguer IV, estuvo en la reconquista de Monreal. Hasta que, en una de sus correrías, tuvo la oportunidad de apresar a Abén-Gama, a quien dio muerte para vengar a las dos mujeres de su vida.
    [Beltrán, José, «El Templario», en Tradiciones y leyendas de Daroca. Daroca, 1929.]





    https://es.wikipedia.org/wiki/Monreal_del_Campo

    No os perdáis las mentiras de la serie Knightfall, sobre los Templarios.


    Y aquí otro video de catalanistas idiotas que no saben ni mirar en la wikitrolas.cat para ver quién era rey de Aragón, Navarra, Francia en esa época.  





    ALFONSO I EL BATALLADOR, CASTIGADO POR DIOS EN FRAGA


    2.64. ALFONSO I EL BATALLADOR, CASTIGADO POR DIOS EN FRAGA
    (SIGLO XII. FRAGA)

    Alfonso I el Batallador, tras recorrer de forma victoriosa casi todo el actual Aragón central, se dispuso a asediar Fraga, importante población musulmana enclavada a orillas del río Cinca. Ante los preparativos llevados a cabo, Abén Ganya, de la tribu de los moabitas, gran príncipe de Valencia y Murcia, organizó un gran ejército y acudió a tierras fragatinas para socorrer a sus correligionarios. Pero, a pesar de su numerosa y aguerrida hueste, fue vencido dos veces consecutivas por el Batallador, dejando a los cristianos un enorme botín para repartirse como era costumbre.

    La doble victoria de Alfonso I se debió, sin duda alguna, a que llevaba consigo una bella arca de oro, adornada con múltiples piedras preciosas. Dentro de ella guardaba varias reliquias, entre las que destacaba un leño de la cruz en la que murió Jesús. El rey aragonés había conseguido el arca en el transcurso de una de sus numerosas guerras, en casa de los mártires Primitivo y Facundo, allá por tierras del río Cea, en León.
    Además de esta caja-relicario, que era la más preciada por él, poseía otras de marfil, oro, plata y piedras preciosas, en las que guardaba reliquias múltiples y variadas de la Virgen María; del leño del Señor; de apóstoles, mártires y confesores; de vírgenes; de patriarcas y profetas. Todas esas arquetas eran custodiadas por soldados y sacerdotes en la capilla ambulante que el rey llevaba consigo siempre que entraba en campaña.
    Tras la doble victoria de los aragoneses sobre Abén Ganya, los moros de Fraga quisieron pactar y entregarse, pero el Batallador no quiso aceptar la rendición que se le ofrecía si no era con un baño de sangre, porque Dios había endurecido su corazón, en castigo, sin duda alguna, por los males que hizo a los cristianos de León y Castilla, tierras que recorrió en varias ocasiones con sus huestes.
    Al fin, Abén Ganya, que recibió refuerzos extraordinarios de al-Andalus, venció a Alfonso I, apoderándose de las arcas.
    [Huici, Ambrosio, «Chronica Adefonsi imperatoris», en Las crónicas latinas de la reconquista, t. II, pág. 228.]






    Huici, Ambrosio, Chronica Adefonsi imperatoris