LA REPOBLACIÓN DE SUELVES


2.84. LA REPOBLACIÓN DE SUELVES (SIGLO XII. SUELVES)

LA REPOBLACIÓN DE SUELVES (SIGLO XII. SUELVES)


Los musulmanes habían pasado de ser dominadores a dominados en las tierras pirenaicas, aunque muchos de ellos permanecieron en sus hogares.

Sin embargo, algunos espacios habían quedado vacíos y era preciso repoblarlos, ponerlos en explotación, lo cual era tarea difícil dada la exigua población aragonesa cristiana.
Un caballero, conocido como marqués de Suelves, adquirió el castillo de esta población y las tierras que le rodeaban con idea de repoblarlas y organizar la vida del territorio. El día que tomó posesión del castillo reunió a los catorce hombres que le servían y les dijo que a la mañana siguiente, al despuntar el alba, podían salir en la dirección que desearan y buscar el lugar que prefirieran para construir allí su casa, junto con tierras suficientes para cultivar.
No obstante, el marqués organizó aquella noche una fiesta en el castillo, a la que acudieron como invitados los catorce hombres. Lo cierto es que no sólo se hizo muy tarde, sino que también bebieron en exceso hasta emborracharse. Como casi no podían tenerse en pie, decidieron todos juntos dar un paseo por el campo para tomar un poco el aire y refrescarse.
Salieron al exterior. Como estaban tan mareados por los efectos del alcohol, cada uno encaminó sus pasos hacia donde le llevaban buenamente sus pies. Los que habían abusado más cayeron pronto al suelo y se quedaron allí durmiendo; otros, que iban juntos, caminaron un poco más hasta caer también. Los más sobrios anduvieron un poco más, hasta alejarse casi dos kilómetros y medio, desplomándose asimismo.

Al despuntar el alba, todos dormían en el mismo lugar en el que habían caído extenuados horas antes y allí despertaron. Asombrados de encontrarse en medio del monte, cada uno de los catorce hombres decidió construir su casa en el lugar exacto donde había pernoctado.

El señor cumplió su palabra, y este es el motivo que explica por qué en Suelves se construyeron las casas separadas entre sí a gran distancia unas de otras, y que en algunos lugares hubiera tres o cuatro muy cercanas entre sí.
[Datos proporcionados por Mª Carmen Lascorz.]


Suelves (Suelbes en aragonés) es un pueblo habitado actualmente por un matrimonio belga, a 780 m. de altitud,1​ situado en el Prepirineo Oscense.


A 6 km de Bárcabo, es una entidad menor del Ayuntamiento de Bárcabo que depende geográficamente y económicamente del Somontano, aunque políticamente pertenece al Sobrarbe.

Con una extensión algo mayor de 1500 hectáreas, predomina el monte inculto con una población vegetal a base de pinos, encinas y monte bajo. Las tierras estaban distribuidas entre 900 hectáreas incultas pertenecientes a la Sociedad de Vecinos de Suelves (Monte Común indiviso por partes iguales) y las restantes 600 hectáreas de cultivo de buena calidad, no abancaladas, de propiedad particular.

Fuera del término de Suelves, la totalidad de los vecinos disponía de bastantes fincas en los pueblos de Colungo y Naval. El pueblo estaba dotado de Escuela Mixta, Iglesia Parroquial y molino de aceite.

El pilar fuerte de su economía se debía a las cosechas de olivas, mandarinasy una fuerte tradición ganadera.

A principios de la década de 1960, a causa de la carencia de una carretera de acceso al pueblo, parte de los vecinos propuso iniciar contactos con el Patrimonio Forestal del Estado con el objetivo de ofrecer tierras del monte común para repoblar a cambio de dotarlos de una vía de acceso a Suelves (bastante mejor que la de Novillas).

Patrimonio Forestal del Estado declinó el ofrecimiento pero se mostró interesada en una oferta global, la venta de la totalidad del pueblo. Esta nueva proposición no fue aceptada por los vecinos que sin embargo pasados algunos meses volvieron a intentarlo, esta vez en plan de Consorcio de 300 Has. Esta oferta es aceptada, pero dado el gran acopio de tierra y pueblos para repoblar en el Alto Aragón que por esa época hacía Patrimonio Forestal del Estado, se pospone su realización hasta que toque por turno.

El Consorcio de Suelves fue finalmente repoblado a principios de la década de los 70, algunos años después de haber vendido el pueblo. El camino de acceso fue finalmente hecho cuando ya no quedaba casi nadie en el pueblo.

Durante los años 70 se construyó una pequeña y apartada urbanización en una montaña boscosa, un camping, una piscina y unos bungalows que actualmente se encuentran en ruina. Solamente la urbanización sigue habitada por belgas.

Progresivamente todos los habitantes fueron marchándose, hasta que el 1 de febrero de 1980 el último hijo de Suelves abandonó su pueblo.

La venta de Suelves tuvo una amplia repercusión en toda la prensa española, haciéndose eco todos los periódicos de mayor difusión.

La primera noticia se da en el Diario Pueblo de Madrid: «En el Alto Aragón unos belgas compran el pueblo de Suelves. Lo convertirán en coto de caza, colonia residencial y paraíso de recreo».


El semanario de Barbastro El Cruzado Aragonés, publica en 1964 el siguiente titular: «A 0,15 céntimos metro cuadrado, unos belgas compran el pueblo de Suelves».

En el mes de mayo de 1964 en La Nueva España de Oviedo publica fotografías de la Iglesia Parroquial de Suelves con su campanario bajo el título: «Un pueblo español que pronto será belga».

El 11 de noviembre de 1973 el diario ABC de Madrid publicaba un artículo bajo el título «Intereses de las inmobiliarias extranjeras por los pueblos abandonados del Alto Aragón»​ donde se decía que una inmobiliaria llamada Forestal y Construcción con residencia en Berlín planeaba construir «un complejo turístico consistente en la construcción de 400 chalés y dos hoteles, uno de cinco estrellas, con una capacidad de 100 camas, y otro de tres estrellas con 400 camas. Además de amplia zona comercial, dos campos de tenis, seis de fútbol, mini-golf, campo de golf, picadero y otros deportes. El complejo totaliza una extensión de 1658 hectáreas, y la inmobiliaria restauraría el pueblo de Suelves, dándole un carácter de pueblo típico». El 29 de noviembre el mismo diario ABC en un reportaje titulado «Huesca, se venden treinta pueblos» informaba de que la inmobiliaria alemana Forestal y Construcción se encontraría en problemas, a la espera de un nuevo socio.

La publicación quincenal aragonesa Andalán también dedicó numerosos artículos y editoriales.




DELIMITACIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE BINÉFAR


2.83. DELIMITACIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE BINÉFAR
(SIGLO XI. BINÉFAR)

DELIMITACIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL DE BINÉFAR  (SIGLO XI. BINÉFAR)


Monzón, tras varios intentos del ejército aragonés, cayó en manos cristianas y con la toma de su castillo toda la zona se aprestó a la tarea de la repoblación y organización del territorio. En aquellos momentos, Binéfar formaba parte del término de Monzón, pero el rápido crecimiento de su caserío animó a sus pobladores a reclamar su propio territorio municipal.
Tras largas conversaciones y propuestas de todo tipo, pudo llegarse, por fin, a un acuerdo de solución. Consistía éste en que al alba de un determinado día saldrían dos ancianas, una de Binéfar y otra de Monzón, andando por el camino que unía a ambas poblaciones: donde se encontraran, allí estaría la güega o muga. Naturalmente, en ambos lugares eligieron a las abuelas más ágiles y rápidas, a las que nadie podría ayudar.
Por parte de Binéfar, la comunidad de vecinos designó a una anciana de la calle Monzón. Pero ocurrió que estaba resfriada y, pensando en el compromiso que tenía al día siguiente, decidió superar la enfermedad por el procedimiento más expeditivo de la época: sudando bien arropada en la cama. Así es que la abuela binefarense, cuando se echó la noche, tomó unas peras que tenía colgadas en la falsa y se preparó un buen ponche caliente. Una vez cocidas las peras con miel, les añadió el preceptivo vino tinto de la tierra. Todo hubiera sido normal a no ser porque se pasó en la dosis recomendada por la receta, de modo que se acostó a la cama realmente «contenta».
Al despertar, el catarro estaba mucho mejor, pero el sol entraba ya por la ventana. Muy apurada, sin lavarse apenas, se vistió rápidamente, se calzó unas zapatillas cómodas, cogió una labor para el camino y se dispuso a plantarse lo más cerca posible de Monzón. Pero cual no sería su asombro cuando, nada más dejar las últimas casas de Binéfar, se topó con la «cabezuda» montisonense que, ligera y, sobre todo, madrugadora, había recorrido ya las dos leguas que separan a ambos pueblos.
Como les seguían a distancia varios vecinos de Binéfar y de Monzón, respectivamente, justamente allí donde se encontraron colocaron una muga de piedra para señalar la linde, haciendo que el notario diera fe de lo ocurrido. Por eso el término de Binéfar ha sido y es tan reducido.
[Datos proporcionados por José Peyrón Gimeno.]



https://es.wikipedia.org/wiki/Bin%C3%A9far

Binéfar es un municipio y población de España, perteneciente a la Comarca de la Litera, al este de la provincia de Huesca, comunidad autónoma de Aragón, a 76,7 km de Huesca y a 39 km de Lérida. Tiene un área de 25,10 km² con una población de 9435 habitantes (INE 2018) y una densidad de 370,04 hab/km². El código postal es 22500.

Se encuentra comunicado con la ciudad de Monzón y Almacellas (provincia de Lérida) por la carretera nacional 240 (N-240) y la autovía A-22, lo que hace que sea lugar de paso para todo aquel que quiera ir hasta la capital de la provincia, desde Cataluña.

El nombre primitivo de Binéfar, según el estudioso Benito Coll, pudiera proceder de un origen árabe-musulmán del municipio, cuyo máximo responsable sería Affa. De aquí que el pueblo de los súbditos o "hijos" de Affa o tal vez Effar, se denomine Ben-Affa y de aquí, y con el paso de los años, mutó en Abinéfar, Avenáfar, Benáfar o Bináfar y reconocido así por el reino de Monzón.

Binéfar aparece mencionado documentalmente por primera vez en el siglo XI. En 1169 los templarios de Monzón otorgaron carta de población. En octubre de 1363 se firmó el tratado de Binéfar entre Pedro IV el Ceremonioso de Aragón y Enrique de Trastámara. El pacto fue ratificado en marzo de 1366 en Zaragoza. En abril de 1467 se enfrentaron a San Esteban de Litera y en el siglo XVI Binéfar, a causa de la peste desatada en Monzón, fue sede de las Cortes de Aragón, presididas por Felipe II, en 1585.

Es villa desde 1785. En el siglo XIX llegó el ferrocarril a Binéfar y en 1906 Alfonso XIII inauguró el Canal de Aragón y Cataluña, ambos pilares de desarrollo económico y social del siglo XX.

En la Guerra Civil (1936-1939) se constituyó en una de las colectividades más importantes de Aragón, aunque no llegó a consolidarse. En 1970 fue inaugurada la sede central del Sindicato de Regantes del Canal de Aragón y Cataluña por Juan Carlos de Borbón.

En la actualidad, Binéfar destaca como centro comercial y de servicios de La Litera, con una importante actividad agropecuaria (cereales, plantas forrajeras, frutas y hortalizas, así como ganado ovino, bovino y porcino) e industrial (agroalimentarias, mecánicas, textiles y de materiales de la construcción). La lonja agropecuaria sirve de referencia a todas las demás lonjas del mercado nacional.

Han sido diversos los restos arqueológicos hallados en las proximidades de Binéfar. Todos ellos arrojan luces sobre los primeros pobladores de esta zona. Cabe destacar el asentamiento de La Vispesa (foco de romanización de la Ilergecia Occidental), en el que a principios del siglo XX, R. Donoso encontró un fragmento de una estela ibérica, de tipo funeraria, en piedra arenisca (1,44 metros de altura) que actualmente se encuentra en el museo de Huesca.

Arquitectura religiosa:

Iglesia de San Pedro: gótica se edificio en el siglo XV y se amplió en el siglo XVIII. Tiene planta rectangular y está formada por tres naves, crucero, ábside con capillas, coro y torre. La nave central se compone de cuatro tramos cubiertos con bóvedas nevadas de crucería estrelladas, pertenecientes a la primitiva iglesia gótica. Las naves laterales son más bajas que la central y corresponden al estilo barroco. Sobre el crucero se sitúa un amplio cimborrio, quedando los brazos cubiertos con bóvedas de lunetos. La torre presenta planta octogonal con cuatro cuerpos separados por impostas. En el lado opuesto se encuentra el baptisterio, en el que podemos admirar una puerta gótica convertida en ventanal con vidrieras. La portada es un ejemplar singular de gótico flamígero, único en Aragón. El retablo gótico mayor que se cerraba con dos puertas, quemado en la última contienda, era obra de Damián Forment, y a Felipe II en 1585 le impresionaron tanto que ordenó desmontarlas y llevarlas al monasterio del Escorial.

Ermita de San Quílez (1888).
Ermita de Nuestra Señora del Romeral (1955)
Arquitectura civil

El casco antiguo conserva algunas casas de cierta antigüedad como Casa Ruata, Casa Corzán, Casa de Cultura (estilo renacentista, s. XVI). Recorriendo las dos calles que unen la plaza de la iglesia (plaza Padre Llanas) con la plaza de la Litera encontramos algunos edificios de interés, aunque desgraciadamente la mayor parte de ellas se han derribado en el pasado siglo. Se pueden admirar la actual casa de la Cultura, que fue ayuntamiento y cárcel de la villa, restaurada en la década de los ochenta; casa Ruata, con escudo de armas, y algunas casas solariegas de la calle Mayor y de la plaza de La Litera. La cruz de término gótica, derribada en 1931, fue restaurada por el artista Pepe Beltrán. Se pueden admirar en la plaza de la iglesia y en la calle Mayor algunas cías, de la gran cantidad que existen, que se han protegido.

Binéfar se puede considerar como uno de los municipios con mayor relación en cuanto a producción de proyección nacional e internacional con respecto a su población. La Lonja Agropecuaria de Binéfar es la lonja más importante de España y referente europeo en cuanto al ganado bovino. Alberga la Cooperativa Joaquín Costa.

La obra del Canal de Aragón y Cataluña (concluida en 1906) permitió la transformación agrícola del territorio. Además, su sede reside en Binéfar.

El mundo cultural de Binéfar se ve promovido con programas estables de carácter anual por el ayuntamiento: Circuito de Teatro Infantil, Teatro de Adultos, Espectáculos de Música y Danza, Folclore, Concursos, Pórtico Cultural (preliminares de fiestas), Imaginaria (Festival de títeres e imagen en movimiento), actividades literarias, Diverbiner... Además cuenta con diversos servicios y equipamientos culturales: biblioteca pública, escuela de música y danza donde también se imparte folclore, taller de artes y un centro cultural y juvenil.

Los Titiriteros de Binéfar es la formación cultural más importante, recibiendo en 2010 el I Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud.



Teodoro Bardají recogió los ingredientes del recau y los llevó a los mejores fogones. Bardají, bajo la denominación de Recao de Binéfar, hace uso de la morigeración, debido a la falta de recursos más sustanciosos que condicionó su creación en los fogones populares oscenses, prescindiendo de los pecados de la carne en cualquiera de sus manifestaciones. La coyunda se mantiene sólo entre vegetales, / JA JA, esto para que veais lo buena que es la wikipedia / aunque con representación de suficientes especies como para presentar una dieta bastante completa de hidratos de carbono y distintas vitaminas. También se le puede llamar recau al plato más conocido en la villa de Binéfar.

Canal de Aragón y Cataluña
Iglesia de San Pedro
Ermita de Nuestra Señora del Romeral
Ermita de San Quílez
Teatro Municipal Los Titiriteros de Binéfar
Ayuntamiento "premio García Mercadal de arquitectura"

Benito Coll y Altabás, filólogo
Cervera Roche, banquero judío que fundó una casa de banca en 1560.
Eduardo Llanas, vicario general de la Escuelas Pías en 1900.
Miguel Ángel Fúster Coll, compositor
Tato Abadía, exfutbolista de Primera División
Teodoro Bardají Mas, maestro culinario

http://www.binefar.es/

https://www.researchgate.net/publication/304616382_Nuevos_Datos_sobre_el_Conocimiento_de_la_Ilergecia_Occidental_Prospecciones_Geofisicas_en_la_Litera_y_el_Bajo_Cinca

FUNDACIÓN DE LA VILLA DE ACUMUER


2.82. FUNDACIÓN DE LA VILLA DE ACUMUER (SIGLO IX. ACUMUER)

FUNDACIÓN DE LA VILLA DE ACUMUER (SIGLO IX. ACUMUER)


Muerto el conde don Aznar, el primer gran conde de los jacetanos, le sucedió en el gobierno del territorio su hijo primogénito don Galindo, hombre valeroso, aguerrido y religioso a la vez. En efecto, si junto al rey de Sobrarbe concurrió contra los moros en múltiples y variadas acciones bélicas, dio también muestras de su gran devoción religiosa, engrandeciendo con sus donaciones piadosas al monasterio de San Pedro de Siresa o fundando el cenobio de San Martín de Cercito.

Precisamente la fundación de este último cenobio dio origen a una importante controversia, pues el lugar donde fue hallada la vieja capilla que dio origen al monasterio erigido por el propio don Galindo estaba ubicado fuera de los límites del condado. La pronta fama alcanzada por el nuevo monasterio motivó que varios pueblos cercanos reclamaran para sí la ubicación del mismo en su respectivo término jurisdiccional, controversia que les llevó incluso, en varias y repetidas ocasiones, al uso de las armas para tratar de dirimir la cuestión, actitud que disgustó enormemente al conde, quien se dispuso a intervenir de manera decidida y definitiva.
Entre los contendientes, destacaron los pueblos de Santa María de Eruson, que contaba entonces con un magnífico castillo, y Cercito, que también alardeaba de otro no menos importante, el llamado de Panifico. Llegadas hasta este extremo las cosas, el conde Galindo decidió poner fin a tales desavenencias mandando fundar y construir la villa de Acumuer, a la cual quedaron adscritos ambos pueblos en litigio, a la vez que declaraba corresponder al territorio de la misma el monasterio fundado por el propio Galindo, de modo que, desde aquel instante, pasó a conocerse de manera indistinta como monasterio de San Martín de Cercito o de Acumuer.
En realidad, la decisión adoptada por el joven conde jacetano no era sino una muestra más de la tarea repobladora emprendida en un territorio prácticamente vacío de gente.
[Blasco, Cosme, Historia de Jaca, págs. 56-61.]



Acumuer es una localidad española perteneciente al municipio de Sabiñánigo, en el Alto Gállego, provincia de Huesca, Aragón, situado al norte del término, en el Valle del río Aurín, que también recibe el nombre de la localidad o Valle de Acumuer.


Se accede desde Sabiñánigo por la carretera secundaria de Larrés -donde se encuentra el Museo de Dibujo Castillo de Larrés- pasando Isín, finalmente llega a Acumuer, donde ésta acaba.

Desde el pueblo de Acumuer por un camino forestal vetado al tráfico discurre paralelo al río un camino entre bosques de pinos, abetos y hayas que nos adentra a la cabecera del valle, una amplia zona de praderas salpicada de bordas. Siguiendo el curso del río, que se presenta abundante en pequeñas cascadas y gradas, y ascendiendo por el fondo del valle se llega hasta el ibón de Bucuesa, precioso lago natural de origen glaciar situado a más de 2.000 msnm.



Entre 1842 y 1857, se anexiona el término de Asqués y Bolás, el de Asún y el de Isín, por lo que desde ese censo el municipio de Acumuer cuenta con la población total de las cinco localidades.

En 1965, el antiguo municipio de Acumuer es absorbido por el término municipal de Sabiñánigo, de acuerdo con lo fijado en el Decreto 1121/65, de 8 de abril, publicado en el Boletín Oficial del Estado número 104, de 1 de mayo. Desde la incorporación a Sabiñánigo la población de la localidad de Acumuer varía.

En el pueblo destaca la Iglesia Parroquial de La Asunción. Próximas a Acumuer están las ruinas de la Ermita de Nuestra Señora del Pueyo, lugar que albergaba a la Virgen del Pueyo, talla románica de principios del siglo XIII.

Pilar Gracia Oliván: Tradición oral en el Valle de Acumuer. Col. Yalliq 1, Comarca Alto Gállego (2002).
Jesús Montuenga Ruiz: Acumuer (1556-1965). Asociación de Amigos del Serrablo (2008).
Andolz Canela, Rafael (junio de 2004). Diccionario aragonés (5ª edición). Zaragoza: Mira editores. ISBN 84-8465-160-6.



FUNDACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE PANO


2.81. FUNDACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE PANO
(SIGLO VIII. SAN JUAN DE LA PEÑA)

FUNDACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE PANO  (SIGLO VIII. SAN JUAN DE LA PEÑA)


En los momentos inmediatamente posteriores a la conquista musulmana de Zaragoza, la principal ciudad del valle medio del Ebro, no era extraño advertir la presencia de pequeños grupos de cristianos huidos y escondidos en bosques, cuevas y montes que esperaban a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos por si podían regresar a los hogares que habían abandonado de manera precipitada. Estos fugitivos solían reunirse para llorar sus penas, solicitar la ayuda de Dios y ayudarse unos a otros. Fue en una de estas reuniones cuando, ante la permanencia de los moros en la ciudad, surgió la idea de reconquistar las tierras perdidas y tratar de fundar una ciudad cristiana.
Animados por esta ilusionante idea, los cristianos huidos —que conocían perfectamente la zona, pues no en vano era su casa— escogieron una cumbre inaccesible, la cima del monte Pano, como lugar de asentamiento de su primera ciudad tras la invasión agarena. Dicho monte, que situado entre Santa Cruz de la Serós y Botaya, está coronado en su cima por una extensa llanura, por lo que el trazado y la construcción fueron fáciles, máxime cuando aún hoy por allí abundan la piedra y la madera. Se dieron cita en aquel lugar familias enteras que se rigieron por los antiguos usos y costumbres bajo la protección de la Cruz, el auténtico símbolo de su fe.
No tardó mucho en llegar la noticia de la existencia de esta nueva y pequeña comunidad a oídos de Abdelaziz, gobernador musulmán de Zaragoza, quien, temeroso de que aquel intento pudiera constituir algún peligro, dispuso inmediatamente un ejército, capitaneado por Abdemelic, para tratar de someter a la ciudad de Pano.

Cuando los cristianos advirtieron la presencia del ejército musulmán se aprestaron a defender sus casas. En principio, las dificultades para acceder al lugar escogido pudieron mantener a salvo sus casas y enseres por un cierto espacio de tiempo, pero finalmente acabó imponiéndose el mayor poderío humano y bélico del ejército atacante, que penetró en la ciudad y la arrasó por completo, frustrando así el sueño de aquellas familias.
Nada quedó en la ciudad de Pano, salvo esta historia.

[Martínez y Herrero, B., Sobrarbe y Aragón..., I, págs. 46-48.]


El Real Monasterio de San Juan de la Peña situado en Botaya, al suroeste de Jaca, Huesca, Aragón (España), fue el monasterio más importante de Aragón en la alta Edad Media. En su Panteón Real fueron enterrados un buen número de reyes de Aragón. Forma parte del camino aragonés del Camino de Santiago. Su enclave es extremadamente singular.


Cuenta la leyenda, que un joven noble de nombre Voto (en algunas versiones, Oto), vino de caza por estos parajes cuando avistó un ciervo. El cazador corrió tras la presa, pero ésta era huidiza y al llegar al monte Pano, se despeñó por el precipicio. Milagrosamente su caballo se posó en tierra suavemente. Sano y salvo en el fondo del barranco, vio una pequeña cueva en la que descubrió una ermita dedicada a San Juan Bautista y, en el interior, halló el cadáver de un ermitaño llamado Juan de Atarés. Impresionado por el descubrimiento, fue a Zaragoza, vendió todos sus bienes junto a su hermano Félix se retiró a la cueva, e iniciaron una vida eremítica.

Este sería el inicio del Monasterio del que escribía don Miguel de Unamuno:

...la boca de un mundo de peñascos espirituales revestidos de un bosque de leyenda, en el que los monjes benedictinos, medio ermitaños, medio guerreros, verían pasar el invierno, mientras pisoteaban la nieve jabalíes de carne y hueso, salidos de los bosques, osos, lobos y otros animales salvajes.

Claustro de San Juan de la Peña.
Claustro de San Juan de la Peña.


Se habitan estas montañas poco después de la conquista musulmana, al construir el castillo de Pano, destruido en el año 734. El origen legendario del Reino de Aragón también encuentra en el monasterio cueva de San Juan de la Peña su propia historia, cuando reunidos los guerreros cristianos junto a Voto y Félix deciden por aclamación nombrar a Garcí Ximénez su caudillo que les conducirá a la batalla por reconquistar tierras de Jaca y Aínsa, lugar este donde se produjo el milagro de la cruz de fuego sobre la carrasca del Sobrarbe.

Reinando en Pamplona García Íñiguez y Galindo Aznarez I, conde de Aragón, comienzan a favorecer al Monasterio. El rey García Sánchez I concedió a los monjes derecho de jurisdicción, y sus sucesores hasta Sancho el Mayor, continuaron esta política de protección. Allí pasó sus primeros años San Íñigo. En el reinado de Sancho Ramírez de Aragón adquiere su mayor protagonismo llegando a ser panteón de los reyes de Aragón.

Fueron devastadores los incendios de 1494 y 1675. A raíz del último de ellos, se construyó el Monasterio Nuevo. El Monasterio Antiguo fue declarado Monumento Nacional el 13 de julio de 1889 y el Monasterio Moderno el 9 de agosto de 1923. La restauración fue dirigida por el arquitecto modernista aragonés Ricardo Magdalena.

Probablemente existiera algún tipo de cenobio anterior al siglo XI, pero la construcción de mayor importancia empieza el año 1026 por iniciativa de Sancho el Mayor. En el año 1071 el rey Sancho Ramírez cede el conjunto existente a los monjes cluniacenses y favorece su reforma. En este momento se levanta el conjunto que hoy queda, en mayor o menor medida. La reforma benedictina de Cluny no podía obviar la construcción de un claustro que se finalizará ya entrado el siglo XII.

A finales del siglo XI son un conjunto de capiteles de influencia jaquesa del claustro con temas de animales fantásticos y algunos motivos geométricos y vegetales donde destacan los roleos. Un segundo grupo, formado por veinte capiteles, fue encargado en el último tercio del siglo XII al llamado maestro de San Juan de la Peña, autor anónimo, también conocido como Maestro de Agüero, probablemente para sustituir otro anterior.​ El pequeño recinto ofrecía un cerramiento diáfano en forma de arcadas separadas por columnas. Los arcos se veían rematados con cenefas con el típico taqueado jaqués.

El Maestro desarrolla un programa sobre escenas bíblicas donde aparecen entre otras el Anuncio a los pastores, la Natividad, la Anunciación, la Epifanía, el Bautismo y la Circuncisión de Jesús, la Última Cena, episodios sobre Caín y Abel, la Creación de Adán y Eva, así como su Reprobación y posterior condena al trabajo. Seguramente el maestro de Agüero solo elaboró los capiteles para dos alas del claustro ya que a finales del siglo XII el monasterio entró en franca decadencia. El programa iconográfico que plantean los 26 capiteles que conservamos parece enfocar la Salvación a través de la Fe escogiendo los episodios más significativos para ello.

Se trabaja con bajorrelieves casi todos dominados por un horror vacui muy acentuado que provoca contorsiones en algunas figuras que superan el propio marco sacando un brazo como en la escena de Jesús y los Apóstoles. Los gestos son exagerados, casi teatrales, acentuando los ojos y la boca, y confiriendo narratividad a las escenas. En cuanto a las formas, estas se someten a esquemas geométricos que dominan desde la configuración del rostro o los pliegues de los paños, hasta los movimientos de caballos o de la misma agua que se vierte de un jarro a otro.

En el piso superior se encuentra el Panteón real. En él, durante cinco siglos se enterraron algunos de los monarcas de Aragón y de Navarra. Su aspecto actual data del siglo XVIII.

En San Juan de la Peña, los reyes de Aragón fueron sepultados en tumbas de piedra colocadas en tres órdenes superpuestos, desde la roca hacia afuera, presentando a la vista solo los pies del féretro. El panteón real ocupa las dependencias de la antigua sacristía de la iglesia alta, que data del siglo XI; fue reformado por Carlos III en 1770, siguiendo las indicaciones de don José Nicolás de Azara y del conde de Aranda, quien quiso ser enterrado en el atrio. La reforma solo afectó a la decoración, quedando los sepulcros en el mismo lugar; se levantó delante de ellos una pared en la que se colocaron láminas de bronce con las inscripciones correspondientes, se distribuyó por la sala profusión de estucos y mármoles, colocando en la pared frontera unos medallones con relieves que representan escenas de legendarias batallas.

Alberga los restos de algunos monarcas navarros que reinaron en Aragón, de los primeros condes aragoneses y de los tres reyes iniciales de la dinastía ramirense, Ramiro I, Sancho Ramírez, Pedro I, junto con sus esposas.

En 1889 se le otorga el título de Monumento Nacional que en 1920 es completado con la declaración por parte del rey Alfonso XIII como Sitio Nacional. Ya el 2 de febrero de 2004, el Gobierno de Aragón completa su declaración como Bien de interés cultural con la protección del conjunto monástico y su entorno.

La mayor parte del fondo documental del Monasterio se trasladó al Archivo Histórico Nacional de Madrid, donde se encuentra en la sección de Clero. Atendiendo a los trabajos publicados, la documentación se divide en tres grandes grupos:

Textos más antiguos, entre 507 y 1064, que se recogen en el Cartulario de San Juan de la Peña.
Documentos fechados entre 1064 y 1194.
Documentos fechados entre 1195 y finales del siglo XV.

Según la leyenda española sobre el Santo Grial, este permaneció en el monasterio, después de pasar por diversas ubicaciones como la cueva de Yebra de Basa, monasterio de San Pedro de Siresa, iglesia de San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo, la Catedral de Jaca, desde 1071 hasta 1399.

La necesidad de atraer a los peregrinos a Santiago que pasaban por el cercano camino de Jaca al monasterio aconsejó que en él se ubicara la reliquia. En 1399 el rey Martín I se llevó el vaso sagrado al palacio de la Aljafería de Zaragoza, donde estuvo más de veinte años, después de una breve estancia en Barcelona, acompañando al rey y posteriormente se trasladó a la Catedral de Valencia.

El primer lugar en España donde se celebra con el rito Romano es en el Reino de Aragón en el monasterio de San Juan de la Peña, el 22 de marzo de 1071, durante la estancia del Santo Cáliz en el monasterio y a continuación se oficializa en el resto del reino, sustituyendo al rito mozárabe.

Martínez y Herrero, Bartolomé (1866). Sobrarbe y Aragón : estudios históricos sobre la fundación y progreso de estos reinos, hasta que se agregó á los mismos el Condado de Barcelona. pp. 54-59. http://bibliotecavirtual.aragon.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=3703

Enríquez de Salamanca, Cayetano, Rutas del románico en la provincia de Huesca, Las Rozas (Madrid), 1987, pág. 42, ISBN 84-398-9582-8.

Lapeña Paúl, Ana Isabel (1997). «Documentos en romance del Monasterio de san Juan de la Peña (primera serie, siglo XIII-1325)». Alazet, 9, pp. 215-249.

La introducción del rito romano en Aragón y Navarra.




  • Sitio web oficial del Monasterio de San Juan de la Peña (en español, francés e inglés)


  • http://www.jacetania.es/jacetaneas/opencms/site/web/conoce_la_comarca/jaca/botaya/?comboIdiomas=spanish

    LA PROMESA DEL GUERRERO, siglo XV, Cubel


    2.80. LA PROMESA DEL GUERRERO (SIGLO XV. CUBEL)

    LA PROMESA DEL GUERRERO (SIGLO XV. CUBEL)


    En la Edad Media, para muchos hombres —sobre todo para los que no tenían fortuna— la guerra era un modo de vida o incluso una manera de realizarse, sobre todo cuando no se trataba de defender imperiosamente lo propio. Marchar a la guerra contra el moro, cuando éste se hallaba a cientos de kilómetros, podía suponer un medio de medrar, puesto que el reparto del botín, tras la finalización de una «hueste» o una «cabalgada», era ocasión de atesorar ingresos y riquezas a veces importantes.
    Cuando el verano apenas despuntaba, uno de esos hombres que vivían de la guerra, un joven desheredado y aguerrido de Villafeliche, decidió aquel año enrolarse de nuevo con cualquier señor o municipio del sur de Sierra Morena que le aceptara entre sus filas para adentrarse en tierra de moros en la táctica de desgaste que anualmente se reiniciaba. Yendo de camino, llegado el momento de finalizar su primera jornada, decidió acampar al amparo de la sencilla ermita levantada en honor de Nuestra Señora de los Ángeles, que se levantaba a pocos kilómetros del pueblo de Cubel.
    Durmió confiado durante la cálida noche y, al despuntar el alba, tras preparar su caballo para la nueva andadura del día nuevo, pero temeroso de lo que pudiera ocurrirle en la nueva aventura, que se preveía llena de riesgos, prometió a la Virgen que elevaría un santuario mayor y más hermoso si regresaba con bien del combate.
    Poco, más bien nada, se sabe de las andanzas del joven guerrero de Cubel durante aquel verano y durante el otoño siguiente, pero parece que debieron ser fructíferas. El caso es que regresó sano y salvo a su pueblo, y dispuesto a cumplir la promesa que hiciera en su día. En pocos meses, se levantó un nuevo templo, de mejor fábrica y más capaz que el anterior, dispuesto para acoger a quienes necesitaran de su amparo.
    En recuerdo de su benefactor, la primitiva advocación de la ermita de Nuestra Señora de los Ángelesfue cambiada por la de la Virgen de Guía al Guerrero, cuya imagen sedente presidía el altar mayor.

    Iglesia de la Asunción, Cubel, Zaragoza, Aragón

    [Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 452-453.
    Sánchez Pérez, José A., El culto mariano..., pág. 212.]









    Cubel es una localidad y municipio española de la provincia de Zaragoza en la comunidad de Aragón. Tiene un área de 58,62 km² con una población de 175 habitantes (INE 2016) y una densidad de 3,14 hab/km².


    Es el municipio más alto de la provincia, situado al pie de la Sierra de Santa Cruz del Sistema Ibérico. Pertenece a la comarca del Campo de Daroca. Su término municipal tiene una extensión de 58'6 kilómetros cuadrados y en él, a 2 kilómetros del pueblo, se encuadra la laguna de Guialguerrero. Dista 112 km de Zaragoza y 24 de Daroca y se encuentra cerca del límite provincial de Guadalajara. Limita con Atea (NE), Orcajo (NE), Used (9 km, SE), Torralba de los Frailes (8 km, S), Aldehuela de Liestos (7 km, SW), Abanto (7 km, NW) y Pardos (pueblo abandonado) (5 km). Eclesiásticamente está incluido en el Arciprestazgo del Alto Jalón.

    El 29 de agosto de 1996 la Diputación General de Aragón autorizó al pueblo a adoptar un escudo, que es "cuadrilongo con base circular, cortado:

    En campo azur, castillo de oro, mazonado de sable, y aclarado de gules, sostenido por monte rocoso de plata, cortado por foso inundado, en azur, y superado de lucero de plata.
    En campo de oro, cuatro palos de gules. Bordura general de plata. Al timbre, Corona Real Abierta."

    Su monumento más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Tiene planta de cruz griega inscrita en un cuadrado.
    La iglesia es de estilo barroco, pero su torre en la parte baja es del castillo, así como todo el perímetro que marca la plaza. Está encuadrada en el Arciprestazgo del Alto Jalón.

    Cubel cuenta además con la ermita de la Virgen de Guía al Guerrero, donde se conservan restos de un retablo del siglo XV.

    Las fiestas son las de San José (19 de marzo) y la de la Virgen de Guía al Guerrero (tercer domingo de agosto).




  • Aragón es así.


  • LOS DAROCENSES EN LA RECONQUISTA DE VALENCIA


    2.79. LOS DAROCENSES EN LA RECONQUISTA DE VALENCIA
    (SIGLO XIII. DAROCA)

    2.79. LOS DAROCENSES EN LA RECONQUISTA DE VALENCIA  (SIGLO XIII. DAROCA)


    Jaime I preparaba el ataque definitivo a Valencia. Necesitaba para ello un gran ejército, pues la empresa era de enorme envergadura, de modo que muchos caballeros aragonesesacudieron a su llamada. Uno de ellos fue el darocense Hernando Díez de Aux, que partió a la lucha contento por poder servir a su rey, pero inmensamente triste, pues dejaba en Daroca a su amada, Martina, que le vio partir con gran dolor, dando comienzo a una larga espera.
    El avance de las tropas cristianas era lento, hasta que, finalmente, se estableció a las puertas de Valencia un gran campamento desde donde, en el momento oportuno, se iniciaría el ataque definitivo. Las escaramuzas entre ambos ejércitos eran frecuentes y sangrientas, muriendo muchos guerreros por ambas partes. A Daroca llegaban noticias tanto de las grandes hazañas de algunos caballeros como de la triste suerte de otros que morían por su rey. Pero nadie podía informar a Martina sobre la suerte de su Hernando.
    Tal fue su desesperación que, vencida por la impaciencia, tomó la resolución de disfrazarse de caballero, para lo que se apropió de las armas de su padre, don Juan Moreno, y se unió a las huestes del obispo de Narbona, que pasaba por Daroca rumbo a Valencia, hasta cuyas puertas llegó.
    Una vez en el campamento cristiano, los esfuerzos de la joven disfrazada por encontrar a su amado fueron vanos: nadie sabía de él ni lo había visto. El tiempo transcurrió en la búsqueda y un día, sin previo aviso, sonaron las trompetas en señal de ataque. Rápidamente se organizó todo el ejército para tratar de entrar en la ciudad. Martina se aprestó también.

    Los guerreros cristianos intentaban sobrepasar el muro, pero los musulmanes se defendían con denuedo. En un momento de la batalla, Martina creyó ver a Hernando enarbolando una bandera aragonesa y luchando con varios moros a la vez. Su alegría se tornó rápidamente en desesperación cuando uno de los infieles lo hirió, cercenándole el brazo. Corrió Martina en su ayuda para gran sorpresa del joven, quien se dejó socorrer muy gustosamente por su amada.
    Jaime I entró en Valencia y concedió a los darocenses dos banderas que todavía se conservan en Daroca, por haber sido los primeros en levantar su pendón en la Valencia reconquistada.
    [Beltrán, José, Tradiciones y leyendas de Daroca, págs. 89-94.
    Esteban Abad, Rafael, Estudio histórico-político..., págs. 71-72.]



    JORNADA CUARTA. NOVELA SEXTA.

    Andreuola vol a Gabriotto, li conte un somni que ha tingut y ell an ella un atre. De repén, ell se mor als seus brassos. Mentres ella y una criada lo porten a casa seua són capturades per la señoría. Ella conte lo que ha passat, lo podestá la vol forsá, se entere son pare y, trobánla inossén, la fa liberá. Después ella se fique a monja.
    La história que Filomena habíe contat va sé mol apressiada per les siñores perque moltes vegades habíen sentit cantá aquella cansó y may habíen pogut sabé cóm y per qué habíe sigut composta. Lo rey li va maná a Pánfilo que continuare lo orden, y ell va di:
    Lo contat a la passada história me done peu a contáton una a la que se parle de dos que versaben sobre coses que habíen de passá com si ya hagueren passat, y apenes habíen acabat de contáles los que les habíen vist cuan van tíndre los dos efecte. Y aixina, amoroses siñores, hau de sabé que es impresió general de tots los que viuen vore varies coses als seus somnis, y, dormín, li pareixen totes verdaderes, y a vegades resulte que moltes de elles passen de verdat. Per naixó, mols li donen tanta fe a cada somni com li donaríen a les coses que veigueren están desperts, y en estos mateixos somnis se entristíxen o se alegren segóns lo que sels ha mostrat. Y per lo contrari, ña qui no creu en cap somni, mes que después de vóres caure al perill que los habíe sigut mostrat. Ni a uns ni als atres alabo, perque no sempre són verdadés ni totes les vegades falsos. Que no són tots verdadés, moltes vegades tots natres ham tingut ocasió de vóreu, y que no tots són falsos, abáns a la história de Filomena se ha escoltat, y a la meua, com ya hay dit, tos u mostraré. Per lo que jusgo que si se viu y se obre virtuosamen, a cap somni té que tíndres temó y no dixá per nell los bons propósits; en les coses roínes y malvades, encara que los somnis pareguen favorables an elles y en visións propíssies a qui los veuen animen, dingú té que creure; y aixina, al contrari, donáls a tots completa fe. Pero aném a la história (menos mal, Boccaccio, qué cansino que eres).

    Va ñabé a la siudat de Brescia un gentilhome de nom micer Negre de Pontecarrato, que, entre atres mols fills, teníe una filla, de nom Andreuola, mol jove y hermosa y sense casá. Ella se va enamorá de un veí seu de nom Gabriotto, home de baixa condissió encara que ple de loables costums, hermós y amable; y en la intervensió y ajuda de la nodrissa de la casa Cabriotto no sol va sabé que Andreuola lo volíe, sino que lo van portá a subín a un hermós jardí del pare de ella, y moltes vegades van disfrutá del seu amor. Per a que cap raó mes que la mort puguere separá lo seu amor, home y dona se van fé en secreto. Y del mateix modo, furtivamén, confirmán los seus ajuntaméns, va passá que a la jove una nit, dormín, li va pareixe vore en somnis que estabe al seu jardí en Gabriotto y que lo teníe entre los seus brassos en grandíssim plaé, y mentres aixina estaben li va pareixe vore eixí del cos de ell una cosa oscura y terrible en una forma que ella no podíe reconéixe, y li pareixíe que esta cosa agarráe a Gabriotto y contra la seua voluntat en espantosa forsa la hi arrancáe dels brassos y en ell se amagáe a dins de la terra y no podíe vórel mes. Com mol gran doló sentíe, se va despertá, y una vegada desperta, encara que vee que no habíe passat res del que habíe ensomiat, no va dixá de tíndre po per culpa de este somni. Gabriotto volíe aná aon ella la nit siguién, pero ella no volíe, se va esforsá en que no vinguere per la nit allí. Pero veén la seua voluntat, per a que no sospechare algo raro, la siguién nit lo va ressibí al jardí. En moltes roses blanques y roiges, perque ere tems de roses, en ell a la voreta de una bellísima fon de aigua clara que al jardí ñabíe, se van gitá, y allí, después de una llarga festa que van disfrutá juns, Gabriotto li va preguntá quina ere la raó per la que li habíe prohibit víndre la nit abáns.
    La jove, contánli lo somni de abansanit y la temó que li habíe agarrat, lay va explicá. Gabriotto, al sentíla, sen va enriure y va di que gran bobada ere creure en somnis perque tots veníen per massa minjá o per tíndre lo pap forro, y después va di:
    - Si yo haguera vullgut fé cas de somnis no hauría vingut aquí, no tan per lo teu sino per un que tamé vach tíndre la nit passada. Me pareixíe está a una hermosa y deleitosa selva per la que anaba cassán, y había enchampat una cabreta tan maja com la milló que se haigue vist; y me pareixíe que ere mes blanca que la neu y en poc rato se va fé tan amiga meua que en cap momén se separabe de mí. Y me pareixíe que la volía tan que per a que no se separare de mí li había ficat al coll un collá de or y en una cadena tamé de or la sujetaba entre les mans. Y después de aixó me pareixíe que, descansán esta quirrina una vegada y tenín lo seu cap a la faldeta, va eixí de no sé aón una gossa negra com lo carbó, mol famolenca y espantosa en apariénsia, y va víndre cap a mí, contra la que cap resisténsia me pareixíe fé; per lo que me pareixíe que me ficáe lo morro a dins del costat esquerro, y tan lo rossegabe que arribabe al cor, pareixíe que me´l arrancabe per a emportássel. Sentía tal doló que me vach despertá, y despert, en la ma en seguida vach paupá a vore si tenía algo al costat; pero com no me vach trobá cap mal me vach burlá de mí mateix per habéu fet. Pero ¿qué vol di aixó? tals y mes espantosos ne hay tingut mes vegades y no per naixó me ha passat res mes ni res menos; y per naixó olvídat del somni y pensém en chalá. La jove, acollonida pel somni, al sentí aixó encara se va esglayá mol mes, pero per a no fé enfadá a Gabriotto, va ocultá la temó, pero lo abrassáe y besáe mol, y mentres ell la apretáe y besabe, temerosa y no sabén de qué, mes de lo normal moltes vegades lo mirabe a la cara y mirabe per lo jardí per si alguna cosa negra vinguere de alguna part.
    Y están de esta manera, Cabriotto, en un gran suspiro, la va abrassá y li va di:
    - ¡Ay de mí, alma meua, ajúdam que me mórigo!
    Y dit aixó, va caure an terra com un taco damún de la herba del pradet. Veénlo la jove caigut com estabe, apoyánsel a la faldeta, casi plorán li va di:
    - Oh, dols siñó meu, ¿qué te passe?
    Gabriotto no va contestá, respirán fort y tot suat, después de no mol tems, sen va aná als atres, a la sombra allargada dels sipresos.
    Aixó va sé mol du y dolorós per a la jove, que mes que an ella mateixa lo volíe, cada una té que imagináu. Ella lo va plorá mol, y moltes vegades lo va cridá en vano, pero después de que donássen cuenta de que estabe mort, habénlo tocat per totes les parts del cos y trobánles totes gelades, no sabén qué fé ni qué di, plorosa com estabe y plena de angustia, sen va aná a cridá a la seua nodrissa, que de este amor ere cómplice, y la seua miseria y doló li va amostrá. Y después de plorá juntes sobre lo mort Cabriotto, va di la jove a la nodrissa:
    - Ya que Déu me´l ha tret, no vull seguí yo en vida, pero en ves de matám, voldría que buscárem una manera convenién de protegí lo meu honor y lo amor secreto que ha ñagut entre natros, y que se enterro lo cos com toque. A lo que la nodrissa va di:
    - Filla meua, no parlos de vóldre matát, perque si lo has perdut, matánte tamé lo pedríes al atre món perque aniríes al infern, aon estic segura de que la seua alma no ha anat perque bo ha segut. Mol milló sirá que te consolos y pensos en ajudá en orassións o en atres bones obres a la seua alma, per si per algún pecat cometut té nessessidat de aixó. Sepultál es mol fássil, an este jardí mateix, dingú u sabrá may perque dingú sap que ell haigue vingut aquí, y si no u vols aixina, traémlo fora del jardí y dixémlo, demá pel matí lo trobarán y portánlo a casa seua sirá enterrat per los seus paréns.
    La jove, encara que estiguere plena de amargura y plorare continuamén, escoltáe sin embargo los consells de la nodrissa, y no están de acuerdo en la primera part, va contestá a la segona, dién: - No vullgue Déu que un jove tan bo y tan volgut per mí y home meu patixgue lo sé enterrat com un gos o dixat an terra al carré. Ha ressibit les meues llágrimes y, tal com puga, ressibirá les dels seus paréns, y ya me ve al ánimo lo que ham de fé. Y rápidamen la va enviá a per una pessa de seda que teníe a la seua arca, y portada aquella y extenénla an terra, damún van ficá lo cos de Gabriotto, y ficánli lo cap a un cuixí y tancánli en moltes llágrimes los ulls y la boca, y fén una guirnalda de roses y escampán los pétalos de les roses que habíen agarrat juns, li va di a la nodrissa:
    - De aquí a la porta de casa seua ña poc camí, y per naixó tú y yo, aixina com lo ham arreglat, lo portarém dabán de casa seua. No tardará mol en fés de día y lo arreplegarán, y encara que per als seus no sigue aixó cap consol, per a mí, ya que als meus brassos
    s´ha mort, sirá un descans.
    Y dit aixó, va torná a inclinás sobre ell y en abundantíssimes llágrimes lo va está plorán, pero mol requerida per la criada, perque veníe l´alba, se va ficá dreta, se va traure del dit
    l´anell en lo que se habíe casat en Gabriotto, lay va ficá al seu dit, dién entre plos:
    - Volgut siñó meu, si la teua alma veu les meues llágrimes y algún coneiximén o sentimén después de la seua partida quede als cossos, ressibix benignamen lo radé don de esta a qui vivín vas vóldre tan. Y dit aixó, desmayada, va caure damún de ell, y después de un tems se va reviscolá y se va ficá de peu, y en la criada van agarrá la tela aon estabe lo cos, y en ell van eixí del jardí cap a casa de ell.
    Y anán aixina, va passá per casualidat los guardies del podestá, que anaben an aquella hora an algún assunto, les van topetá y les van arrestá. Andreuola, volén antes morí que viure, reconeguts los guardes de la señoría, francamen los va di:
    - Sé quí sou y que vóldre fugí de res me valdríe; estic disposada a aná en vatros dabán la señoría, y contá lo que ha passat; pero que ningú se atrevixque a tocám, si tos fach cas, ni a robá res de lo que porte este cos si no vol que yo lo acusa.
    Per lo que, sense que ningú la tocare, en lo cos de Gabriotto sen van aná tots cap al palau. Avisat lo podestá, se va eixecá, y fénla víndre a la alcoba, se va fé informá de lo que habíe passat, y habén fet mirá per algúns meches si en veneno o de un atra manera habíe sigut assessinat lo bon home, tots van afirmá que no, sino que li habíe petat lo cor y se habíe aufegat. Y ell, sentit aixó y que aquella en poca cosa ere culpable, se les va ingeniá en pareixe que li donabe lo que no podíe véndreli, y va di que si ella fée la seua voluntat, la liberaríe. Pero no servínli les paraules, va volé contra tota conveniénsia fé aná la forsa; pero Andreuola, ensesa pel desdén y traén forses de aon no les teníe, se va deféndre com un home, rechassánlo en injurioses y altives paraules. Pero arribat lo día cla y sénli contades estes coses a micer Negre, mortalmen dolgut sen va aná en mols dels seus amics al palau y allí, informat de tot per lo podestá, va demaná que li tornaren a la seua filla. Lo podestá se va acusá de habéla volgut forsá, antes de sé acusat per nella, va alabá a la jove y la seua constánsia. Veénla de tanta firmesa, li va di a son pare que si an ell li pareixíe be, y an ella, pesse habé tingut un home de baixa condissió, de bon grado la pendríe com a dona. Aixina com ells dos parlaben, Andreuola se li va tirá als peus de son pare y li va di:
    - Pare meu, no crec que faigue falta que tos conta la história del meu atrevimén y de la meua desgrássia, que estic segura de que ya la hau sentit y la sabéu. Tos demano perdó per la meua falta, aixó es, de habé, sense vosté sabéu, pres per home al que mes me agradabe; y este perdó no tol demano per a que me sigue perdonada la vida sino per a morí com filla vostra y no com enemiga vostra.
    Micer Negre, que ya ere vellet y home bo y amorós per naturalesa, al sentí estes paraules va escomensá a plorá, y plorán va alsá a la seua filla tendramen, y li va di:
    - Filla meua, mol me haguere agradat que hagueres tingut tal home com segóns lo meu pareixe te conveníe; y si lo hagueres pres tal com a tú t´agradare tamé m´habíe de agradá; pero lo habéu amagat me fa dóldrem de la teua poca confiansa, y mes encara, veén que lo has perdut abáns de sábreu yo. Pero ya que aixina está fet, lo que per a contentát, vivín ell, hauría fet en gust, aixó es, honrál com a gendre se li fará ara que está mort.
    Y giránse cap als seus fills y als seus paréns los va maná que prepararen per a Gabriotto exequies grans y honorables. Mentrestán habíen acudit los pares y datres paréns del jove, que se habíen enterat de la mala notíssia, y casi tantes dones y tans homes com ñabíe a la siudat. Colocat al mich del pati lo cadáver sobre la tela y en totes les roses, allí va sé plorat per tots, y públicamen per casi totes les dones de la siudat y per mols homes, y no com un plebeyo sino com un siñó tret de la plassa pública a muscles de los mes nobles siudadáns, en grandíssim honor va sé portat a la sepultura. Y al cap de uns díes, insistín lo podestá en lo que habíe demanat, preguntánlay micer Negre a la seua filla, ésta res de aixó va vóldre sentí, pero volén donáli una satisfacsió a son pare, a un monasteri mol famós per la seua santidat, ella y la nodrissa monges se van fé, y van viure allí honradamen durán mol tems.

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